¡Hola, terrícola! Escribo esta hamaca pensando en la membresia GK, que se ha convertido en un pilar esencial para el futuro de nuestro medio. La acogida que ha tenido en un país como el Ecuador, donde pagar por contenido de calidad no es un hábito, nos entusiasma a seguirla impulsando. 

¿Por qué es importante una membresia para el futuro de un medio? 

Por varios motivos que voy a explicar aquí y, después de los cuales, espero te animes a hacerte miembro (o a seguir en el programa, si ya lo eres). Esta lista es más o menos un ranking de importancia de estas razones, en las que voy a ir de importante a más importante (había escrito “de menos a más”, pero en realidad todos son factores relevantes a la hora de financiar el periodismo de calidad). 

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El primero es que el modelo de negocios de la publicidad se rompió hace algunos años ya por el surgimiento de Google y Facebook, que lo desbarataron. Antes, la publicidad se pagaba directamente a los medios, pero con el surgimiento de las redes sociales —en especial de esos dos gigantes— la publicidad se centró en ellas. Las marcas y auspiciantes dijeron “por qué auspiciar en un medio, si puedo hacerlo en el feed de Youtube, Facebook o Instagram”. 

Eso hizo que los medios tuvieran —no digo tuviéramos porque nosotros llegamos cuando esto ya había pasado— que redefinir su forma de generar el indispensable flujo económico que les permitiera seguir operando. 

Fue un gran golpe para las compañías pero también para el periodismo: con implacable lógica financiera, los medios empezaron a recortar los reportajes, investigaciones y apuestas editoriales que tomaban más tiempo y personal —y por ende, más recursos. 

Eso fue un duro golpe para la democracia, pues los medios independientes—como dijo el Comité del Nobel de la Paz al entregarles el premio de este año a dos periodistas— salvaguardan la libertad de expresión, una condición esencial para la democracia y la paz duradera”.

El otro motivo por el cual las membresias son necesarias es porque democratizan y garantizan la independencia de los medios

Verás, los medios que no son independientes, y están atados a grupos de poder, no suelen tener tanto problema para sostenerse financieramente: no importa lo que digan, o lo que hagan, o la poca credibilidad de la que gocen ante las audiencias, siempre hay un brazo financiero que los sostiene.

La prensa independiente, por su propia naturaleza, no suele tener grandes apalancamientos de dinero. Existen fantásticas organizaciones alrededor del mundo dedicadas a respaldar a los medios y son una excelente alternativa, pero no todas alcanzan ni cubren a todo el mundo. 

Además, una organización de cualquier naturaleza que viva exclusivamente de fondos no reembolsables (grants) de cierta forma tiene también su supervivencia amenazada: los grants no son propiamente un modelo de negocio, y el destino de los medios están a merced de que sigan existiendo las organizaciones y programas que los proveen. 

Lo que se necesita es armar compañías sólidas, que tengan modelos de negocios claros y diversificados que permitan sostener el periodismo comprometido y de calidad que la democracia y la paz necesitan. 

Eso lo entendió el Media Development Investment Fund (MDIF), una organización fundada hace 26 años, que se dedica a dar préstamos e invertir en medios independientes en todo el mundo. 

En GK tenemos el gusto de tenerlos como nuestros inversionistas, aliados y consejeros de cabecera. MDIF trabaja con las reglas de cualquier fondo de inversión de impacto social y es un gran aliado para quienes intentan producir periodismo de calidad y, además, consolidar un negocio.

Uno de los puntos en los que el MDIF ha insistido a sus clientes en todo el mundo —nos ha dado capacitaciones y herramientas— es que implementemos un modelo de membresia

El fondo es consciente de que mientras centenas y miles de lectores, espectadores y oyentes financien a los medios, estos no tendrán que depender de una fuente corporativa ni tendrán que sacrificar la parte más cara, pero más importante, de su trabajo: los reportajes de largo aliento y las investigaciones —el periodismo puro y duro.

A eso van en GK los fondos que se generan en la membresia: a pagar a reporteros y editores, herramientas para hacer que el sitio funcione mejor, a amplificar la llegada de reportajes importantes para el Ecuador como el muy reciente Los hilos que enredan el caso Rana Sabia, que tomó siete meses y reveló el tortuoso camino que debe recorrer una mujer que denuncia violencia sexual en el Ecuador para intentar conseguir una justicia (que finalmente le termina siendo negada). 

