La segunda vuelta en Ecuador será el 13 de abril de 2025. Daniel Noboa y Luisa González volverán a disputarse la presidencia de Ecuador, pero esta vez en medio de una profunda división política, acusaciones y obstáculos que han desgastado su campaña.
En la primera vuelta, Noboa, de Acción Democrática Nacional (ADN), obtuvo el 44,26% de los votos. González, de la Revolución Ciudadana (RC), consiguió el 43,98%. Apenas 16.700 votos de diferencia.
Estos resultados tan ajustados han acentuado la rivalidad de quienes persiguen el ideal de un “Nuevo Ecuador” —que es el discurso político de Daniel Noboa—, o el regreso del correísmo luego de ocho años —que ha repetido González.
Ambos ya se enfrentaron en las elecciones anticipadas de 2023, luego de que Guillermo Lasso decretara la muerte cruzada y disolviera la Asamblea Nacional. Poco antes de las votaciones, el candidato presidencial y opositor correísta Fernando Villavicencio fue asesinado. Esa vez, en la segunda vuelta, Noboa venció a González.
Dieciséis meses después, el Ecuador vuelve a las urnas, pero ahora en unas elecciones ordinarias —las últimas fueron en 2021, cuando Lasso le ganó al correísta Andrés Arauz.
Estas son las claves que tienes que saber para la segunda vuelta.
Daniel Noboa: un país en turbulencia política, económica y social
Hijo del empresario y político ecuatoriano Álvaro Noboa y la médica Anabella Azín, Daniel Noboa ha sido el presidente más joven en la historia del Ecuador.
Al poco tiempo de asumir el cargo, su gobierno debió enfrentar la peor crisis energética de los últimos 61 años, un aumento de la violencia y la falta de empleo. Estas son algunas circunstancias que han marcado el breve pero intenso período de Noboa en sus 16 meses de gobierno.
Los obstáculos que efrentó su gobierno
El 15 de abril de 2024 empezaron los apagones. La excusa que dio el gobierno fue la falta de mantenimiento eléctrico y la sequía, que obligaron a Noboa a declarar alerta hídrica, con cortes de luz de hasta 14 horas diarias.
La crisis energética fue uno de los factores que provocaron una recesión económica. El sector industrial perdió 4.000 millones de dólares, mientras que el sector comercial experimentó una disminución de 3.500 millones.
Las consecuencias no tardaron en recaer sobre los trabajadores.
Muchas empresas se vieron obligadas a despedir a sus empleados debido a la incapacidad de operar de manera continua. En 2024, la tasa de desempleo aumentó del 3,38% al 4,0%, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC).
Al tiempo, el gobierno de Noboa había empezado una guerra contra los grupos de delincuencia organizada tras la fuga de alias Fito, el máximo líder de Los Choneros —una de las bandas más violentas del país—, en enero de 2024.
Desde entonces decretó ocho estados de excepción, con militares en las calles y toques de queda en las provincias más peligrosas de la costa de Ecuador, como Guayas, Manabí y Esmeraldas. Pero esas acciones, que más bien parecían improvisadas, no se han reflejado en los índices de criminalidad.
El Ecuador se ha posicionado como el país más violento de América Latina, según un informe de Insight Crime. Enero de 2025 fue el mes más violento con 732 homicidios, si se compara con los últimos tres años, según la Policía.
El Plan Fénix, del que tanto habló Noboa en su campaña para frenar la criminalidad, ha sido cuestionado, así como sus ‘silencios’ en temas importantes.
Por ejemplo, han pasado casi cuatro meses desde que tres adolescentes y un niño de Las Malvinas, un populoso sector en una de las ciudades más peligrosas del país, Guayaquil, fueran asesinados tras ser subidos a la fuerza en una patrulla militar. En este tiempo Noboa no ha dicho nada sobre el caso.
Estos problemas han provocado el descalabro de la popularidad de Noboa: de 72 % cuando empezó su gestión a 45% a finales de 2024.
También influyó en su popularidad la invasión policial a la Embajada de México en Quito en abril de 2024 para detener al ex vicepresidente Jorge Glas, sentenciado por corrupción —que fraccionó las relaciones con México, y generó rechazo de países de todo el mundo. Uno de los impactos de esta decisión fue el fracaso de la Cumbre Iberoamericana a la que no asistió ningún presidente de la región.
La pelea con su ex esposa Gabriela Goldbaum, quien ha dicho que sufre violencia vicaria desde 2019 —cuando los hijos e hijas son “instrumentalizados” para maltratar y ocasionar un dolor extremo a sus madres mediante acciones legales. Según Goldbaum, Noboa no cumple con los acuerdos de visitas de su hija.
O la punga con su vicepresidenta, Verónica Abad, y los intentos por sacarla del cargo para evitar dejarle la Presidencia mientras él hacía campaña electoral en 2025. Al fin, Abad perdió sus derechos políticos con una sentencia del Tribunal Contencioso Electoral (TCE) por violencia política de género —denuncia de la canciller de Noboa, Gabriela Sommerfeld.
Sin embargo, aunque el presidente Noboa cuenta con una vía —cuestionablemente— abierta para hacer campaña, esto no ha impulsado su popularidad. Por el contrario, en ese tiempo han ocurrido tres hechos que la han debilitado aún más:
- Arrastra la fallida concesión de Sacha. Aunque finalmente no se concretó, hay quienes aún tienen la idea de que el Presidente pretendía entregar uno de los campos petroleros más productivos del país a un consorcio privado mientras los ecuatorianos estaban distraídos en Carnaval, en febrero de 2025.
