Los resultados de las elecciones seccionales del pasado 5 de febrero dejan un nuevo mapa político donde la Revolución Ciudadana (RC) aparece como uno de los grandes ganadores. Como es natural con cualquier actor político, los resultados favorables son utilizados para posicionar una narrativa. En este caso, la de una abrumadora victoria de la RC, y la idea de un inevitable regreso de este movimiento político a la presidencia en 2025.

Sería ingenuo desconocer el mérito de las numerosas victorias electorales de la Revolución Ciudadana este año, pero sería igual de ingenuo aceptar la narrativa sin mirar críticamente los números. 

¿Se puede asumir que los resultados del correísmo en las elecciones seccionales son la antesala de un triunfo asegurado en 2025? La respuesta es no necesariamente.

Pongamos parámetros.

Si decimos que la Revolución Ciudadana volvió con fuerza y tuvo una victoria aplastante, la primera pregunta analítica es, ¿con respecto a qué? ¿Con respecto a 2019 cuando el correísmo participó como Fuerza Compromiso Social? ¿Con respecto a las elecciones presidenciales de 2021 donde Andrés Arauz participó como candidato de UNES? ¿Con respecto a otras elecciones anteriores donde el clima de opinión pública era más favorable al correísmo? 

La respuesta no es obvia.

Como hemos analizado en otras ocasiones, el apoyo electoral mayoritario del correísmo se ha ido concentrando en los últimos años en las provincias de Guayas, Manabí y Los Ríos —en la Costa—, y Azuay, en la Sierra. Pichincha es un caso aparte que también abordaremos en este artículo. 

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Para medir el apoyo electoral de la RC en la actualidad, hay que tomar el pulso de estos bastiones y, al mismo tiempo, tomar en cuenta factores que van desde el contexto hasta la calidad de los candidatos.

Más allá de la narrativa de la aplastante victoria, ¿cuál fue el desempeño electoral de la RC en 2023?

Lo analizamos por provincias.

Guayas

Hasta estas elecciones, la joya de la corona para el Partido Social Cristiano (PSC) había sido la alcaldía de Guayaquil y la prefectura del Guayas. Desde las elecciones del 5 de febrero de 2023, la narrativa de la Revolución Ciudadana ha sido que fueron capaces de arrebatar al socialcristianismo el municipio de Guayaquil con el triunfo de Aquiles Álvarez, y la prefectura de la provincia con Marcela Aguiñaga. Dos victorias muy sobresalientes.

El problema con esto es que, en efecto, no son dos victorias.

El triunfo de Aquiles Álvarez fue totalmente inesperado. Como hemos dicho en una entrega anterior, dada la ventaja estructural del PSC en el puerto principal, el triunfo del candidato de la RC es desconcertante. La victoria se produce por un quiebre muy dramático en la tendencia de votación de varias parroquias, las deficiencias de Cynthia Viteri como candidata, y por lo extremadamente digerible que resulta Álvarez para un elector de inclinación socialcristiana en Guayaquil.

Pero el caso es que Aquiles ganó y eso fue una proeza. 

¿Podemos decir lo mismo de Marcela Aguiñaga? Los datos sugieren que no.

 Marcela Aguiñaga se convirtió en la prefecta de Guayas, literalmente, gracias a la votación de Guayaquil. Sin Guayaquil en el mapa, Aguiñaga la habría tenido muy difícil: en el resto de la provincia superó a la candidata del PSC, Susana González, con una diferencia de menos de 8 mil votos. 

¡Eso es prácticamente nada! 

Guayas es una provincia que tiene 2.7 millones de votantes (o 1 millón sin contar Guayaquil).

Es más, en Guayaquil, Marcela Aguiñaga obtuvo casi 60 mil votos menos que Álvarez. Es decir, hubo casi 60 mil electores que eligieron a Aquiles Álvarez para la alcaldía, pero escogieron una opción diferente para la prefectura, en una ciudad donde el socialcristianismo ha recibido más del 50% de apoyo electoral en las últimas dos décadas. 

Insisto, Aquiles Álvarez, dirigente deportivo y abiertamente amigable con los dirigentes del PSC, muy al contrario de las figuras sobresalientes del correísmo que guardan posturas más confrontativas, fue un candidato extremadamente atractivo para el electorado socialcristiano de Guayaquil. Marcela Aguiñaga fue una beneficiaria de eso. 

