Muchos ciudadanos piensan que las intensas lluvias en Ecuador, que han dejado más de 60 mil damnificados hasta abril de 2023, se deben al fenómeno de El Niño. Pero no es así. Para entender cuándo ocurrirá, primero es necesario saber qué es El Niño

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El fenómeno de El Niño es uno de los fenómenos climáticos más importantes de la Tierra, parte de la variabilidad climática del planeta. El Niño, específicamente, es la fase cálida del patrón climático del Pacífico ecuatorial, llamado El Niño-Oscilación del Sur (ENOS). La otra parte de este patrón es fría, y se conoce como La Niña. 

Los patrones climáticos son características recurrentes del clima promedio de la Tierra,  “generados por la dinámica y la termodinámica del sistema climático de la Tierra”,  explica Alexander  Ruzmaikin del Laboratorio de Propulsión de la NASA. 

Es decir, son producto de la interacción entre los océanos y la atmósfera —más precisamente, de las corrientes marinas de El Niño y La Niña y una oscilación en el aire superficial sobre las aguas tropicales del Océano Pacífico oriental y occidental. Llamada “Oscilación del Sur”.

Además de ENOS, la Tierra tiene otros  patrones climáticos principales: el Patrón Océano Frío-Tierra Cálida, los Patrones Anulares del Norte y del Sur, la Oscilación Multidecadal del Atlántico y Circulación de Vuelco Meridional del Atlántico, el Patrón de América del Norte del Pacífico y el Patrón de Oscilación Decadal del Pacífico

Estos patrones se comportan y analizan en el mediano y largo plazo. Algunos duran períodos muy largos. La era glacial, por ejemplo, duró decenas de miles de años. En cambio, otros patrones climáticos suceden cada año, como las temporadas monzónicas en Asia. 

En el caso de El Niño, la fase cálida de ENOS, dura de doce a catorce meses, desde que la temperatura del océano comienza a aumentar hasta que vuelve a la normalidad. Sucede entre cada tres y cada cinco años (aunque ciertos investigadores dicen que pueden ser hasta ocho). Bolívar Erazo, director ejecutivo del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), enfatiza que el tiempo para que se dé el fenómeno “nunca se cumple a rajatabla”.

Durante el período en que dura El Niño, hay cambios  de las corrientes marinas, flujos de viento, distribución de las lluvias y temperatura, producto del calentamiento de la pariente oriental ecuatorial del Océano Pacífico.

Erazo dice que cuando ocurre El Niño, tanto la temperatura del océano como la de la atmósfera cambian, produciendo  lluvias intensas en las costas de Ecuador y Perú, que causan inundaciones y otros mal llamados desastres naturales.

¿Cuáles son las causas del fenómeno de El Niño? 

Erazo explica que este fenómeno se da por dos razones. 

La primera es el aumento en la temperatura de las aguas del océano Pacífico en la zona ecuatorial —básicamente, la zona del Pacífico que es atravesada por la línea ecuatorial que está frente a las costas de Perú y Ecuador (incluyendo las Galápagos). 

La segunda es el cambio en la dirección de los vientos alisios —que soplan de este a oeste en el planeta.  

Como todos los procesos climáticos, ambas condiciones están relacionadas e influyen la una en la otra

El aumento de la temperatura del agua del Pacífico hace que la presión atmosférica disminuya, debilitando a los vientos alisios. Como resultado, se genera el componente atmosférico de El Niño: la Oscilación del Sur, que son fluctuaciones  en la presión del aire superficial en las aguas tropicales del Océano Pacífico oriental y occidental. 

La Oscilación del Sur es medida mediante el Índice de la Oscilación del Sur (SOI, por sus siglas en inglés). Este índice toma en cuenta las diferencias de las anomalías atmosféricas entre la ciudad de Darwin, en Australia y la isla de Tahití, en la Polinesia Francesa, para tomar puntos en el Pacífico ecuatorial occidental  y otro en el oriental. 

Si el SOI es menor a -7, es indicativo de episodios de El Niño. Si tiene valores mayores a +7, es señal de La Niña, explica la Oficina de Meteorología de Australia. Los valores intermedios se consideran señal de la fase neutral del fenómeno conocido como ENOS. 

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Durante el fenómeno de El Niño se debilitan los vientos Alisios, se profundiza la termoclina, es decir la capa que separa dos masas de agua a distintas temperaturas y hay anomalías cálidas en el Pacífico Tropical Oriental. Fotografía de la página oficial del Monitoreo de eventos ENOS.

