Al haber alcanzado el 33% de la votación en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, Andrés Arauz, candidato de la Unión por la Esperanza, está en una clara ventaja con respecto a su contrincante rumbo a la segunda vuelta, Guillermo Lasso, candidato de CREO. Lasso alcanzó el 19,7% de los votos válidos el pasado 7 de febrero.

La pregunta clave es si esos 13 puntos de diferencia se pueden remontar, o si, al contrario, lo que se puede esperar es una victoria del candidato del correísmo.

Cierta parte del comentario político de las últimas semanas sostiene que la ventaja es reversible porque, después de todo, “si bien el correísmo alcanzó el 33% en las urnas, el otro 67% de ecuatorianos votaron en contra de aquella alternativa”. Evidentemente las elecciones no funcionan así: nada indica que los votos que fueron a otros candidatos en la primera vuelta son necesariamente votos anticorreístas. Al contrario, parte de ellos irán a Arauz, otra parte irá a Lasso, y cierta parte se convertirán en votos nulos. La pregunta entonces es sobre las proporciones de esta repartición.

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Los comentarios más orientadores son los que usan la evidencia histórica o alguna intuición bien informada para especular a dónde irán los votos y aventurar algún pronóstico. Considero, sin embargo, que la respuesta debe ser “territorial”: las afirmaciones del tipo “los votos de Yaku Pérez o Xavier Hervas irán a tal o cual candidato” son demasiado generales porque es indispensable considerar dónde están los votos de los que estamos hablando. Los votos no están distribuidos equitativamente en el territorio nacional y hay objetivamente ciertos territorios que son más determinantes que otros —apenas siete provincias concentran más del 70% de los votos. Hay que prestar más atención a las tendencias de esas siete provincias.

Además, las razones que llevan a un elector en un determinado cantón o provincia a favorecer a un candidato son generalmente distintas a las razones que tienen electores de otros cantones o provincias a favorecer a los mismos candidatos. Por ejemplo, un elector urbano de Quito que tiene la mayor parte de sus necesidades materiales satisfechas y que dio su voto a Yaku Pérez, difícilmente es comparable a un elector rural de Chimborazo, que no tiene algunas de sus necesidades materiales garantizadas, y que también dio su voto al mismo candidato.

En plena campaña para la segunda vuelta, después del debate presidencial y después de varias declaraciones públicas con respecto a su postura frente al ambiente, a la educación, a los derechos sexuales y reproductivos, etc., ¿a quién le habla Andrés Arauz?

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Las recientes tácticas de la campaña de Andrés Arauz se deben interpretar en función de los votos que tiene en disputa: desde las declaraciones públicas sobre el medioambiente o el aborto, hasta el nuevo video donde el expresidente Rafael Correa simbólicamente deja una oficina en la que queda a cargo Andrés Arauz, diciendo “Andrés es”. Es decir, lo que ahora hace la campaña va dirigido a electores específicos, y es necesario entender en dónde están esos electores que Andrés Arauz debe convencer para resultar electo presidente el próximo 11 de abril. 

A través de los años, el correísmo ha empezado a depender del apoyo mayoritario en varios cantones de Guayas, Manabí, Los Ríos y Azuay. 

En la primera vuelta de 2021, Arauz perdió gran parte de ese apoyo en Azuay, precisamente donde Yaku Pérez alcanzó el 42% y donde Xavier Hervas alcanzó un respetable 15%. Arauz sostuvo el voto correísta tradicional en Guayas, Los Ríos y Manabí —de hecho creció poco en las dos primeras, y retrocedió muy poco en Manabí—; y no logró captar el voto mayoritario de Pichincha y Tungurahua, la segunda y la séptima provincias más importantes en números de votos, respectivamente.

votación de Andrés Arauz y de Rafael Correa.

Ilustración de Gabriela Valarezo para GK.

Rumbo a la segunda vuelta, los esfuerzos de Arauz se dirigen precisamente a captar los votos que fueron a Pérez y Hervas en Quito y todo Azuay, pero particularmente en Cuenca. Revisemos cada caso.

Resultados en la votación de las elecciones de la primera vuelta de 2021

Ilustración de Gabriela Valarezo para GK.

Los electores de Yaku Pérez en Quito y Cuenca son similares: electores urbanos con buena parte de sus necesidades materiales satisfechas, de inclinación progresista en temas de género y ambiente, y favorables a la inversión en política social. Por contraste, son diferentes a los electores rurales de la Sierra centro, por ejemplo, cuyas necesidades materiales son distintas (riego, tierra, crédito agrícola, salud, educación) y no están, necesariamente, satisfechas. 

