La tarde del 31 de enero de 2022, llovía intensamente y hacía mucho frío en La Comuna de Santa Clara de Millán, un asentamiento al oeste de Quito. Allí esperaba Óscar Jara, un hombre de 41 años, cabello oscuro salpicado de agujas grises y ojos oscuros, en casa de su padre —en la parte más alta del sector, conocido simplemente como La Comuna—,  que él y una de sus hermanas subieran desde la parte más baja. Pero, de pronto, lodo, escombros, y árboles empezaron a rodar por entre las calles de La Comuna a gran velocidad. Desde una de las ventanas de la casa, Jara veía cómo los autos se acumulaban en la avenida Occidental. Videos de la brutal masa de lodo llegaban por montones a su celular. Angustiado, cuenta Jara, logró llamar a su padre y hermana para que no intentaran subir a la casa. Su llamada llegó a tiempo.

Pero hubo quienes no tuvieron la misma suerte. El aluvión que bajó con fuerza por las laderas del volcán Pichincha, especialmente por la avenida La Gasca, le quitó a Óscar Jara amigos y vecinos que jugaban volley en una cancha comunal, como lo hacían siempre. Jara aún no se recupera de las pérdidas. Las autoridades dijeron que el desastre que cobró las vidas de 28 personas fue culpa de la lluvia, del cambio climático. Pero los expertos aseguran que no fue solo eso. 

El cambio climático es real, pero los científicos dicen que culparlo por desastres como el de La Gasca es una forma de encubrir la falta de políticas públicas esenciales para reducir la vulnerabilidad a los cambios de clima extremos. Es decir, ya estamos viviendo los efectos del cambio climático y se necesita adaptación urgente, como dice el último reporte del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas.

advertencia sobre el cambio climático

El cambio climático provocará cada vez más inundaciones. Fotografía de la cuenta de Twitter del Servicio Nacional de Gestión de Riesgos.

El reporte del IPCC muestra, además, que en América del Sur, el cambio climático causará más lluvias, inundaciones, derrumbes, y eventos como el aluvión de La Gasca y La Comuna. Solo en lo que va del invierno de 2022, en Ecuador ha habido 16 aluviones, 223 derrumbes o deslizamientos de tierra, 119 inundaciones, y 4 tormentas eléctricas. También ha habido 2 granizadas, 6 hundimientos, 18 socavamientos y 2 vendavales.

El último reporte: impactos del cambio climático en tu vida diaria

El pasado 28 de febrero, el Grupo 2 del IPCC presentó un informe actualizado sobre el impacto, la adaptación y la vulnerabilidad de la humanidad al cambio climático, un fenómeno que, según las Naciones Unidas, es el mayor desafío de nuestro tiempo. El reporte expone varios hallazgos sobre los efectos de la crisis climática, pero uno de los que resalta es que entre el 41 y el 48% de la población mundial vive en zonas de alta vulnerabilidad al cambio climático. Ecuador es parte de ese porcentaje. 

El reporte dice que América del Sur, dónde está Ecuador, es una región altamente expuesta, vulnerable y fuertemente impactada por el cambio climático. Edwin Castellanos, un científico que coordinó el capítulo del informe que habla sobre la región, me explica que esa fragilidad aumenta en los países latinoamericanos por factores como la desigualdad, la pobreza, el cambio de uso de suelo y los altos índices de deforestación. La débil gobernanza en los países contribuye a que los impactos de la crisis climática se amplifiquen, dice el reporte.

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La experiencia de Óscar Jara lo confirma. Jara, quien ha vivido más de la mitad de su vida en La Comuna, dice que por años este lugar ha sido relegado por las autoridades. Asegura que ha habido fallas en la infraestructura y en el diseño integral del lugar, y que son los comuneros los que siempre han velado por su propia seguridad. Ellos, dice Jara, son los que hacen “las mingas para cuidar el bosque [porque se ha deforestado muchas especies nativas como los Pumamaquis] y limpiar diques en su territorio”. Ellos, los comuneros, las familias organizadas del sector, asegura Jara, son los que cuidan el agua y su Comuna. 

Pero no es solo eso. El reporte muestra el círculo vicioso de pobreza y cambio climático. Las desigualdades sociales contribuyen a la crisis climática que, al mismo tiempo, exacerba las desigualdades económicas, étnicas y sociales. 

Para hacerle frente a esta situación, dicen los expertos en el informe, no solo es necesario adaptarse a los cambios del clima, sino también adaptar de forma transversal todos los procesos políticos, económicos y sociales de nuestros países.