- La peor masacre fuera de las cárceles desde 2023. 22 personas fueron asesinadas en Socio Vivienda, La Casuarina y la Entrada de la 8, tres barrios de Nueva Prosperina, uno de los sectores más peligrosos de la ciudad de Guayaquil. Esta matanza se dio entre dos facciones de Los Tiguerones, otro de los grupos delincuenciales que está en guerra con el Estado.
- En Esmeraldas se rompió una tubería de petróleo. El derrame ha contaminado ya cinco ríos y hay más de 500 mil afectados.
Sobre el derrame, el gobierno de Noboa ha intentado quitarse la culpa diciendo que fue sabotaje. Pero más que sabotaje parece una incapacidad más del Presidente de reconocer sus errores.
Luisa González con el peso de 10 años de un gobierno desgastado
Aunque Luisa González ha dicho que, de ganar las elecciones, será ella quien gobierne el país, persisten dudas sobre el rol que jugaría Rafael Correa, ex presidente de Ecuador durante una década, en la toma de decisiones.
Han pasado ocho años desde que el correísmo perdió el control absoluto del país tras la ruptura de Correa con el entonces presidente Lenín Moreno en 2017, a quien acusó de traición. Desde entonces, la Revolución Ciudadana ha intentado regresar al poder en varias ocasiones.
El primer intento fue en las elecciones de 2021, cuando Andrés Arauz fue el candidato, pero perdió en segunda vuelta frente a Guillermo Lasso. Luego, en 2023, González estuvo cerca de llegar a la Presidencia, pero fue derrotada por Daniel Noboa.
Ahora, en 2025, el correísmo buscará por tercera vez volver a Carondelet.
La corrupción en la Revolución Ciudadana
En estos ocho años, la figura de Rafael Correa ha estado marcada por la justicia. En 2020, fue sentenciado a ocho años de prisión por el caso Sobornos 2012-2016, una trama de corrupción que operó durante su gobierno y benefició a empresas nacionales e internacionales, entre ellas la brasileña Odebrecht.
Años antes, en 2017, Jorge Glas —quien fue vicepresidente de Correa y de Moreno— también había sido condenado por recibir sobornos de Odebrecht, un escándalo que sacudió a varios gobiernos en América Latina. Glas continúa en prisión.
Luisa González dijo, durante la primera vuelta para las elecciones de 2025, que le daría el salvoconducto a Glas, quien estuvo asilado en la Embajada de México en Quito hasta que el gobierno de Noboa la invadió y lo arrestó.
El presidente de México, Andrés López Obrador, tenía la intención de otorgarle un salvoconducto para que llegara a ese país, que ha recibido a correístas como a la ex presidenta de la Asamblea Nacional, Gabriela Rivadeneira, quien pidió asilo porque dijo que había sido “amenazada” en Ecuador.
Pero en el debate presidencial del 23 de marzo de 2025, González cambió su postura y dijo que ya no le daría un salvoconducto a Glas.
En el mismo debate, Noboa le recordó a González que entre las filas de la Revolución Ciudadana estuvo Ronny Aleaga, un prófugo de la justicia investigado desde 2024 en el caso Metástasis, el caso más grande que mostró los vínculos entre el narcotráfico y el sistema judicial y políticos.
Aleaga estaría refugiado en Venezuela, cuyo presidente es el dictador Nicolás Maduro, a quien González dijo que reconocería si llega a la Presidencia.
Aunque las candidata del correísmo ha intentado desmarcarse de los problemas que acarrea la Revolución Ciudadana, en lo que va de 2025 hubo tres cuestionamientos que han debilitado su campaña:
- Ha reaparecido un fantasma: la (des) dolarización o lo que los correístas llaman el ecuadólar —una moneda paralela al dólar que funcionaría en Ecuador. Es “la dolarización a la ecuatoriana”, dijeron dos asambleístas de la RC. Y la candidata presidencial les respondió: “creo que se enredaron en un tema que no dominan”, intentando esquivar las críticas.
- Los chats de Augusto Verduga, un fiel correísta destituido del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, revelan que el correísmo intentó tomarse instituciones públicas, que hubo pedido de favores y cargos. Incluso muestra que hubo encuentros, con un tinte de clandestinidad, para acordar la designación de autoridades. Luisa González aparece en esos chats con el seudónimo de ‘rana René’.
- Para recibir el respaldo de Pachakutik, que en las elecciones de primera vuelta quedó en tercer lugar, González firmó un acuerdo de 25 compromisos en salud, educación. Menos ingresos fiscales con mayor gasto público. Un desafío económico sin precedentes para el país, que en lugar de un acuerdo parece un cheque en blanco. Si no se cumple tendrán que pagarlo los ecuatorianos.
Estos son los temas clave que tendrá que enfrentar el próximo gobierno
Uno de los retos que debería suponer mayor atención para quien llegue a la Presidencia es la generación de electricidad para el Ecuador. Aproximadamente el 80% de la energía eléctrica del país proviene de centrales hidroeléctricas, pero no hay una estrategia país.
Con la tasa de homicidios más alta de América Latina, la seguridad es un tema central en la agenda del próximo mandatario.
Finalmente, la gobernabilidad para cualquiera de los dos candidatos también representará un desafío. Con una Asamblea Nacional dividida entre la Revolución Ciudadana y ADN, las dos bancadas estarán obligadas a buscar acuerdos. De lo contrario, la legislación será un obstáculo.
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