Finalmente, debo decirte que la gran razón para implementar un modelo de membresia es que es una forma exitosa de generar un fuerte vínculo entre los medios y sus lectores. El modelo ha sido probado en todo el mundo, y da resultados —no solo económicos, sino que consolida la relación entre medio y audiencia. 

Para hablar de este punto, es importante diferenciar entre suscripción y membresia. Una suscripción es un acuerdo transaccional entre un lector y un medio: paga para recibir ciertos beneficios —el más importante, acceder a determinados contenidos. El New York Times tiene un exitoso programa de suscripciones: 7,5 millones de personas pagan en todo el mundo por leer su periodismo. 

Pero la membresia va más allá de lo meramente transaccional: establece una relación de cercanía con los lectores del medio, que tienen contacto con la redacción, la visitan y hasta nos dan ideas de historias y temas. Una muy importante historia que GK sacó en este año fue gracias a un miembro (no te digo cuál por reserva de fuentes). 

El modelo de membresia funciona muy bien en otras partes del mundo. El gran referente global es el diario británico The Guardian, que tiene más de 560 mil miembros, pero la gran estrella polar que guía al mundo hispanohablante es el medio español eldiario.es, que tiene más de 70 mil miembros

Esta es una discusión esencial sobre el futuro del periodismo y de la libertad de expresión. Sumarse a la membresia significa aceptar que uno de los grandes desafíos del futuro es el origen de la información. Como dice el filósofo Yuval Noah Harari: si se quiere buena información hay que pagar “buena plata” por ella. De lo contrario, uno está a merced de los desinformadores gratuitos. 

Los desafíos tecnológicos, la explosión de sitios que desinforman, la tentación de creer que los algoritmos son una panacea (cuando en realidad son narcotizantes) ponen a los medios independientes en una situación de riesgo pero también de increíble oportunidad: pueden ser verdaderos faros en medio de las noches oscuras de las falsedades, los autoritarismos y los secretos del poder. Las membresias avivan esas luces.

La ruptura del status quo comercial de inicios del siglo XXI abrió una oportunidad: afectó en iguales partes a medio independientes y medios subyugados por poderes fácticos —fuese estatal, financiero, religioso, militar, en fin, de cualquier naturaleza— pero a los primeros los dejó con la credibilidad que su buen trabajo les dejaba. 

Además, abrió la puerta para que surgieran nuevos medios en la esfera digital que muy pronto empezaron a retomar las investigaciones y trabajos de largo aliento que los medios más grandes, golpeados por la crisis, habían tenido que dejar de lado. 

Tengo el orgullo de decir que GK es uno de esos. Los reconocimientos internacionales a nuestro trabajo así lo demuestran. 

Los impactos sociales que nuestras historias producen, también. Por ejemplo, como cuando tras una investigación de GK el Vaticano expulsó definitivamente a un sacerdote que inflingía una práctica conocida como dinámica del pecado a adolescentes en su mayoría menores de edad. O que un gimnasio donde se denunciaron abusos sexuales, fue cerrado por las autoridades. O, hace unos pocos días, cuando el reportaje de Karol Noroña Menstruar en prisión hizo que una gran empresa de insumos de higiene donara toallas y otros implementos de salud menstrual a una fundación que trabaja con las mujeres presas. 

Esos son solo algunos de los ejemplos de cómo el periodismo mejora el mundo. Por supuesto, hay que seguir trabajando duro, reconociendo los obstáculos e identificando al ego propio como el mayor de nuestros enemigos. 

Pero ese camino se hace mejor si es respaldado por nuestros más leales lectores, de aquellos quienes comportan con nosotros lo que nos importa, y que ven en la membresia GK una forma de aportar a que el periodismo independiente que hacemos siga poniendo su granito de arena en construir un mundo mejor. Si nos sumamos muchos, es probable que terminemos haciendo una montaña. 

Si tienes alguna pregunta sobre la membresia GK, no dudes en hacérmela llegar y el equipo de GK estará listo para contestarla. 

¡Gracias por leer Mi hamaca en Marte!

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José María León Cabrera
(Ecuador, 1982) Editor fundador de GK. Su trabajo aparece en el New York Times, Etiqueta Negra, Etiqueta Verde, SoHo Colombia y Ecuador, entre otros. Es productor ejecutivo y director de contenidos de La Foca.

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