La carrera de Nataly Morillo ha sido una suma de ascensos sostenidos, casi siempre un peldaño a la vez. En 2015 empezó su trayectoria en el sector público, como asistente de una asambleísta. Diez años después, el 20 de noviembre de 2025, alcanzó su punto más alto: fue designada ministra de Gobierno por el presidente Daniel Noboa.
El recorrido no ha sido lineal. Para llegar a ese despacho tuvo que atravesar —y cambiar— varias tiendas políticas. Su trayectoria muestra, al menos, que Morillo, licenciada en Comunicación, ha sabido reacomodarse en cada momento político para seguir subiendo.
Comenzó con Alianza País en tiempos del correísmo. Luego trabajó para el gobierno de Lenín Moreno —enemigo declarado de Rafael Correa. Más tarde pasó por el movimiento Construye —liderado en ese entonces por María Paula Romo— y por CREO —la organización política de Guillermo Lasso. Y, finalmente, desembarcó en Acción Democrática Nacional (ADN), el movimiento oficialista del gobierno de Noboa.
Pero su última designación llegó después de un episodio controvertido que empezó el 16 de noviembre de 2025, cuando el presidente Noboa sometió a consulta popular y referéndum cuatro preguntas que consideraba estratégicas. Históricamente, estos procesos funcionan como un termómetro de respaldo político.
Noboa sufrió un revés contundente: las cuatro preguntas fueron rechazadas. Ese golpe aceleró una reorganización del gabinete. No fue una renovación profunda, sino más bien un juego de sillas: movimientos entre ministerios, cambios parciales y ajustes de emergencia.
En el Ministerio de Gobierno, la decisión inicial fue nombrar a Álvaro Rosero, radiodifusor quiteño y accionista de Radio Democracia y EXA. Pero Rosero no pudo asumir: tenía una deuda con el IESS, lo que lo inhabilitaba legalmente para ocupar un cargo público. Aunque desde el Ministerio de Trabajo habrían buscado eliminar el impedimento a la fuerza, el costo político resultó demasiado alto. La designación se desplomó en cuestión de horas.
El reemplazo llegó de inmediato: Nataly Morillo, quien era asambleísta de Acción Democrática Nacional (ADN). Apenas fue anunciada, escribió en X: “Me siento profundamente honrada de asumir este nuevo espacio de servicio a mi país, mi gran hogar. Desde este rol trabajaré para promover el diálogo político y fortalecer nuestra democracia”.
Su nombre, en realidad, ya circulaba en los pasillos oficiales. Era mencionada como una de las posibles representantes de ADN para la Asamblea Constituyente que Noboa buscaba impulsar y que el país rechazó en la consulta. Frustrada esa vía, la vacante era la del Ministerio de Gobierno: una cartera decisiva en medio de una crisis de salud y seguridad sin precedentes.
Te contamos más de Nataly Morillo.
De periodista de política
El rostro de Nataly Morillo ya es conocido entre los periodistas. Entró al oficio en mayo de 2010, como reportera del diario Hoy, cerrado cuatro años más tarde tras el asedio del gobierno de Correa, que lo acusaba de oposición, como recuerda el escritor Gonzalo Ortiz en Primicias.
Según el perfil de LinkedIn de Morillo, en Hoy hacía notas para todas las secciones, tanto para la edición impresa como para la digital. Estuvo allí hasta junio de 2011.
Un mes después entró al canal Telerama como coordinadora de noticias. Allí revisaba y redactaba notas y asignaba coberturas a los reporteros. Se quedó desde julio hasta diciembre de 2011.
En enero de 2012 dio el salto a los medios públicos: fue periodista y presentadora del noticiero matutino “Amazónico”. Estuvo en ese puesto hasta enero de 2014.
Ese año comenzó su transición hacia la política. Entre 2014 y 2015 fue asistente de comunicación de la entonces asambleísta Betty Carrillo, una de las figuras visibles de Alianza País, el movimiento que en ese momento lideraba el entonces presidente Correa.
En LinkedIn, Morillo afirma que ayudó a posicionar a Carrillo entre los legisladores con mayor influencia en redes sociales. Carrillo, entonces presidenta de la Comisión de Comunicación, había sido una de las principales impulsoras de la Ley de Comunicación y de la creación de la Superintendencia de Información y Comunicación, instrumentos con los que el correísmo más tarde persiguió a los medios de comunicación.
En 2015, Morillo pasó brevemente por la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt). En su declaración juramentada consta como asistente de orientación, diseño y coordinación; en LinkedIn, sin embargo, dice que fue comunicadora institucional entre febrero y abril de ese año.
