Todo empezó con Xavier Hervas. Cuando en 2021 el candidato presidencial de la Izquierda Democrática, un completo desconocido en la política ecuatoriana, logró el cuarto lugar en la primera vuelta con un 15% de los votos, muchos lo atribuyeron a su uso orgánico y fluido de las redes sociales. Sobre todo, de Tik Tok. En la segunda vuelta, Guillermo Lasso adoptó la misma fórmula (aunque sin el mismo carisma) y convirtió a unos zapatos rojos en los protagonistas de su triunfo y un símbolo de cercanía e identificación con sus votantes. En la campaña de las elecciones seccionales de 2023, los intentos de imitar esa fórmula ganadora se han multiplicado: tendencias digitales, exagerando sus dotes histriónicas en sketches de humor acerca de la inseguridad o la corrupción y hasta intentando coreografías. Esa lucha por la visibilidad y la viralidad pone una especial relevancia en la ropa de los candidatos.
Una camisa turquesa con el logo del partido. Atuendos que recuerdan a personaje de acción o autoridades militares. Un color que se repite una y otra vez para sugerir el compromiso con ciertas causas. Esos son algunos de los mecanismos que han usado los contendientes de las seccionales 2023 de Ecuador para reforzar sus mensajes políticos.
A veces lo hacen de manera literal. Por ejemplo: la candidata a la Alcaldía de Quito por la Lista 70, Jéssica Jaramillo, usó una camiseta con la leyenda “Ni Choros Ni Chumados #QuitoSinGrillete” debajo de su camisa blanca en el debate organizado por el Consejo Nacional Electoral (CNE).
Jaramillo reveló su prenda sorpresivamente, en un momento álgido del debate, mientras criticaba duramente al ex alcalde Jorge Yunda (a quien logró destituir en 2021). No es la única vez que Jaramillo, que busca posicionarse como “la alcaldesa valiente”, ha usado una prenda para comunicar sus posturas.
La hemos visto recorrer barrios y visitar medios de comunicación usando camisetas con mensajes como Alpha Female, y Girl Power. Paseó por el Metro de Quito usando una capa amarrada a su cuello, tal cual una superheroína.
Uno de los métodos más predecibles para construir la comunicación no verbal de los políticos es el color. El morado, desde las campañas por el voto de la mujer de inicios del siglo XX, es un color que está ligado al feminismo y a la erradicación de la violencia de género.
Luz Elena Coloma lo eligió como su marca de campaña. Es el color que predomina en todo su branding (vallas, afiches, entre otros), y el que eligió para el debate del CNE. Llevó una blusa lila acompañada de un blazer blanco. Fue también el color que llevó durante sus entrevistas con medios como GK, Gamavisión, Los 40 principales, entre otros. Varios de sus mensajes de campaña apuntan a convertirse “en la primera alcaldesa de Quito” y el morado, por sus connotaciones simbólicas, es un color obvio para remarcar esa intención.
La candidata recorre barrios, saluda a transeúntes y hace Tik toks usando una prenda ultra casual, muy alejada de los clásicos trajes de dos piezas tan típicos de las políticas.
Se trata de una chaqueta de jean intervenida con manchas de pintura, bolsillos de colores, bordados con palabras clave de su comunicación como “UIO” y “oportunidades” y su nombre escrito en la espalda. Es una pieza única y personalizada. Sin embargo a veces contrasta y luce fuera de contexto junto a otros elementos más serios y clásicos de sus outfits, como los mocasines de cuero y el pantalón de vestir que usó hace unos días para recorrer el Centro Histórico.
La candidata del Partido Social Cristiano (PSC) Susana González, quien busca ser reelecta como Prefecta de Guayas, ha hecho del amarillo el protagonista de su campaña. Es un color con fuertes vínculos históricos al PSC y además a la identidad nacional: la camiseta de la Tri es del mismo amarillo que González ha adoptado como propio.
Incluso ha usado esa prenda, firmada por varios jugadores de la selección de fútbol, en algunos eventos proselitistas. González parece estar muy consciente de los elementos estéticos de su imagen caracterizada por el amarillo, la bandana (del mismo color) atada a su cuello que no falta en ninguna aparición pública y una tersa e impoluta cola de caballo que usa para recoger su largo pelo rubio (lo que parece una marca distintiva de muchas mujeres que militan en el PSC).
Su coidearia, la alcaldesa Cynthia Viteri, ha hecho de su estilo personal una bandera política. La transformación radical de su look ha sido uno de los elementos más distintivos de su primer período como alcaldesa de Guayaquil.
Sus contrincantes lo usan para desprestigiarla, pero ella lo ha convertido en un símbolo de empoderamiento y un elemento indispensable de su vida pública. Los jeans rotos, las prendas de cuero y las camisetas sin mangas que enmarcan sus brazos tatuados ya no son ninguna novedad para los guayaquileños.