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Óscar Jara tiene presente que la reparación del aluvión debe ser integral, pero cree que no lo es. Ha pasado más de un mes desde aquel evento, y Jara dice que hasta ahora “la ayuda que llegó ha sido puntual, mas no integral”. Cuenta que las autoridades solo llegaron a limpiar el lugar y a remover el lodo y los escombros. Nada más. “Queremos conocer cómo enmendarán a las familias y protegerán a La Comuna y a los distintos habitantes de este lugar en un proyecto integral para nosotros y para la ciudad de Quito”, me dice Jara. Pero no hay respuestas. Nadie se las da. 

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Un reporte del IPCC del 2021 decía que desde 1900 hasta la actualidad, la temperatura media del planeta ha aumentado 1,1 grados Celsius debido a las actividades humanas. Ese calentamiento del planeta, que según el reporte más actual, sigue aumentando a ritmo acelerado, ya está teniendo efectos devastadores. El aluvión de La Comuna y la Gasca es un ejemplo. Óscar Jara dice que este evento no solo cobró vidas, también dejó a familias sin hogar, como a los vecinos de su amigo Victor Cochambay. 

reporte del IPCC

Decenas de personas perdieron sus hogares en el aluvión de La Gasca. Fotografía de Diego Lucero para GK.

El reporte presentado en febrero de 2022 muestra las consecuencias de ese 1,1 grado Celsius más en la temperatura global. El panorama actual es poco alentador para Ecuador y América Latina

Todo está conectado. Uno de los hallazgos es que los arrecifes de coral, los estuarios y los manglares son altamente sensibles y son golpeados por el cambio climático. Eso podría, a su vez, impactar la distribución de especies marinas, y las comunidades de la Costa y Galápagos que dependen de la pesca, podrían quedarse sin recursos. 

Los cambios en las épocas de lluvias (y en su magnitud), y las temperaturas extremas están afectando la producción agrícola. Según el informe, esto será un riesgo para el acceso a los alimentos, y por ende, un riesgo para la salud.

El reporte dice también que en los Andes, la distribución de las especies terrestres ha cambiado debido al aumento de la temperatura. Esto podría desequilibrar los ecosistemas andinos y alterar los medios de vida de las personas que dependen de los recursos naturales que crecen en ellos. 

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Quizá uno de los casos más preocupantes sea el de los páramos. En Ecuador, hay varias ciudades, como Quito, que dependen  de los páramos. Si estos se pierden, habrá menos agua para los quiteños. 

Según el reporte, si el calentamiento global sigue aumentando, pronto también será más común ver migrar a la gente que vive en los Andes. El documento explica que las lluvias torrenciales y las inundaciones serán cada vez más comunes y motivarán la migración de personas hacia lugares que se consideran más seguros. 

Óscar Jara cuenta que ahora no está en La Comuna. Desde el aluvión se está quedando cerca de la Alameda, un sector a la entrada del centro de Quito. Pero volverá. No sabe cuándo porque dice que “hay mucho por planificar, entender y resolver de forma integral”. Pero hasta qué lo haga, es ya un desplazado por el clima. Situaciones como esas se volverán cada vez más recurrentes. 

advertencia sobre el cambio climático

El cambio climático obliga a cientos de personas a migrar. Fotografía de Diego Lucero para GK.

El reporte señala que en los Andes, el cambio climático ha provocado la pérdida de glaciares del 30% a más del 50% de su superficie desde la década de 1980. Según los expertos, esta pérdida de glaciares, el continuo aumento de la temperatura y la variabilidad de las precipitaciones —debido al cambio climático— ya han afectado algunos ecosistemas andinos y los recursos hídricos de los que dependen cientos de personas.

El cambio climático también tendrá consecuencias en el calor. Los científicos dicen que las olas de calor aumentarán en frecuencia, intensidad y duración. Además, en lugares cercanos a la línea ecuatorial, serán también más severas —precisamente donde está el Ecuador. 

Finalmente, en la región, el calentamiento del planeta ha causado impactos en la salud humana, los medios de subsistencia y la infraestructura clave, como casas y escuelas. Esto, dice el reporte, ha resultado en pérdidas económicas, interrupciones de servicios básicos e impactos en el bienestar de la población. 

En el aluvión, cuenta Óscar Jara, La Comuna se quedó sin luz. Nadie podía comunicarse ni saber si su familia estaba bien. Pero eso no fue lo peor.  “Conozco amigos que ahora se encuentran discapacitados, y dueños de taxis que perdieron su fuente de trabajo”, me dice Jara. El dice que conoce gente que está a la espera de intervenciones médicas para poder recuperar la movilidad, como el señor Cumbajín, otro de los vecinos. Él, explica Jara, tendrá una rehabilitación prolongada de más de un año y “está luchando al igual que su familia para salir adelante”.

Por estos riesgos e impactos, dice el informe del IPCC, la “acción climática es más urgente” de lo que se había previsto. Cada pequeño aumento en la temperatura media del planeta significa mayores riesgos e impactos, que no solo se están volviendo más complejos sino también más difíciles de manejar. 