Que quede claro. Mi argumento es que la candidata a la prefectura sí tuvo un mejor performance que su antecesora hace cuatro años, Pierina Correa, hermana del expresidente, en su carrera a la prefectura. Nuevamente, los factores que contribuyen a esto son tanto el contexto de opinión pública más favorable a la RC en 2023, como la calidad de la candidata. 

Después de todo, antes de su carrera por la prefectura, Marcela Aguiñaga había tenido visibilidad como Ministra del Ambiente y como asambleísta en más de una ocasión. La mayor carta de presentación de Pierina Correa era ser hermana del expresidente.

Votación por Fuerza Compromiso Social

Mi argumento es que, a pesar de esa mejora en la votación, sin el resultado de Guayaquil, Marcela Aguiñaga quizás no habría alcanzado la prefectura. No son dos conquistas independientes. Son las dos caras de la misma moneda o, si se quiere, la victoria de Aguiñaga es consecuencia de la victoria de Álvarez. 

Piénselo de otro modo. 

En las seccionales de 2019, el PSC ganó la alcaldía de Guayaquil con Cynthia Viteri y la prefectura del Guayas con Carlos Luis Morales. Quitando Guayaquil del mapa, Morales superó en el resto de la provincia a Poly Ugarte de CREO, el segundo lugar en la carrera por la prefectura, con una abrumadora diferencia: 320 mil contra 115 mil votos. Casi el triple. 

Pierina Correa quedó tercera y recibió 102 mil votos en el resto de la provincia (o 340 mil, incluyendo Guayaquil). Específicamente en Guayaquil, Morales venció al segundo lugar, Pierina Correa, con 620 mil vs 240 mil votos. Mucho más del doble.

Por lo tanto, es correcto decir que en 2019, el PSC ganó la prefectura de Guayas, tanto en la votación que recibió en Guayaquil, así como en la votación que recibió en el resto de la provincia

La diferencia en ambos casos fue abrumadora.

 No se puede decir lo mismo de la victoria de Marcela Aguiñaga. Aguiñaga ganó en Guayaquil con amplia diferencia, pero prácticamente empató con Susana González del PSC en el resto de la provincia. Sin la votación de Guayaquil, Aguiñaga la habría tenido mucho más difícil. Su votación está anclada a la votación de Álvarez.

Fuera de Guayaquil hay escasa evidencia de grandes retrocesos del Partido Social Cristiano en Guayas. 

Si bien el PSC perdió la prefectura, difícilmente se puede afirmar que esto se debe a un menor apoyo electoral generalizado. El nivel de apoyo es bastante similar al de las elecciones seccionales anteriores y, nuevamente, la RC gana y el PSC pierde la prefectura gracias a la inusual votación de la RC en Guayaquil.

votación por PSC en 2019 vs. 2023

En resumen, ¿son los resultados de Guayas evidencia de un abrumador ascenso de la Revolución Ciudadana en esa provincia? Los datos sugieren que no.

La RC y el PSC prácticamente mantienen el mismo apoyo electoral que en elecciones anteriores en toda la provincia. Y la RC vence al PSC en Guayaquil por primera vez en unas seccionales. Dicho eso, históricamente el electorado guayaquileño ha votado por el PSC para la alcaldía y favorecido al correísmo en las elecciones presidenciales.

Que la alcaldía de Guayaquil cambie de manos este año es una gran sorpresa, pero no es necesariamente evidencia de un apoyo electoral para el correísmo superior al observado en años anteriores.  

Manabí y Los Ríos

En las provincias de Manabí y Los Ríos podemos comparar a los mismos candidatos correístas compitiendo en las seccionales de 2019 y 2023. En Manabí, Leonardo Orlando fue reelecto prefecto en 2023 después de haber ganado la prefectura en 2019. En Los Ríos, Humberto Alvarado fue candidato a la prefectura en 2019 y en 2023, y en ambas ocasiones perdió contra Jonny Terán del PSC.

En las dos provincias se observa un incremento relativo en el apoyo electoral a los candidatos del correísmo. Sin embargo, el incremento no es necesariamente importante en el caso de Manabí, aunque quizás sí en Los Ríos.

En 2023, en casi todos los cantones de Manabí Leonardo Orlando recibió mayor votación que en 2019, año en el que fue electo prefecto por primera vez. 