En campaña, Viteri ha preferido colores menos estruendosos, eligiendo el blanco, el azul y el negro en looks cómodos que recuerdan más a una heróina de acción que a una política tradicional. Quizás uno de sus outfits más memorables fue el que eligió para el debate del CNE. Viteri usó negro de pies a cabeza, en un look que incluía un pantalón de cuero con hebillas, un cinturón, un corset y una capa larga, sin mangas. Al ver la combinación, fue imposible no pensar en Trinity, el icónico personaje femenino de la saga The Matrix.
La estética de Viteri a veces parece opacar otros elementos de su administración (que ha sido cuestionada muy duramente en varios momentos), campaña y su discurso, al menos en la opinión pública. Quizás por ello, Aquiles Álvarez, uno de sus principales oponentes y candidato por el movimiento Revolución Ciudadana (RC), parece no poner atención especial a su ropa. Ha elegido camisas sencillas en colores opacos (grises y azules) y unos jeans como su uniforme oficial de candidato. Llama la atención que, a diferencia de su compañera de partido y candidata a Prefecta, Marcela Aguiñaga, Alvarez prácticamente no utiliza prendas distintivas de su partido, como la estridente camisa turquesa con el logo de la RC bordado en blanco y rojo en el costado izquierdo del pecho de otros candidatos del movimiento.
Aguiñaga siempre se ha caracterizado por ser una de las defensoras más férreas de Rafael Correa y del correísmo. En su rol como candidata, se ha puesto la camiseta del partido tanto figurativa como literalmente, eligiendo la camisa partidista (en turquesa o en blanco) como el elemento más relevante de sus atuendos, que acompaña con jeans, sneakers y una gorra rosa. Es una de las candidatas que más ha sacado partido de las redes sociales durante la campaña, creando una serie para YouTube llamada Súbete a mi moto, en la que pasea en su motocicleta (y con chaqueta de cuero) y conversa con personajes conocidos de Guayaquil como la actriz Emma Guerrero y el personaje televisivo Xavier Pimentel.
En Quito, Jorge Yunda lidera las encuestas y mantiene la misma fórmula de vestimenta que usó hace cuatro años, cuando fue electo alcalde por primera vez. No importa si está visitando un refugio de perros, tocando el bajo con su banda Sahiro en el sur de Quito o en entrevistas con medios, Yunda siempre recurre a una combinación de jean, camisa y blazer, usualmente en colores neutros, sin patrones ni colores estridentes, y jamás usa corbata. Es un detalle con el que busca remarcar su slogan de campaña,”Jorge de la Gente”, para posicionarse como un político “de a pie”, afín a los quiteños, que vive, piensa y se ve como ellos.
Uno de sus principales críticos, Pedro José Freile, candidato a Alcalde por el Partido Socialista, ha elegido una corbata de rayas azulgrana y un prendedor con el escudo de Quito como detalles estéticos para reforzar su mensaje de unidad para la ciudad. Freile incursionó en el escenario político local durante la campaña presidencial de 2021 y desde entonces es común verlo en ternos azul marino, camisas de colores neutros y sus infaltables lentes negros de marco grueso, al estilo Clark Kent.
Si bien es Freile quien ha dicho que ha sido asesorado por el equipo del polémico presidente de El Salvador, Nayib Bukele parece ser Andrés Castillo —candidato a prefecto de Pichincha por el PSC— el que ha sido influenciado por el presidente salvadoreño en algunos de sus looks. Bukele suele aparecer usando una chaqueta verde con símbolos militares, gorra y unas gafas de aviador marca Ray Ban cuando da ruedas de prensa y habla sobre sus políticas de seguridad.
En varios de sus eventos de campaña, Castillo utiliza un outfit color verde militar que incluye una gorra, camisa o camisa con su logo personal, chaleco, pantalones cargo o jeans, y zapatos negros. La seguridad de la provincia y la “mano dura contra la delincuencia” han sido mensajes clave de su campaña.
Sin duda, no podemos ni debemos medir la idoneidad de un candidato o la solidez de sus propuestas a través de su imagen o su estética. Hay muchos aspectos que son mucho más relevantes para decidirnos por uno o por otro contendiente. Sin embargo, no podemos dejar de lado que vivimos en una era gobernada por lo visual y que los políticos están generando más contenido que nunca antes —gracias a (y por desgracia de) las redes sociales.
En ese contexto, es imposible ignorar el peso de sus decisiones sartoriales para comunicar sus posturas, y a veces incluso contradecirlas. Después de todo, un candidato es una construcción comunicacional, donde la visualidad juega un papel medido milimétricamente y que busca transmitir algo —en algunos casos estará tan bien logrado, que incluso podría hacer que alguien con poca sustancia, pero con estrategias bien delineadas.
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