Aquiles Álvarez, candidato de la Revolución Ciudadana, fue electo alcalde de Guayaquil, venciendo a Cynthia Viteri, candidata del Partido Social Cristiano (PSC), y a Jimmy Jairala, ex prefecto del Guayas y candidato por Centro Democrático. Álvarez rompe así un reinado de más de 30 años en el que el PSC ha estado al frente de la alcaldía del puerto principal. 

Y eso es, literalmente, desconcertante.

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Examinemos los obstáculos que Álvarez tenía que vencer para coronarse como alcalde, las inmensas ventajas de partida que tenía Cynthia Viteri en su apuesta por la reelección, y los resultados más extraños —y más difíciles de explicar— de las elecciones seccionales en Guayaquil. 

Cynthia Viteri empezaba con la ventaja que otorgan 30 años de socialcristianismo en la alcaldía de Guayaquil. Eso significa tres décadas de haber consolidado un control del territorio a través de líderes barriales y operadores que distribuían incentivos, movilizaban a los votantes y hacían control electoral. Ese control se traducía, hasta estas elecciones, en un rendimiento electoral sobresaliente.

El socialcristianismo en Guayaquil siempre ha ganado con alto porcentaje, y siempre con gran diferencia con respecto al segundo lugar. Jaime Nebot ganó en 2004 con 57% compitiendo entre 8 candidatos, en 2009 ganó con 68% compitiendo entre 5, en 2014 con 59% compitiendo entre 4, y Cynthia Viteri ganó la alcaldía en 2019 con 53% compitiendo entre 17 candidatos.

¿Recuerda cuando Jorge Yunda ganó en Quito en 2019 con 21% compitiendo entre 18 candidatos y la reacción fue decir que su baja votación era producto de la dispersión por el número de candidatos? En Guayaquil no pasa eso. En Guayaquil más de la mitad de los electores siempre habían votado por el PSC. 

Si bien había dudas con respecto al desempeño electoral de Cynthia Viteri en su apuesta por la reelección, yo no me esperaba este resultado. Es decir, si bien Cynthia Viteri no es Jaime Nebot y por lo tanto se podía decir que era una candidata más deficiente, y si bien tuvo grandes falencias en su gestión, sumadas al haber sido la alcaldesa que debió enfrentar la pandemia y ahora debe cargar con 15 mil muertes en exceso solo en 2020. El resultado me sigue sorprendiendo.

En 2019, Viteri venció a Jairala con una amplísima diferencia, tal como es la tendencia histórica del PSC en Guayaquil. Viteri sacó 53 por cierto, Jairala apenas 32.

 En 2023, la expectativa se había generado por la irrupción en escena de Aquiles Álvarez, candidato de la Revolución Ciudadana, quien se presentaba como una tercera opción además Viteri y Jairala que volvían a la disputa.

Aquí viene lo que me desconcierta.

 En el análisis, Jairala tiene un mejor desempeño en las parroquias donde el apoyo electoral al correísmo es mayoritario. Tomando como indicador la votación de Andrés Arauz en las elecciones presidenciales de 2021, vemos que Jairala rinde mejor en las parroquias donde el apoyo al correísmo es superior.

triunfo de Aquiles Álvarez

Porcentaje de votación Viteri y Jairala en 2019.

El caso de Viteri era exactamente lo opuesto. Su apoyo relativamente más fuerte estaba en parroquias de menor inclinación correísta, y viceversa. Además, punto importante, Viteri tenía apoyos mayoritarios en las parroquias más grandes, de donde salen más votos. En las tres más grandes de Guayaquil, en 2019 alcanzó 57% en Tarqui, 50% en Febres Cordero y 49% en Ximena.  

Si en 2023 la RC ponía candidato, la expectativa razonable era que al candidato le iba a ir mejor en donde el apoyo correísta es mayoritario. Es decir, Aquiles Álvarez competía marginalmente más con Jairala que con Cynthia. Y a Cynthia, por cierto, le quitaba más votos en las parroquias más pequeñas.

¿Qué fue lo que ocurrió?