Para hablar de los incrementos más sustanciales, en Manta obtuvo 41 mil votos en 2019 y casi 64 mil en 2023, en un cantón de 180 mil electores, el octavo más grande a nivel nacional. En El Carmen aumentó de 8 mil a 21 mil votos entre 2019 y 2023. En Chone aumentó de 12 mil a 22 mil.

En prácticamente todos los cantones de la provincia hubo un incremento de votos generalizado. La excepción es Portoviejo, el cantón más grande, donde el incremento fue de menos de 10 mil votos, pero donde el número de electores aumentó en alrededor de 7 mil votantes entre 2019 y 2023. 

Dicho lo anterior, ¿los resultados de 2023 son evidencia de un ascenso del apoyo electoral del correísmo en la provincia?

Lo cierto es que Manabí constituye la provincia donde el correísmo ya tiene su apoyo más alto de todo el país. Una posibilidad es que el mejor desempeño de Leonardo Orlando este año es testimonio de su calidad como candidato y probablemente de su ventaja como incumbent la ventaja de partida que tienen los candidatos que buscan la reelección porque ya son conocidos, cuentan con la inercia de su gestión y su gestión misma funciona como campaña.

Además, este año hubo 10 candidatos compitiendo por la prefectura; en 2019 hubo 15. Por tanto, los candidatos de mejor desempeño recibieron mayor votación por simple consecuencia matemática. Orlando recibió 130 mil votos más que en 2019 y, por cierto, el número de electores aumentó en casi 60 mil votantes. Estos números simplemente reconfirman que Manabí es el bastión más fuerte de la RC. 

Los datos sugieren que la RC mantiene su gran fortaleza en la provincia, pero ésta ya es bastante alta y no necesariamente ha aumentado si tomamos en cuenta cuánto ha crecido el padrón electoral, la ventaja del candidato que buscaba la reelección, y el número de candidatos en la contienda de este año. 

De cara a unas elecciones presidenciales, el correísmo está en una extremadamente buena posición en Manabí, pero no necesariamente mejor que en años anteriores. 

Votos a Leonardo Orlando.

Si en algún lugar vemos un incremento notable del apoyo electoral de la RC es en Los Ríos. En esa provincia, el candidato por el correísmo Humberto Alvarado compitió por la prefectura en las últimas dos elecciones seccionales y perdió contra el candidato del PSC, Jonny Terán, en ambas ocasiones.

Mirando con cuidado, a pesar de que perdió, el incremento en el apoyo electoral de Alvarado en términos relativos es mayor que el de Orlando en Manabí: de 50 mil votos obtenidos en toda la provincia en 2019 a 115 mil en 2023, en una provincia que aumentó el padrón en 25 mil votantes. En 2019 hubo siete candidatos compitiendo por la prefectura de Los Ríos y en 2023 hubo cinco, un número parecido.

La pregunta que queda abierta y es difícil de responder es cuánto de ese apoyo electoral es el simple arrastre del candidato Alvarado como individuo, y cuánto es el peso de la marca RC. Después de todo, en 2019 Humberto Alvarado quedó en quinto lugar entre siete, y en 2023 en tercer lugar entre cinco —13 puntos por debajo del ganador. 

Es decir, en ninguna de las dos elecciones tuvo un desempeño sobresaliente, pero hay que reconocer que hubo un incremento entre ambas. A falta de mejores elementos, podemos quizás aceptar un relativo ascenso en el apoyo electoral de la RC en Los Ríos.

Azuay y Pichincha

La victoria de Juan Cristóbal Lloret en Azuay es difícilmente abrumadora. Venció a Marcelo Cabrera por apenas 3 mil votos, en una provincia de casi medio millón de electores, y se coronó prefecto con el 20% de los votos válidos.

Lloret es un candidato de gran calidad individual y de inmensa exposición pública, incluso a nivel nacional por su desempeño como asambleísta. Y a pesar de eso consiguió amasar apenas 27 mil votos más que su antecesor, el candidato por Fuerza Compromiso Social (luego RC) para la prefectura del Azuay en 2019, Manuel Alvarado. ¿Recuerda usted a Manuel Alvarado? ¿No? Exactamente.

Pero lo más decidor del Azuay es el contexto. De ser un bastión fuerte del correísmo durante la década de los 2010, pasó a ser un territorio donde Yaku Pérez, entonces representante de Pachakutik, se coronó prefecto en 2019 con 29%. Pérez luego tuvo un gran desempeño en las elecciones presidenciales de 2021, obteniendo más del 40% de los votos de la provincia.