Las precipitaciones: un riesgo inminente

En América del Sur, uno de los impactos que más veces se menciona en el reporte son las precipitaciones o lluvias —exactamente lo que causó la tragedia de La Comuna, y que tanto dolor le ha causado a Óscar Jara. El documento del IPCC dice que se espera que los eventos de lluvia extrema —que resultan en inundaciones, deslizamientos de tierra y sequías— se intensifiquen en magnitud y frecuencia.

En varias zonas de los Andes, dice el informe, ya han incrementado los desastres por inundaciones y deslizamientos de tierra por la intensidad de las lluvias. En Ecuador, esto se ha visto mucho en la provincia andina de Cotopaxi. Solo en 2022,  fuertes lluvias han desbordado los ríos Quindigua y Pilaló dos veces causando inundaciones que han afectado a más de 200 personas. 

cambio climático

El número de personas afectadas por inundaciones será cada vez mayor. Fotografía de la cuenta de Twitter de. la Gobernación de Cotopaxi.

Pero si la temperatura de la Tierra sigue aumentando, cada vez serán más las personas que son afectadas por las inundaciones, no solo en los Andes sino en todo el país. El reporte dice que si la temperatura aumenta hasta alcanzar 1,5 grados Celsius, el número de personas afectadas por las inundaciones en Ecuador será 300% mayor al número de personas afectadas en la actualidad por estos eventos. Solo entre 2010 y 2020, la mortalidad humana por inundaciones, sequías y tormentas fue 15 veces mayor en regiones altamente vulnerables —como América del Sur— en comparación con regiones con vulnerabilidad muy baja.  Solo este año en Ecuador, ha habido 32 muertos por eventos climáticos —el más dramático, el aluvión de La Comuna y La Gasca a finales de enero de 2022. En ninguno de los aluviones que ha habido en Quito desde 1975 había habido tantos muertos.

Esta vez, en 2022, el Municipio de Quito, el Servicio Nacional de Gestión de Riesgos y otras instituciones públicas dijeron que la catástrofe fue culpa de la lluvia. Ese día, había llovido en la capital casi todo el día con gran intensidad, tal como lo recuerda Óscar Jara, su familia y sus amigos. En la tarde, las laderas del Pichincha ya no resistieron y 28 personas murieron a causa del aluvión. El padre de Jara y su hermana pudieron haber estado entre ellos. 

Jorge Bustillos, docente investigador de Geología de la Universidad Central del Ecuador, le dijo a GK que la principal causa del aluvión fue que el agua acumulada de las lluvias no tuvo por dónde fluir. Según Bustillos, por lo general el agua fluye por las quebradas, pero en Quito, hay un problema. 

La mayoría de quebradas han sido rellenadas por el crecimiento urbano y no planificado de la ciudad, por lo que el día del aluvión el agua de la lluvia no tuvo por dónde fluir. Otra causa, explicó Bustillos, pudo haber sido la deforestación. La pérdida de bosques y páramos en la ciudad restringió la capacidad del suelo para absorber el agua y evitar que esta bajara con fuerza hacia las pendientes y causara el aluvión. 

informe del IPCC

Los expertos aseguran que deben haber medidas para evitar catástrofes como el aluvión de La Gasca. Fotografía de Diego Lucero para GK.

Pero siempre es más fácil culpar a la lluvia y al cambio climático, explica Homero Paltán, experto en agua y clima y  profesor de la Universidad de Oxford, en Reino Unido. La excusa encubre la falta de o las fallas en políticas públicas que son esenciales para reducir la vulnerabilidad al clima extremo.

Paltán dice que es cierto que el cambio climático tiene una huella en eventos como los que se han visto en Ecuador en este 2022, pero que es necesario cuantificarla antes de llegar a una conclusión. “Los eventos climáticos que han ocurrido en el país se manifiestan más cuando hay componentes como la expansión urbana poco planificada y la gestión de instituciones débiles”, explica Paltán. Tragedias como las de La Gasca podrían repetirse mucho más pronto de lo que podríamos imaginar, y personas como Óscar Jara quizá no corran con la suerte que él tuvo.  

El reporte del IPCC dice que las personas que viven en las riberas de los ríos y los barrios marginales que están construidos en las laderas de las montañas o en terrenos de mayor riesgo, se encuentran entre los más vulnerables y más afectados por inundaciones de todo tipo. Eso pasó con los habitantes de La Gasca y La Comuna en el aluvión. 

