A inicios de 2023, varias llamaradas solares han causado interrupciones en las comunicaciones de radio en el mundo. Quizá la gran mayoría no lo hemos notado, pero ha habido casos en que este fenómeno que sucede en el Sol, la estrella alrededor de la cual la Tierra orbita, ha llegado a dañar satélites, dejado sin luz a millones, e incomunicado a otros tantos.  Aún así, muchos desconocemos qué es una llamarada solar y qué efectos puede tener en nuestro planeta. 

Aquí te lo explicamos.

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Para entender las llamaradas, hay que entender el Sol

Lo primero que debes saber es que una llamarada solar (también conocida como fulguración solar) es una explosión de energía en la superficie del sol. Se produce cuando sus líneas de campo magnético se rompen y se reconectan.

Estas explosiones gigantes, explica la NASA, “envían energía, luz y partículas de alta velocidad al espacio”.

En muchas ocasiones, tras las llamaradas se produce otro fenómeno solar, conocido como eyecciones de masa coronal (CME), potentes liberaciones de plasma acompañadas de un campo magnético que también pueden tener fuertes efectos en los planetas —y objetos— que los orbitan.

En el caso puntual de la Tierra, pueden producir disrupciones en las transmisiones de radio, sistemas de energía y otros cambios más globales. Sin embargo, no existe evidencia científica concluyente que diga que las CME sean siempre resultado de una llamarada solar.

Para entender qué es una llamarada solar hay que saber que nuestro sol, como todas las estrellas, tiene un ciclo —aunque no sea lo que los entusiastas de la astrología quisieran creer.

En el ciclo verdadero, que dura más o menos 11 años, el sol cambia completamente su campo magnético. “Esto significa que los polos norte y sur del Sol cambian de lugar. Luego, demoran unos 11 años en volver de nuevo a la posición inicial”, explica la NASA. Como todo ciclo, tiene un punto inicial y uno final y luego, vuelve a comenzar, hasta que algún día se apague nuestra estrella.

El ciclo solar afecta la actividad que hay en la superficie solar. Tiene puntos de mínima actividad y otros de máxima actividad que se conocen como “mínimo solar” y “máximo solar”. Durante los máximos solares, la actividad en la superficie del sol aumenta. El último máximo solar fue en 2013 y el próximo será a finales de 2024 o ya en 2025.

Las llamaradas son fenómenos que suceden durante todo el ciclo solar. Sin embargo, su frecuencia aumenta en los máximos solares. En esos picos también hay más “manchas solares”.

Estas manchas son unos puntos oscuros en la superficie de nuestra estrella, generalmente en pares, causadas por cambios en el campo magnético del Sol. Es alrededor de estas manchas donde las llamaradas solares ocurren.

En una llamarada solar se libera muchísima energía, en forma de radiación electromagnética, partículas cargadas y ondas de choque. Son de las mayores explosiones conocidas en el universo. Es posible verlas desde nuestro planeta como destellos de luz brillante en la atmósfera del sol.

Recapitulando: las llamaradas solares (también conocidas como fulguraciones solares) son explosiones en la superficie del sol que liberan mucha energía. Se producen alrededor de regiones conocidas como “manchas solares”. Son más frecuentes y potentes durante el máximo solar, cuando el sol llega al punto de mayor actividad electromagnética de su ciclo.


El sitio Space Weather Live, que se dedica a monitorear en tiempo real la actividad del Sol y las auroras boreales, lleva un registro de las llamaradas solares más intensas de cada año.

La más reciente de 2023 fue el 17 de febrero. La potente llamarada interrumpió la comunicación de radio en el lado de la Tierra iluminado por el sol (en ese momento, las Américas). Así lo reportó una alerta del Centro de Predicción del Clima Espacial de los Estados Unidos (SWPC, por sus siglas en inglés), una dependencia operada por la Administración Oceanográfica y Atmosférica del mismo país (NOAA, por sus siglas en inglés).

 alerta de llamarada solar

El reporte de la alerta de llamarada solar del Centro de Predicción del Clima Espacial de los Estados Unidos (SWPC). Fotografía cortesía de NOAA SWPC -SpaceWaatherLive.com

Además de registrarla, Space Weather Live emitió una alerta. “La radiación de la llamarada ionizó la parte superior de la atmósfera de la Tierra”, dijo en su alerta. Esto provocó un apagón de radio de onda corta en las Américas. “Los marineros, aviadores y radioaficionados pueden haber notado pérdida de señal y otros efectos de propagación inusuales en frecuencias por debajo de 30 MHz durante más de una hora después de la llamarada”, dijo el sitio.