Azuay es, literalmente, la provincia donde el correísmo sufrió su mayor y más significativo retroceso entre 2017 y 2021. Los votos que no fueron a Arauz en 2021 fueron los que se dirigieron a Yaku Pérez y, en menor medida, a Xavier Hervas. A pesar de la victoria de Lloret en 2023, las elecciones seccionales de febrero de 2023 no reflejan, para nada, una recuperación de la fuerza que alguna vez tuvo el correísmo en esa provincia.

Votación por Andrés Arauz vs. votación por Lenín Moreno

Finalmente, Pichincha es un caso análogo al de Manabí. Paola Pabón es reelecta obteniendo 105 mil votos más que en 2019, en una provincia de 1.9 millones de electores. El incremento no es significativo. Los factores que influyen para que se produzca son: el crecimiento de la población electoral de la provincia, el menor número de candidatos en 2023 —12 en comparación con 18 en 2019—, y la calidad de Pabón como candidata y su ventaja como incumbent.

En resumen, los números detrás de las victorias no dan cuenta necesariamente de un incremento en el apoyo electoral del correísmo en Azuay ni Pichincha.

Referéndum

Finalmente, habría que considerar brevemente los resultados del referéndum porque el correísmo era quien encarnaba la campaña por el No. 

Lo que apuntamos antes de las elecciones era que el álgebra simple de las expectativas con respecto al referéndum permitía proyectar una apretada victoria. En un lado estaba la campaña por el rechazo encarnada en el correísmo —alrededor del 20-30% a nivel nacional. En el otro lado estaba la base electoral que expresó su apoyo por Lasso en la primera vuelta de 2021, más un electorado blando que asume que debe otorgar validación sin condiciones al gobierno dado que, en sus ojos, Lasso no es perfecto pero la alternativa es peor —ellos suman otro 20-30% a nivel nacional.

Es decir, el referéndum se definía por aquel 40-60% en el medio del electorado. Dada la campaña de comunicación del gobierno y, sobre todo, la naturaleza de las preguntas, yo esperaba que en el referéndum gane el Sí. No holgadamente, pero esperaba que gane. 

Y ganó el No.

Resultados consulta 2023

Pero la victoria del No está en el orden del 51-58%, dependiendo de la pregunta. Eso no es, subrayo, una expresión de un rechazo abrumador. Dadas mis expectativas antes de las elecciones, las mismas intuiciones aplican: el electorado del medio definió el resultado, la campaña por el No fue más efectiva de lo que yo anticipaba, el voto nulo y blanco fue muy numeroso en varias provincias, y una victoria del No con el 55% en promedio es una victoria efectivamente, pero difícilmente es una goleada.

Mirando de cerca los bastiones a los que tomamos el pulso en este artículo, vemos interesantemente que el voto por el No tuvo un desempeño en Manabí por encima del promedio nacional, reconfirmando que Manabí es el territorio más fuerte de la RC. 

Sin embargo, el desempeño del No en Guayas y Pichincha estuvo por debajo —no por encima— del promedio nacional, a pesar de que ambas provincias son territorios de apoyo electoral mayoritario de la RC. En Azuay y Los Ríos, en cambio, el No en el referéndum tuvo un apoyo similar al de nivel nacional. 

Comparación de la votación por el no en Manabí

comparación votación por el no

En resumen, haciendo un inventario de los resultados de los candidatos de la RC en los bastiones más importantes del correísmo, los datos muestran que detrás de las ciertamente importantes victorias no hay necesariamente evidencia de un incremento importante de su apoyo electoral, quizás con la excepción de Los Ríos.

Como hemos apuntado, el clima de opinión pública es ciertamente más favorable a la Revolución Ciudadana en 2023 que hace dos años. Pero en términos de apoyo electoral, estrictamente hablando, de cara a unas próximas elecciones presidenciales, el correísmo está en igual de buenas condiciones que estaba en 2021 —no necesariamente mejor. 

En 2021, todo apuntaba a que Andrés Arauz ganaría la presidencia. Y sin embargo, en segunda vuelta perdió.

Javier Rodriguez Sandoval 100x100
Javier Rodríguez Sandoval
PhD en Sociología por la Universidad de Wisconsin-Madison. Analista de opinión pública y comportamiento electoral.
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