La noche del 21 de septiembre de 2024, el Comité de Operaciones de Emergencia Nacional (COE Nacional) declaró el país en una alerta hídrica y con ello a 19, de las 24 provincias del país, en alerta roja tras más de 65 días sin lluvias.
Según Inés Manzano, ministra de Ambiente, Agua y Transición Ecológica, que presidió ese día el Comité, la declaración fue por tres razones: déficit hídrico, propagación de incendios forestales y seguridad alimentaria.
La crisis energética en Ecuador se agudizó desde octubre de 2023, cuando comenzaron los cortes programados por la sequía, bajos niveles de agua en las hidroeléctricas y la limitación de importación de energía desde Colombia.
Aunque los racionamientos fueron constantes a finales de 2023, la situación empeoró aún más en abril de 2024 con la declaración de emergencia del sector eléctrico por el presidente Daniel Noboa.
En junio, un apagón nacional afectó al país debido a fallas en la línea de transmisión Milagro-Zhoray.
En septiembre de 2024, hubo otro apagón masivo, que afectó a 14 de las 24 provincias.
El gobierno implementó medidas más severas, como cortes de luz de hasta 11 horas diarias en algunas provincias y apagones programados desde el 18 de septiembre.
Además, declaró la alerta hídrica, pues la falta de lluvias producto de una intensa sequía, ha dejado sin el agua de la que más del 70% del sistema de generación eléctrica del país depende.
Qué es una alerta hídrica
Una alerta hídrica es un comunicado oficial que se emite cuando los niveles de agua en ríos o cuerpos de agua, esenciales para la generación de energía o su suministro, superan o caen por debajo de un límite establecido como mínimo indispensable.
En Ecuador, estos límites son fijados por la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos con datos de entidades como el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), y su objetivo es proteger a las personas y al medioambiente.
Cuando los límites caen, el gobierno emite estas alertas, para poder tomar medidas ante la crisis, como la alerta roja decretada en 19 provincias.
Actualmente, en Ecuador por la sequía prolongada, los caudales de los ríos en las zonas de las hidroeléctricas están muy por debajo de lo normal para poder generar la electricidad necesaria para que no haya apagones.
Jonathan Cedeño, coordinador de la carrera de oceanografía de la ESPOL, explica que, por ejemplo, el caudal de los ríos en Mazar, donde está la hidroeléctrica y el embalse homónimos, al sur del país, en agosto fue de “30 metros cúbicos por segundo” cuando generalmente debe ser de “90 metros cúbicos por segundo” para poder funcionar con normalidad.
En septiembre, en cambio, el nivel del caudal de los ríos que alimentan a la misma hidroeléctrica fue de “20 metros cúbicos por segundo” cuando debía ser de “75 metros cúbicos por segundo”.
Es decir, la hidroeléctrica ha tenido que funcionar con 70% menos agua de la que generalmente usa. Por eso no ha generado la suficiente electricidad para satisfacer la demanda nacional.
Según Cedeño, la situación, que llevó al gobierno a declarar una alerta hídrica y alerta roja en 19 provincias, ha sido influenciada por factores como el cambio climático y el fenómeno de El Niño, que han generado condiciones cálidas y secas en Ecuador y otros países de la región.
Para que la alerta roja, que declaró el gobierno, cambie de color a naranja, amarilla o verde, los ríos deben recuperar su caudal normal de agua, explica Mijail Arias, docente investigador de ingeniería civil en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (ESPOL).
Cedeño explica que a finales de septiembre y principios de octubre se espera que haya lluvias en la región amazónica y en el callejón interandino, donde están ubicadas la mayoría de las hidroeléctricas, para que el caudal de los ríos empiece a subir.
Pero que para que el caudal de los ríos vuelva a la normalidad y las hidroeléctricas generen la energía necesaria para satisfacer la demanda debe llover constantemente “de dos a cuatro semanas” explica Cedeño.
Medidas ante la alerta hídrica
Para poder enfrentar la alerta hídrica por el bajo nivel en el caudal de los ríos, la falta de lluvias y la sequía, Arias dice que el racionamiento de energía, a corto plazo, es una de las medidas para bajar la demanda eléctrica.
Es decir, lo que ha hecho el gobierno con los racionamientos de hasta 11 horas en ciertas provincias y de tres veces al día en otros sectores.
Arias explica que como medidas a largo plazo es necesario diversificar las fuentes energéticas y mejorar el mantenimiento de la infraestructura eléctrica. Esto también disminuiría las fallas en las líneas de transmisión o en el sistema como las de junio o septiembre de 2024.
Andrés Velastegui, docente investigador de la ESPOL, dice que es necesario tener también una red meteorológica—una estación que mida y registre regularmente las variables climáticas— que permita a los investigadores y a las entidades que toman las decisiones tener el acceso directo a estos datos “para tener una radiografía de lo que pasa en la parte hidroeléctrica del país” y tomar medidas a tiempo.
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