Óscar Jara, habitante de La Comuna de Santa Clara de Millán, dice que aunque su caso es diferente al de otros asentamientos en las laderas del Pichincha —porque es un territorio donde habitaban los Quitu-Cara desde antes de la colonización española— la comunidad sí ha estado “olvidada en gran parte por las autoridades”. Jara asegura que ha habido “falta de mantenimiento, monitoreo y demás acciones por parte de las entidades encargadas, para velar por el bienestar de los quiteños y de sus quebradas y vertientes”. Óscar Jara dice indignado que además hay muchas especies y árboles no nativos “que han generado inestabilidad en el suelo”, aumentando así su vulnerabilidad. 

Según Homero Paltán, es importante entender que vivimos en un mundo basado en sistemas interconectados en los que una cosa afecta a la otra. Entonces, dice, “no es tan sencillo como decir, llovió, se derrumbó y no hay nada que hacer”. Al contrario, explica, “el cambio climático no se lo puede ver aparte de otros cambios”. Paltán dice que hay que entender que factores como los procesos sociales, el crecimiento poblacional, los cambios económicos, y el cambio de uso de suelo, tienen efectos entre sí con el cambio climático. Este entendimiento, asegura Paltán, es indispensable para poder crear las condiciones necesarias “para responder a este mundo que cambia”. 

La adaptación: una oportunidad 

Los hallazgos del reporte del IPCC pueden parecer desesperanzadores, pero aún no es el final. Los expertos que elaboraron el reporte dicen que las acciones de adaptación al cambio climático ya están reduciendo los riesgos y la vulnerabilidad. Sin embargo, los esfuerzos que se están haciendo aún no son los suficientes. 

Además, según el reporte, hay muchos planes de adaptación pero poca implementación por la falta de presupuesto. “El 90% del financiamiento climático sigue yendo a la mitigación y menos del 10% a la adaptación”, dice Sandra Guzmán, gerente de financiamiento del Climate Policy Initiative (CPI). Paltán sostiene que para que esta brecha se reduzca, se necesita “cuantificar y estimar los costos y beneficios de la adaptación al cambio climático”. Las pérdidas en La Gasca son elevadísimas: 15 millones de dólares, según estimaciones preliminares. Sin contar las invaluables vidas que se perdieron y el trauma y el horror que personas como Óscar Jara padecen. 

reporte del IPCC

El aluvión dejó al menos 28 fallecidos. Fotografía de Diego Lucero para GK.

Hay una falta de comprensión de la importancia de destinar dinero a la adaptación al cambio climático. “Es la inversión de nuestras vidas”, dice Guzman. “Sin ella, simple y sencillamente no habrá sector que resista, no habrá actividad que mantenga a la población”, dice Guzmán. Karina Barrera, Subsecretaria de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente, Agua, y Transición Ecológica, dice que solo desde esta institución hay quince proyectos en marcha para la adaptación al cambio climático en diferentes ciudades y regiones del país.  

Además, dice Barrera, se está construyendo un Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático. Su construcción ha tomado ya más de dos años y se prevé que esté listo en agosto de 2022. Según Barrera, será un hito porque tendrá proyecciones climáticas tanto a nivel continental como oceánico, y porque también incluirá una evaluación del riesgo climático considerando los posibles aumentos de temperatura en el país.

Esta evaluación, dice Barrera, estará dividida por sectores como la producción de alimentos, los patrimonios hídrico y natural del país, la acuicultura y pesca, la salud, entre otros. Uno de los objetivos del plan, dice la subsecretaria Barrera, es que sirva para tomar decisiones financieras con respecto a la adaptación climática en el país. 

En Ecuador, explica Karina Barrera, son muy pocos los fondos que se reciben del sector público. Barrera asegura que la mayor parte vienen de la cooperación internacional, y eso ayuda a reducir la brecha de financiamiento. Sin embargo, además, de los fondos, otra preocupación respecto a la adaptación es su aplicación. “No puedes hacer acciones solo para la adaptación al cambio climático y no al cambio del uso del suelo o al crecimiento poblacional”, asegura Homero Paltán.

Pero eso es algo en lo que Ecuador está trabajando. Karina Barrera asegura que los proyectos que se llevan a cabo para la adaptación incluyen a las comunidades, a la sociedad civil, a los gobiernos locales e incluso a otros ministerios. “Por eso no todo el mundo nos ve”, dice Barrera. Asegura que esa transversalización de su trabajo es parte de la transición ecológica y afirma estar orgullosa de ver acciones climáticas cada vez más tangibles en el país. 

Mientras las acciones se sigan tomando, dice el reporte del IPCC, menos serán los riesgos y vulnerabilidades climáticas. Además, mientras más rápido se actúe, menos rápido perderemos “la breve ventana de oportunidad —que se cierra rápidamente— para asegurar un futuro habitable y sostenible para todos”. El reto ahora es lograr implementar acciones cada vez en más lugares, y así evitar que catástrofes como las de La Gasca no vuelvan a ocurrir.

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Doménica Montaño
(Quito) Ex reportera de GK. Cubre medioambiente y derechos humanos.

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