Estuve atrapada en un supermercado casi dos horas mientras el cielo de Quito se caía en una de las tormentas más fuertes del año. Una llovizna suave comenzó cuando entré a la tienda. Fue ganando fuerza cuando llegué al pasillo de las conservas. Yo estaba tranquila, viendo a detalle unas latitas rojas de anchoas. Era la única: los demás compradores caminaban apurados y ansiosos tratando de evitar lo inevitable.

flecha celesteOTROS HAMACAS

Hay gente a la que no le gusta la lluvia: el tráfico se vuelve pesado, las filas interminables, los zapatos húmedos y el dinero invertido en las keratinas, perdido… ¡Qué horror! 

Habemos otros, en cambio, que amamos el olor del pavimento cuando las primeras gotas empiezan a caer. Tampoco me importa mucho que el pelo se moje.  Cuando llueve, el tiempo en el supermercado se vuelve lento. Las manecillas del reloj avanzan muy despacio cuando estoy entre frutas y vegetales: el incesante goteo sobre el techo me inspira a seleccionarlas, olerlas, sentir si están maduras o si todavía faltan unos días para disfrutar de todo su sabor. 

El término comfort food seguramente lo inventó algún ser muy inteligente, parado frente a su ventana viendo la lluvia caer sobre los campos mientras el estómago le sonaba, reclamándole la cena.

¿Acaso existe  una sensación más rica que la de un bocado caliente durante una abrigada noche de tormenta? 

Un plato de macarrones con queso para aplacar la incesante explosión de truenos…o algo tan humilde como unas galletas con literalmente lo que sea que encuentres en el refrigerador: inquebrantable compañía durante tardes de películas y nubarrones.

Ahora que el cielo de Quito empieza todos los días a cubrirse y tronar, y los días soleados se vuelven una memoria pasada, quiero proponerles una de mis recetas favoritas: peras al vino tinto. 

No tienen que comprarlas durante un día lluvioso, pero si el clima acompaña, tendrán la suerte de disfrutarlas cuando las primeras gotas de la tarde empiezan a galopar sobre su techo, como un incesante recordatorio de que es hora no solo de comer, sino de disfrutar el olor del pavimento…y descubrirse el pelo.

¡Buen provecho!

Peras al vino tinto

6 porciones / 1 hora 

Ingredientes:

6 peras pequeñas ligeramente maduras
1 botella de vino tinto seco 
1 ¼ tazas de azúcar 
1 cucharadita de pimienta negra 
4 clavos de olor
1 rama de canela 
 Crème fraîche o helado, para servir
  1. Pela las peras dejándolas enteras, con los tallos y el corazón intacto.
  2. Coloca las peras en una olla grande. Agrega el vino, el azúcar y las especias y cocina a fuego medio. Cubre la olla y deja hervir.
  3. Reduce el fuego a bajo y cocina durante unos 30 minutos, o hasta que un tenedor entre sin resistencia en las peras.
  4. Retira la olla del fuego y traslada las peras a un recipiente hondo, dejando el líquido en la olla.
  5. Calienta el líquido a fuego alto y deja hervir hasta que se reduzca a la mitad. 
  6. Vierte el almíbar sobre las peras y refrigera durante la noche si es posible.
  7. Para servir, echa cada pera en un plato hondo y vierte un poco de almíbar de vino tinto. Puedes agregar una cucharada de crème fraîche o una bola de helado de vainilla.
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Gabriela Valarezo
ex directora de arte y gourmand oficial de GK. Dirige Quiero Comer, desde donde, cada sábado, cuenta historias sobre una receta (y nos cuenta cómo preparala).

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