En las últimas semanas se ha instalado la idea de que el voto nulo ayudará a Andrés Arauz en las elecciones del próximo 11 de abril. En realidad, el voto nulo, por definición, no le “ayuda” a un candidato en particular. Sin embargo, en el contexto específico de estas elecciones, la campaña por el voto nulo de Pachakutik muy probablemente le favorece a Guillermo Lasso. 

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La intuición de que “un mayor número de votos nulos favorece al candidato que va en primer lugar” está equivocada. La razón no es matemática sino conceptual. Aquí una breve explicación. 

El número de votos nulos y blancos influye en la forma como los votos receptados por las juntas se traducen en porcentaje de votos válidos (es decir, el porcentaje de resultado final para cada candidato). Por ejemplo, el 32.72% alcanzado por Andrés Arauz en primera vuelta se obtiene dividiendo el total de votos obtenidos por Arauz (exactamente 3’033,791 votos) para el número total de votos válidos (exactamente 9’272,034 votos válidos).

Los “votos válidos” son la suma de los votos recibidos por todos los 16 candidatos en la contienda. En esa suma no entran los votos blancos ni nulos. Los blancos y nulos no contribuyen al denominador de la división. Los votos válidos, sumados a los blancos y nulos, son el total de los “votos emitidos”. Pero el resultado oficial se obtiene dividiendo para el número de votos válidos solamente (no de votos emitidos). 

Por constatación matemática, a más votos nulos, menos votos válidos, y por lo tanto menor es el número para el que se dividen los votos recibidos para obtener el porcentaje de resultado. En consecuencia, el resultado de dividir cualquier número para un número más pequeño es un número más grande, simplemente porque así funciona la división. Por lo tanto, un mayor número de votos nulos “favorece” a todos los candidatos, pero “favorece más” a los candidatos que más votos obtienen porque la conversión a porcentaje de votos válidos funciona así. La siguiente imagen muestra este contraste con claridad en las elecciones de primera vuelta de 2002 hasta 2021. 

¿Cuál es el porcentaje de votos válidos versus los votos emitidos entre 2002 y 2021?

¿Cuál es el porcentaje de votos válidos versus los votos emitidos entre 2002 y 2021?

La imagen muestra los resultados para los dos primeros lugares en todas las primeras vueltas de 2002-2021. Como se muestra, no es preciso decir que “siempre un mayor porcentaje de voto nulo favorece al primer lugar” porque todo depende de la distribución de votos. 

Por ejemplo, en los años 2002 y 2006: con un elevado voto nulo y blanco (14% y 17%, respectivamente), los primeros lugares terminaron con porcentajes alrededor de 2-4% superiores al porcentaje de votos emitidos que recibieron. En otras palabras, la conversión a votos válidos les resultó en 2-4% adicionales a ambos. Por otro lado, en 2017, con un porcentaje de nulo y blanco bastante menor (9.8%), la conversión de votos emitidos a votos válidos fue igual (3-4% más). Es decir, en estos tres años —2002, 2006 y 2017— la conversión fue la misma a pesar de que hubo diferentes niveles de voto nulo. 

Pero en cambio, en 2013, con voto blanco+nulo de 9.1% (es decir, “bajo” en términos relativos), el primer lugar (Rafael Correa) ascendió más de 5 puntos (de 52 a 57.2), mientras que el segundo lugar (Guillermo Lasso) subió sólo 2 puntos (de 20.6 a 22.7). Esto se dio porque la distancia en votos entre el primero (Correa) y el segundo (Lasso) fue superior, comparada con otras elecciones. 

En la primera vuelta de 2021, la conversión de votos emitidos a votos válidos fue ciertamente más favorable para Andrés Arauz que para Guillermo Lasso. Arauz recibió el 28.6% de todos los votos emitidos, lo cual se convierte en el 32.7% de los votos válidos (el resultado final para Arauz fueron 4 puntos más en la conversión). Lasso, en cambio, obtuvo el 17.2% de todos los votos emitidos, lo cual se convierte en el 19.7% de los votos válidos (el resultado final para Lasso fueron 2.5 puntos más en la conversión). Esto se debe a que la distancia entre ambos fue amplia (más de 12 puntos). Es sólo una constatación matemática. 