Aquiles Álvarez ganó la alcaldía de Guayaquil con 40%, superando por 10 puntos a Cynthia Viteri. Estas son las cosas que más me desconciertan de esa victoria. 

Aquiles Álvarez tiene un mejor desempeño donde el apoyo correísta es mayor, lo cual se esperaba, ¡pero además supera a Cynthia Viteri en parroquias donde el PSC había alcanzado más del 50% en las elecciones anteriores!

triunfo de Aquiles Álvarez

Votación de Álvarez-Viteri en 2023.

En Tarqui, la parroquia más grande de Guayaquil, Cynthia sacó 57% en las elecciones de 2019. Este año sacó 31% —una caída de más de 25 puntos—. Eso no es común. Una diferencia de 25 puntos al cabo de 4 años es extraordinaria. En Febres Cordero y Ximena obtiene 30% y 29%, después de haber alcanzado 50% y 49% en 2019, respectivamente. Caídas de 20 puntos entre dos elecciones seccionales son cosas que no se ven todos los días.

Aquiles Álvarez obtuvo alrededor del 40% en Tarqui, Febres Cordero y Ximena, las tres parroquias más grandes del puerto principal en número de votantes —venció en todas a Viteri—. Desafortunadamente las parroquias en Guayaquil son grandes en términos de electores, y no permiten ver más minuciosamente cómo y dónde se movieron las cosas más detalladamente. 

Las parroquias grandes, por ejemplo, se componen de muchos barrios, y es necesario hacer un análisis más granular a nivel de juntas para entender mejor las cosas. 

Lo que queda es especular y establecer hipótesis sobre este resultado, subrayando una vez más que como resultado electoral es desconcertante.

Una posibilidad es que las falencias individuales de Cynthia Viteri como candidata le pesaron en esta contienda, pero de todos modos, las virtudes o defectos de un candidato no pueden explicar un drop de 20 puntos. 

En otra entrega planteábamos que en estas elecciones de manera general íbamos a ver un retroceso del PSC como fuerza nacional y eso fue efectivamente lo que ocurrió, pero una derrota en el bastión principal, Guayaquil, nos hace preguntarnos inevitablemente por la calidad del PSC como marca en la política del Ecuador.

Otra posibilidad es que los electores penalizaron a Viteri por su gestión, específicamente por la gestión de la pandemia. Esto es quizás parte de una tendencia más general en donde los candidatos del PSC fueron penalizados localmente por los errores en el manejo de la crisis sanitaria del covid. 

Después de todo, varios de los primeros cantones en pasar al semáforo amarillo, una vez que el gobierno de Lenin Moreno devolvió la responsabilidad sobre la pandemia a los gobiernos locales, fueron cantones de alcaldes socialcristianos. Ese paso —apresurado— al semáforo amarillo resultó en elevados números de contagios y muertes por covid, tal como analizábamos en su momento.

Una tercera posibilidad, aunque esta conversación no se agota aquí, es que el candidato de la RC fue percibido favorablemente por el electorado socialcristiano por su retórica, sus antecedentes como dirigente deportivo, su imagen de empresario dueño de gasolineras, y especialmente su declarada y explícita cercanía a los dirigentes del PSC.

Pensándolo bien. Quizás había señales y síntomas que no advertimos. Durante la campaña, momento donde normalmente uno hace espíritu de cuerpo para enfrentar al rival, a Aquiles no se le ocurrió mejor idea que atacar a Andrés Arauz, candidato presidencial del correísmo en 2021, y hacer alarde de los errores de éste en la segunda vuelta electoral. 

Detalles así escapan al alcance de este análisis, pero deben ser materia de un análisis más profundo. ¿Hay ahí síntomas de diferenciación interna de la RC como organización política, y lo que vemos como una inusual victoria en Guayaquil es en realidad la victoria de una facción particular dentro del correísmo? Es difícil saber. Pero a mí por lo menos, no me cuesta imaginarme a Aquiles como candidato socialcristiano. 

 

Javier Rodriguez Sandoval 100x100
Javier Rodríguez Sandoval
PhD en Sociología por la Universidad de Wisconsin-Madison. Analista de opinión pública y comportamiento electoral.
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