En medio de una grave crisis financiera, el Ecuador abandonó el sucre —usado durante 116 años— para convertirse en el primer país sudamericano que cambió su moneda nacional por el dólar estadounidense. Pero, después de 20 de años de dolarización, se conoce muy poco sobre los hechos que provocaron el feriado bancario en Ecuador. No es posible decir que hubo una sola causa, sino la suma de varias.
Todo comenzó en 1994 cuando, durante el gobierno de Sixto Durán Ballén, se aprobó la Ley General de Instituciones Financieras. La ley permitía los llamados “créditos vinculados” —préstamos bancarios a empresas, accionistas y administradores del banco que lo otorgaba. Con las nuevas medidas de Durán Ballén “los bancos abusaron de esta disminución de regulación y generaron todo ese abuso de los créditos vinculados”, dice el economista Diego Borja.
Un año después, el conflicto bélico con el Perú afectó aún más la frágil economía ecuatoriana. Al siguiente año, la crisis financiera internacional iniciada en el Sudeste Asiático repercutió en la quiebra de la mayor parte de los bancos privados del país.
En 1998 el Ecuador sufrió un devastador fenómeno de El Niño. Las graves inundaciones causaron pérdidas de cuatro mil millones de dólares por la destrucción de carreteras, caminos y puentes, así como daños en los cultivos y en el sector pesquero. Ese año, los precios del petróleo bajaron drásticamente: siete dólares por barril.
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Todo esto llevó a que la economía ecuatoriana se desplomara. El PIB per cápita —un indicador de la estabilidad económica de un país— decayó. En 1998 era de 2.035 dólares y en 1999 fue de 1.429.
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El 8 de marzo de 1999, un año después de ser electo, el presidente Jamil Mahuad declaró un feriado bancario. El feriado bancario en Ecuador fue el congelamiento de los ahorros de los ciudadanos por 24 horas: los ahorristas no podían sacar su dinero de los bancos ni hacer ninguna transacción. La medida buscaba, desesperadamente, evitar el retiro masivo de dinero de los bancos y proteger la estabilidad de la banca, que estaba totalmente quebrada.
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El Superintendente de Bancos de ese entonces, Jorge Egas Peñafiel, dio la noticia al país. A pesar de que Mahuad había dicho que “el gobierno jamás va a incautar, jamás va a confiscar las cuentas de nadie”, ese día, en cadena nacional, Egas dijo “hemos considerado necesario prolongar por un día el feriado bancario, decretado hoy por la Junta Bancaria”. Aunque el feriado bancario iba a durar 24 horas, se extendió por un año.