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De lo anterior se desprende que, en primera vuelta, en un caso extremo, el nivel de voto nulo puede ayudar efectivamente al primer lugar por la siguiente razón. Si el candidato que queda primero en primera vuelta se acerca al 40% de los votos emitidos y le saca una ventaja por encima de 10 puntos al segundo, entonces el nivel de votos nulos (y blancos) puede efectivamente empujar al primero por encima del umbral del 40% y “ayudarle” a ganar en primera vuelta. 

Ahora, ¿algo de esto aplica para la segunda vuelta? Absolutamente no. La razón no es matemática sino conceptual. 

En segunda vuelta no aplica ninguna de estas consideraciones porque el ganador de la segunda vuelta se determina independientemente de la distancia entre los dos candidatos. Un mayor nivel de voto nulo en segunda vuelta, al igual que en la primera vuelta, ciertamente favorece más al candidato que tiene más votos. Pero,  ¿significa esto que le ayuda a ganar con más facilidad? Definitivamente no. ¿Le ayuda a sacar más diferencia? De acuerdo, pero no le ayuda a ganar. La diferencia con la que gana el candidato en segunda vuelta es irrelevante. 

En resumen, el presidente electo es quien obtiene más votos y el número de nulos afecta la conversión a votos válidos y le hacen ganar con mayor o menor distancia, pero nada más. No es, como algunos sostienen, que más votos nulos le hacen ganar al primero con mayor facilidad. Le hacen ganar con ligeramente mayor distancia, pero no con mayor “facilidad”. 

§

Dicho todo lo anterior, una pregunta muy distinta —subrayo, esta pregunta es muy distinta— concierne a si ciertos votos específicos en un contexto específico favorecen a uno de los dos candidatos. Específicamente, al contrario de la intuición, la campaña por el voto nulo de Pachakutik muy probablemente favorece a Guillermo Lasso por la siguiente razón. 

Tal como sostengo en un artículo publicado recientemente, el “clivaje” más importante para los electores que dieron su voto a Yaku Pérez en primera vuelta es derecha vs. izquierda. Es decir, la división social más importante y que orienta el voto de estos votantes, se establece en ese eje (yo normalmente me he sumado en decir que las categorías “derecha” o “izquierda” son muy generales y poco útiles; pero en algunos casos son abreviaciones útiles para la diferenciación. Este es uno de esos casos).

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Como consecuencia, confrontados con la elección entre el correísmo y un banquero conservador de derecha, lo más probable es que la mayoría de los electores que antes dieron su voto a Yaku Pérez, ahora estén más inclinados a dar su voto a Andrés Arauz. Ciertamente varios de ellos también optarán por votar nulo. 

Si una mayor proporción de estos votantes de Yaku Pérez votan nulo en segunda vuelta (o si desea para entender mejor el argumento imagine que “todos” los votantes de Yaku Pérez se convierten en votos nulos), muy al contrario de la intuición equivocada de que “el voto nulo favorece al candidato que va primero”, esta conversión específica de estos votantes a votos nulos —subrayo “específica”— favorecería a Guillermo Lasso porque le resta votos válidos a Arauz y le acorta la distancia con respecto a Lasso. 

Resultados en la votación de las elecciones de la primera vuelta de 2021

Ilustración de Gabriela Valarezo para GK.

Dicho de otro modo, si los votos que razonablemente se esperaría que vayan a Andrés Arauz se convierten en votos nulos, esa conversión le favorece a Guillermo Lasso, simplemente porque le acerca Arauz en el número de votos válidos. 

En resumen, volviendo a donde empezamos, en segunda vuelta, el voto nulo no le ayuda a ningún candidato a ganar con mayor facilidad. Sin embargo, en el contexto específico de estas elecciones, la campaña por el voto nulo de Pachakutik muy probablemente le favorece a Guillermo Lasso.