La llamarada solar, además, produjo una CME y un tsunami solar, que es literalmente la producción de un gran ola —pero no de agua, sino de “plasma caliente y magnetismo”, le explicó Spiros Patsourakos de la Universidad George Mason, autor principal de un artículo que informa sobre este fenómeno, a la NASA.

llamarada solar del 17 de febrero de 2023.

La llamarada solar del 17 de febrero de 2023. Fotografía cortesía de NOAA SWPC -SpaceWaatherLive.com

Esperen, ¿las llamaradas solares tienen efectos en la Tierra?

Sí. Como alertaban tanto el NOAA SWPC y Space Weather Live, estos fenómenos producen interrupciones e interferencia en la Tierra.

Lo hacen porque emiten una variedad de radiación electromagnética, incluyendo rayos X, luz ultravioleta y luz visible. Además, emiten partículas cargadas, como electrones y protones, que viajan a través del espacio a velocidades extremadamente altas.

Estas partículas pueden afectar a los satélites y a las redes eléctricas en la Tierra, causando interrupciones en los servicios de comunicación y en la transmisión de energía. De hecho, en febrero de 2022 una tormenta electromagnética que le siguió a una llamarada solar dañó 40 satélites Starlink de los 49 de que SpaceX, la empresa que los produce (propiedad de Elon Musk), había lanzado apenas una semana antes.

La llamarada solar que produjo esa tormenta sucedió el 30 de enero de ese año, y le tomó un par de días recorrer el espacio entre el Sol y nuestro planeta: llegó a la Tierra el 2 de febrero de 2022. Los satélites estaban en lo que se conoce como “órbita baja”; es decir, a unos 210 kilómetros de altura, contados desde el punto más bajo de nuestro planeta.

Además de estos efectos inmediatos, las llamaradas solares también pueden causar cambios a largo plazo en el clima de la Tierra.

Las partículas cargadas que expulsan pueden aumentar la cantidad de iones en la atmósfera, lo que a su vez puede afectar a los vientos y a las corrientes en la ionosfera. Estas alteraciones pueden, a su vez, cambiar los patrones de viento y de precipitación. Cuando las llamaradas son muy fuertes, pueden causar cambios en el clima mundial.

Las llamaradas solares también pueden ser peligrosas para las misiones espaciales y los astronautas. Las partículas cargadas pueden causar daños en sus equipos y materiales. Incluso, pueden representar un riesgo para la salud de los viajeros espaciales.

Dependiendo de la intensidad de las llamaradas, el cambio magnético en la atmósfera terrestre puede hacer que las auroras que se ven en los polos, se vean más hacia el sur en el hemisferio norte y más hacia el norte en el hemisferio sur.

De hecho, la primera llamarada solar registrada (conocida como el evento Carrington), produjo auroras visibles hasta en el Caribe. Además, afectó las comunicaciones telegráficas —incluso dio toques eléctricos a algunos telegrafistas y provocó incendios, cuando las descargas de las líneas encendieron el papel del telégrafo, reportó la NASA.

Clases de llamaradas solares

Las llamaradas solares están clasificadas en función de la cantidad de radiación de rayos X que emiten en la banda de 1 a 8 Angstroms, una unidad de medida para expresar, principalmente, longitudes de onda, distancias moleculares y atómicas.

Las cinco clases de llamaradas solares son:

Llamaradas de Clase A. Las más débiles. Son difíciles de detectar y no tienen impacto en la Tierra.

Llamaradas de Clase B. Son un poco más intensas. Pueden causar tormentas menores de radiación en la atmósfera terrestre.

Llamaradas de Clase C. Son moderadas. Pueden generar tormentas geomagnéticas menores y afectar las comunicaciones por satélite.

Llamaradas de Clase M. Son fuertes. Pueden causar tormentas geomagnéticas fuertes y afectar la navegación por satélite y las comunicaciones de radio. La llamarada que causó la destrucción de los satélites Starlink fue una llamarada M.

Llamaradas de Clase X. Son las más intensas. Pueden causar tormentas geomagnéticas severas y tener impactos significativos en las comunicaciones, la energía eléctrica y los sistemas de satélites. Una tormenta geomagnética causada por una CME y una llamarada clase X dejó sin electricidad a 6 millones de canadienses en 1989 durante 9 horas.

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José María León Cabrera
(Ecuador, 1982) Editor fundador de GK. Su trabajo aparece en el New York Times, Etiqueta Negra, Etiqueta Verde, SoHo Colombia y Ecuador, entre otros. Es productor ejecutivo y director de contenidos de La Foca.
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