Guardar manjares
Esos días en los que no sabemos muy bien qué día es, ni cuánto falta para que se acabe el año, deberían ser declarados los días internacionales del recalentado.
Esos días en los que no sabemos muy bien qué día es, ni cuánto falta para que se acabe el año, deberían ser declarados los días internacionales del recalentado.
La comida navideña es el más alegre comfort food que se perfecciona año tras año.
El primer restaurante ecuatoriano en llegar a la lista de los 50 mejores de América Latina propone una experiencia de fine dining que nos lleva a pensar en nuestra relación con la comida de nuestro propio país.
No olvidemos agradecer cada vez que tengamos un plato al frente nuestro, si no sería dar por sentada la inmensa suerte que tenemos de poder comer todos los días.
Hicimos un recuento de las recetas de Quiero Comer que más gustaron, las que nos acercaron más a la cocina, nos ayudaron a sobrellevar la cuarentena y nos recordaron que la alegría está en las cosas más sencillas.
En la cocina de mi abuela siempre había música. De la radio salían melodías mientras ella cocinaba con ritmo y sazón.
Seguir una receta sacada de un libro, cocinar a fuego lento, tomarnos nuestro tiempo, volver a lo básico son todas manifestaciones del placer de desacelerar.
Esta salsa pomodoro es para esos días de pereza, para echarle a la pasta, al pan, a todo, cuando lo único que queremos hacer es echarnos a descansar.
En tiempos de comida fusión, volver a los platos más básicos de una tradición gastronómica puede ser un peligro o puro gozo. En Bai Tam, un pequeño restaurante vietnamieta en Quito, es como ser la bíblica prima Isabel: algo nos patea de alegría en la barriga. El restaurante atiende en dos formatos: a recoger y a domicilio (y usa los mejores stickers para responderte en su cuenta de WhatsApp). Esta reseña la chateamos entre Gabriela Valarezo, gourmand de GK, y su discípulo, José María León, que edita los textos en GK. Gaby: Bai Tam. JM: Déjame escribir al número de Whatsapp donde se hacen los pedidos. Lo atiende Lili Jiewen, que es también su chef —no sé cómo tiene tiempo de tanta amabilidad mientras cocina. Gaby: Dale, pide tres bánh mìs, o sea tres sánduches vietnamitas: uno de cerdo, otro de camarón y uno de hongo ostra. Pide también [...]
Cuando el vecino abrió la puerta de su apartamento, toda una cultura, hasta entonces desconocida para mí, entró por mi nariz, donde permanece hasta hoy.