Su estancia allí fue corta. Ese mismo 2015 llegó al Consejo Nacional Electoral (CNE), donde empezó su ascenso institucional.
Entre abril de 2015 y diciembre de 2017 fue coordinadora y luego directora nacional de Comunicación. En ese periodo, el presidente del CNE era Juan Pablo Pozo, condecorado por Correa con la Orden al Mérito en el grado de Gran Cruz, una señal evidente de la afinidad política entre ambos, pese a que el organismo debía garantizar la independencia.
En 2017 —tras la victoria electoral de Lenín Moreno, inicialmente apoyado por Correa pero distanciado de él meses después— el correísmo se fragmentó.
En ese escenario, Morillo dejó el CNE. En marzo de 2018 fue nombrada directora de Comunicación del Ministerio de Transporte y Obras Públicas, entonces encabezado por Paúl Granda, pareja de María Paula Romo, quien más tarde se convertiría en una de las figuras clave del gobierno de Moreno. Morillo permaneció en el ministerio hasta diciembre de 2018.
De inmediato pasó al Ministerio del Interior —dirigido ya por María Paula Romo— como analista de comunicación, entre diciembre de 2018 y marzo de 2019. En agosto de ese año, el Ministerio del Interior y la Secretaría de Gestión de la Política se fusionaron y se creó el Ministerio de Gobierno, con Romo al frente. Morillo fue entonces designada directora de Comunicación de esta nueva cartera, encargada principalmente de la Policía Nacional.
Estuvo en ese cargo durante el paro de octubre de 2019, una de las protestas más masivas de la historia reciente, que dejó al menos cuatro muertos en el contexto de la represión estatal. Tras la salida de Romo en diciembre de 2020 —censurada por el correísmo en la Asamblea Nacional, por incumplimiento de funciones—, Morillo se quedó en el Ministerio de Gobierno, en el área de Comunicación.
Su ascenso continuó. En 2021, Guillermo Lasso ganó las elecciones presidenciales con el movimiento CREO. En marzo de 2022, Morillo se convirtió en asesora de Comunicación y jefa del Despacho Ministerial, mientras la ministra era Alexandra Vela, nombrada por Lasso.
Ese mismo año Lasso decidió dividir nuevamente el Ministerio de Gobierno y crear el Ministerio del Interior.
Patricio Carrillo asumió esa cartera y Morillo se mantuvo como asesora de comunicación. Durante ese periodo ocurrió el paro nacional de 2022, que dejó varias personas fallecidas tanto por hechos de violencia en las manifestaciones como por los bloqueos que impidieron el paso de ambulancias.
En septiembre de 2022, Morillo dejó el Ministerio del Interior y pasó a la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT), donde fue primero analista de Gestión de Cambio y luego gerente de Comunicación. Su paso por la empresa pública también fue breve.
En 2023, tras la muerte cruzada decretada por Lasso, se convocaron elecciones anticipadas. CREO no presentó candidatos a la Asamblea, por lo que Morillo se alineó con el movimiento Construye, liderado por María Paula Romo.
En esa elección, el ex ministro Patricio Carrillo ganó una curul nacional y Morillo quedó inscrita como su suplente. Pero antes de que pudiera posesionarse, Carrillo fue censurado por la Asamblea controlada por la Revolución Ciudadana, debido al uso excesivo de la fuerza durante el paro de 2022 y el femicidio de María Belén Bernal dentro de una escuela de Policía en Quito, cuyo autor es también un ex policía.
Así, Morillo se principalizó y asumió como asambleísta de Construye, la segunda bancada más fuerte del Legislativo.
El camisetazo: de Construye a ADN
Ocho meses después de haber llegado a la Asamblea como parte de Construye, Morillo dijo, el 17 de julio de 2024, que se separaba de esa bancada. En sus declaraciones afirmó que ya había conversado con María Paula Romo, líder del movimiento, para explicarle su decisión.
“Desde esta semana soy una asambleísta independiente, que podrá seguir votando con mis convicciones no partidistas, luchando contra la impunidad”, dijo entonces a los medios de comunicación. Aclaró que su salida no implicaba sumarse a otra bancada y que mantendría apertura al diálogo “con todas las agrupaciones políticas”.
Con su renuncia, Construye quedó con 14 legisladores, el número mínimo para conservar la categoría de bancada. Al inicio del periodo legislativo había alcanzado los 28.
Morillo alegó que había tomado la decisión meses atrás. Sin embargo, la independencia duró poco.
