La campaña de la candidata a la presidencia por el correísmo, Luisa González, intenta posicionar la idea de que su contrincante, Daniel Noboa, es el continuismo del presidente Guillermo Lasso. Los que apoyan a Noboa argumentan que si Lasso derrotó a Andrés Arauz, Noboa debería poder derrotar a González: dicen que el techo del voto correísta está a la baja.
Para evaluar la validez de estas afirmaciones, vamos a identificar y analizar los segmentos electorales que aparecen al hacer un seguimiento de los votos que recibieron los candidatos en la segunda vuelta de 2021 —Arauz y Lasso— y los votos de los ocho candidatos de la primera vuelta de las elecciones anticipadas 2023. Y así intentar determinar a quién irán los votos en esta segunda vuelta.
El 31 de agosto de 2023 el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó los resultados de la primera vuelta presidencial. Solicitamos a esta institución la base de datos con resultados por cantones. Con esta base, y utilizando la misma metodología descrita en años anteriores —en la que se modela los resultados actuales por cantones de un candidato a partir de combinaciones de los resultados de todos los candidatos de una elección anterior— podemos estimar la siguiente matriz de transferencia de votos (los valores en paréntesis indican el margen de error):
El movimiento de Guillermo Lasso, CREO, no participó en estas elecciones anticipadas, y el voto que obtuvo Lasso en la segunda vuelta de 2021 fue captado por los 5 principales candidatos del 2023: Luisa González, Daniel Noboa, Fernando Villavicencio (tras su asesinato fue reemplazado por Christian Zurita), Jan Topic y Otto Sonnenholzner. Sí, hasta González logró arrebatar 2% del voto, probablemente arrepentido, que apoyó a Lasso hace dos años.
Como se ve en el cuadro, el desenlace del voto de Andrés Arauz en 2021 es más específico: va principalmente a 3 candidatos. El segmento más grande es el de Arauz-González, pero sorprendentemente Noboa logra arrebatarle al correísmo más del 6%. Topic le quita 4%.
Claramente Noboa es un candidato que tuvo la capacidad de atraer votos de todas las corrientes, como ya lo hemos analizado. Algo que Lasso nunca pudo hacer: robarle significativamente votos que históricamente pertenecieron al correísmo.
No hay una explicación evidente para el segmento de Arauz-Noboa. No hay que olvidar que en votos totales Arauz en primera vuelta 2021 tuvo 28%. El segmento Arauz-Noboa proviene de la votación que el correísta aglutinó en segunda vuelta. Podemos esbozar la hipótesis de que este es un voto muy blando de Noboa, y que González, con una buena campaña, lo podría recuperar. Quizás este segmento sea el más susceptible al mensaje de que banquero es lo mismo que empresario.
Evidentemente, el correísmo ha perdido fuerza en las dos últimas segundas vueltas: en 2017 y 2021. En el 2013, en cambio, no fue ni siquiera necesario un balotaje: Rafael Correa obtuvo el 57% y ganó la presidencia en una sola vuelta.
Con la misma metodología utilizada en el cuadro anterior, podemos analizar las transferencias de votos entre las segundas vueltas de 2017 y 2021:
El padrón electoral aumentó considerablemente entre el 2017 y el 2021. Por esta razón, es necesario incluir la categoría de “nuevos” en las opciones de votación de 2017. Este cambio en el padrón introduce también incertidumbre en el modelo, y esto se ve reflejado en el margen de error de las estimaciones de cada segmento. Se puede apreciar este aumento al comparar los valores en paréntesis de las dos tablas.
Este segundo cuadro muestra que Arauz no pudo sostener la votación de Lenín Moreno, y perdió aproximadamente ⅓ de la votación al nulo —auspiciado por Yaku Pérez, luego de quedar fuera del balotaje en 2021.
Con miras a la segunda vuelta del 15 de octubre, surgen algunas preguntas luego de revisar los segmentos electorales históricos. ¿Podrá Luisa González recuperar la votación que Andrés Arauz dejó escapar al voto nulo en 2021? El 7%, casi la mitad de ese voto nulo de la segunda vuelta de 2021, que llegó a 16%, se decantó en primera vuelta por Villavicencio (Zurita) y Noboa. Esto deja un 8% para que la campaña de González intente recuperar —el 1% de ese porcentaje ya fue absorbido por la candidata en primera vuelta.
Y, por supuesto, para ganar, González también tendría que recuperar gran parte del voto que pasó de Arauz a Noboa, anteriormente mencionado. Además, atraer a ese 4% del segmento Arauz-Topic.
También hay que considerar que el voto nulo es muy difícil de descifrar. Ambos candidatos, Noboa y González, tienen alta resistencia entre el progresismo, la Unión Nacional de Educadores (UNE), los grupos que defienden al medioambiente, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), algunos grupos de profesionales, etc.
El voto nulo posiblemente se reconfigurará en estas elecciones. No está claro si volverá a perjudicar al candidato del correísmo —asumiendo que la vara es la votación que obtuvo Moreno en el 2017.
Finalmente, no sabemos cómo van a votar la gran cantidad de decepcionados con el gobierno de Lasso. González podría aglutinar parte de este voto, aunque muy difícilmente el de los segmentos Lasso-Villavicencio (11%) y Lasso-Sonenholzner (5%).
Estos segmentos electorales históricos pintan un panorama un poco más complicado para González. Las últimas encuestas de Comunicaliza —cuyo tracking al sábado antes de las votaciones acertó el resultado de la primera vuelta— colocan a Noboa en la delantera, y su estudio de transferencia de votos muestra resultados similares a los aquí presentados.
Pero, en procesos electorales, nada está dicho sino hasta que se cuenten todos los votos.
Las bases de datos con resultados electorales por cantones fueron enviadas desde el CNE a Sebastian Naranjo por correo electrónico el 4 de septiembre.
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