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Dentro de la misma provincia de Azuay, por ejemplo, y dentro del arrasador 42% de Yaku Pérez, su menor desempeño es en Cuenca (39%), mientras que en el resto de cantones, muchos de ellos más rurales, sus porcentajes están por encima del 50-60% (la excepción es Camilo Ponce, cantón pequeño, decididamente correísta, donde sacó apenas 13,5%. Ver aquí detalles al respecto). Por simple peso numérico, Arauz tiene la prioridad de convencer a los votantes de Yaku Pérez en Quito (222 mil votos) y Cuenca (121 mil votos). Les habla a ellos: trata de conectar con sus inclinaciones en temas ambientales, de género y de política social.

El “clivaje” más importante para estos electores es derecha vs. izquierda. Es decir, la división social más importante y que orienta el voto de estos votantes, se establece en ese eje (yo normalmente me he sumado en decir que las categorías “derecha” o “izquierda” son muy generales y poco útiles; pero en algunos casos son abreviaciones útiles para la diferenciación. Este es uno de esos casos).

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Como consecuencia, confrontados con la elección entre el correísmo y un banquero conservador de derecha, lo más probable es que la mayoría de los electores que antes dieron su voto a Yaku Pérez, ahora hagan de tripas corazón y den su voto a Andrés Arauz. En menor medida algunos de ellos opten por votar nulo. 

La expectativa del voto nulo masivo aparece de tiempo en tiempo y yo antes he expresado mi escepticismo al respecto. Lo que se debe señalar esta vez, muy al contrario de la intuición equivocada de que “el voto nulo favorece al candidato que va primero”, es que si estos votos de Yaku Pérez, que razonablemente se esperaría que vayan a Andrés Arauz, se convierten en votos nulos, esa conversión le favorece a Guillermo Lasso, simplemente porque le acerca a Arauz en el número de votos válidos.

Con respecto a los votos que fueron a Xavier Hervas, la intuición es distinta. Casi la cuarta parte de los votos de Hervas salió de Quito (342 mil votos), y la tercera parte de sus votos salió de Quito y Guayaquil (combinados, algo menos de medio millón de votos). Evidentemente Arauz también debe hablar a esos electores, pero el clivaje que orienta su elección es distinto.

Votación para Xavier Hervas en 2021

Ilustración de María José Ramos para GK.

Generalizando, el apoyo mayoritario de Hervas surgió de territorios donde el correísmo ha venido retrocediendo (Quito, Ambato, Cuenca, Loja, todo Carchi), y mi sospecha al respecto es que el clivaje más importante para los electores de Hervas, aquel que organiza y simplifica la cuestión y ayuda a orientar su voto en segunda vuelta, es el correísmo vs. anticorreísmo. Los electores de Hervas prefirieron una tercera opción en primera vuelta, pero al estar confrontados a dos alternativas, se inclinarán mayoritariamente por Guillermo Lasso, es decir, por el anticorreísmo (Hervas, por cierto, declaró que apoyará a Lasso en la segunda vuelta). Es difícil estimar cuántos de esos se irán con Arauz en abril, pero mi hipótesis es que serán la minoría debido a la tendencia de los territorios de donde vienen.

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Es sensato, entonces, pensar que los votos que fueron a terceros candidatos “regresen” al correísmo en Manabí, Los Ríos y muy probablemente Guayas. Es probable que los votos que fueron a Xavier Hervas vayan, en mayoría, a Lasso en Quito, Cuenca y en la Sierra centro. Y es probable que los votos que fueron a Yaku Pérez vayan a Arauz en la Sierra centro, y vayan, en mayoría, a Arauz en Quito y Cuenca. Los que no lo hagan se convertirán en nulos, favoreciendo así, subrayo, en este escenario específico, a Guillermo Lasso, simplemente porque le acercan a Arauz en el plano de los votos válidos.

Frente a la idea de que “en la segunda vuelta cualquier cosa es posible”, prefiero pensar que efectivamente cualquier cosa es posible, pero simplemente algunas cosas son más probables que otras. En este punto, una victoria de Andrés Arauz parece más probable, más aún si logra captar los votos clave en Quito y Cuenca. Para hacerlo, Arauz ha cambiado su tono y su mensaje, y hace esfuerzos por señalar los errores y excesos de los diez años de Revolución Ciudadana que serían enmendados en su gobierno. Si la intención allí es real, sincera y genuina, es una conversación distinta. Yo tengo mis dudas, y espero equivocarme.

*El autor agradece a los estudiantes de la Escuela de Periodismo de la Universidad San Francisco de Quito por su ayuda con la descarga de información de la página de consulta de resultados del Consejo Nacional Electoral.

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