Tras las elecciones anticipadas de 2023, tras la muerte cruzada, Daniel Noboa derrotó al correísmo y asumió la presidencia. Su movimiento, ADN, comenzó a ganar peso político dentro de la Asamblea —y a cooptar a otros asambleístas. En agosto de 2024, Morillo —que había llegado con Construye—se integró a sus filas, según una publicación del Legislativo.
Para las elecciones generales, en febrero de 2025, se lanzó como candidata de ADN. Y ganó una curul. Fue nombrada vicepresidenta de la Comisión de Fiscalización. Desde entonces se convirtió en uno de los rostros más visibles del oficialismo y en una de las voces más combativas contra la Revolución Ciudadana —el movimiento en el que había militado hace más de una década.
Uno de sus momentos más polémicos ocurrió en marzo de 2025 cuando denunció a la asambleísta correísta Paola Cabezas. La acusó de “incurrir en pánico económico” por una declaración televisiva en la que hablaba de “ecuatorianizar la dolarización” —durante la campaña de la segunda vuelta de las elecciones generales entre Daniel Noboa y Luisa González, de la RC.
Morillo dijo: “No voy a desmayar hasta que la autoridad establezca responsabilidades. Muchos asambleístas, amparados en la inmunidad, dan declaraciones sin medir las crisis que pueden generar” —como una estrategia desde ADN para afianzar la dolarización, un tema sensible para los ecuatorianos tras el feriado bancario de 2000.
Noboa ganó las elecciones y en mayo se posesionó en la Asamblea Nacional con mayoría oficialista —o aplanadora legislativa.
Más adelante, Morillo también protagonizó un enfrentamiento con la ex presidenta de la Asamblea, la correísta Viviana Veloz. Ocurrió en la sesión del 10 de julio de 2025, durante el segundo debate del proyecto de Ley de Áreas Protegidas. Aunque no era el tema, Morillo pidió la palabra para exigir la renuncia y destitución del legislador Santiago Díaz, investigado por la presunta violación de una menor de edad —a diciembre de 2025, Díaz está detenido.
“No podemos callar ni mirar hacia otro lado. La política no puede ser refugio de quienes destruyen vidas”, dijo. Luego se dirigió directamente a Veloz, coordinadora de la bancada correísta: “¿Qué acciones concretas ha tomado? ¿Con qué cara nos puede mirar hoy? ¿Seguirán guardando silencio?”, increpando a la RC. Veloz respondió que su bancada había repudiado el hecho y que la justicia debía actuar con todo el peso de la ley.
Además, Morillo impulsó un pedido de auditoría en la Contraloría General del Estado sobre la gestión del alcalde Pabel Muñoz, también de la RC. La solicitud fue hecha el 10 de abril de 2025 y cuestionaba el presunto abandono de bienes municipales en Quito.
Ese estilo confrontacional, particularmente dirigido contra el correísmo, parece haber sido valorado por el presidente Noboa.
En noviembre de 2025, tras la fallida designación de Álvaro Rosero, decidió que Morillo era la mejor opción para encabezar el Ministerio de Gobierno, una cartera clave, pero marcada por la inestabilidad: en los dos años de mandato ya han pasado siete ministros.
Información pública
Nataly Morillo es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Politécnica Salesiana, título obtenido en 2016. En 2021 completó un máster en Comunicación y Marketing Político en la Universidad Internacional de La Rioja, según la Senescyt.
En su declaración patrimonial como ministra de Gobierno reportó un patrimonio total de 140.068,30 dólares.
No registra participación en compañías ante la Superintendencia de Compañías, ni constan procesos a su nombre en la Función Judicial.
En el Servicio de Rentas Internas (SRI), por concepto de impuesto a la renta y salidas de divisas entre 2018 y 2025, Morillo ha pagado lo siguiente:
- 2018: 0 dólares, pagó 0 dólares de impuesto a la salida de divisas
- 2019: 0 dólares, pagó 86,09 dólares de impuesto a la salida de divisas
- 2020: 0 dólares, pagó 0 dólares de impuesto a la salida de divisas
- 2021: 115,87 dólares, pagó 0 dólares de impuesto a la salida de divisas
- 2022: 2.290,79 dólares, pagó 0 dólares de impuesto a la salida de divisas
- 2023: 7.776,67 dólares, pagó 60,75 dólares de impuesto a la salida de divisas
- 2024: 7.154,86 dólares, pagó 239,65 dólares de impuesto a la salida de divisas
- 2025: es el período fiscal en curso, pagó 28,44 dólares de impuesto a la salida de divisas
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