De hecho, es importante recalcar que el fenómeno de El Niño es solo la fase cálida de ENOS, que tiene dos etapas más. Erazo explica que estas tres fases se calculan por el promedio histórico de las temperaturas del océano Pacífico. Para esto promedian alrededor de 50 años de temperaturas del océano y determinan la normalidad. Las fases son: 

  1. El Niño: fase cálida. La superficie del Océano Pacífico está más caliente que sus valores históricos promedio normales. 
  2. La Niña: fase fría. La superficie del océano está más fría que su promedio histórico normal. 
  3. Neutral: intermedio en el que la temperatura de superficie del mar está cercana a los valores históricos promedio normales.

Mediante estas fases, basadas en la temperatura del océano se catalogan los años como “años Niño, años Niña o año Niño neutral”. Erazo explica que “se empiezan a monitorear los cambios en la temperatura de la superficie del mar desde diciembre hasta mediados de mayo” para saber si habrá condiciones Niño o Niña. Es decir, cálidas o frías. 

El director menciona que “desde fines de febrero del año 2023 el océano empezó a presentar calentamientos”. A pesar de que en los últimos tres años existieron condiciones La Niña, es decir, la temperatura del océano estuvo más fría de lo normal. “Para hablar de un fenómeno El Niño estas condiciones deben persistir durante tres meses al menos y se tienen que acoplar a lo que pasa en la atmósfera”, dice el director del Inamhi. 

Jonathan Cedeño, coordinador de la carrera de oceanografía en la facultad de marítima en la Escuela Politécnica del Litoral (Espol) explica  que para que se acople el océano y la atmósfera y provoquen el fenómeno deben ocurrir dos cosas. 

La primera, que el océano presente condiciones cálidas, es decir, condiciones El Niño. La segunda, que en la atmósfera la dirección del viento se invierta y provoque brisas más cálidas, es decir, la Oscilación del Sur. 

Cuando la superficie del océano se empieza a calentar provoca más humedad, que ingresa al continente y sube nuevamente a la atmósfera, donde se transforma en vapor de agua que forma nubes y estas hacen que llueva. A la par de este proceso, en la atmósfera, cambia la circulación de los vientos y vienen brisas más cálidas

Si entre marzo, abril y mayo persiste el calentamiento, se podría esperar que la siguiente época de lluvias, es decir, a finales de este año, potencialmente se presente un evento El Niño”, dice Erazo. 

Según el Centro Internacional para la Investigación del Fenómeno de El Niño (CIIFEN), el pronóstico del ENOS para el trimestre entre abril y junio de 2023 se espera “mayores probabilidades de condiciones neutrales, con un 70%” de probabilidad. También explica que esas condiciones se mantendrán por lo menos hasta la mitad de 2023, donde a partir del segundo semestre se podría desarrollar un El Niño. 

Erazo menciona que las probabilidades no son la realidad absoluta y que esto podría cambiar. Por ello menciona que el monitoreo permanente es muy importante para determinar con exactitud cuándo podría desencadenarse un evento El Niño. 

El 7 de junio de 2023, el Comité Nacional Efren que monitorea el Fenómeno de El Niño publicó un boletín donde dice que para junio se espera que las lluvias y la temperatura media del aire “estén por encima de los valores promedio”. Especialmente en la Costa, el centro y norte del país al igual que en Galápagos. 

Esto quiere decir que las lluvias serán más intensas y que pueden ocurrir inundaciones como las del pasado 3 y 4 de junio

Efren también dijo que en base a los pronósticos de la Anomalía de la Temperatura Superficial del Mar (ATSM) hay una probabilidad del 89% que ocurra el fenómeno. Por este motivo decidieron mantener el estado de “observación” y la alerta amarilla declarada por la Secretaría de Gestión de Riesgos. 

Sin embargo, el 18 de septiembre de 2023, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) Nacional dijo, en una rueda de prensa, que Ecuador cambió a alerta naranja. Esto porque el fenómeno es “inminente y posiblemente coincidirá con la época lluviosa del país, en el último trimestre del año”, explicó Cristian Torres, secretario de Gestión de Riesgos. 

Torres también dijo que, con la declaración de la alerta naranja, “los gobiernos seccionales y otras entidades intensificarán la preparación, para ejecutar planes de acción en cada territorio”. También dijo que el COE Nacional evaluará constantemente “el desarrollo del fenómeno”.

Carlos Zapata, director del Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada del Ecuador (Inocar), dijo que “las entidades técnicas mantendrán la observación del evento natural”. Por eso, dijeron que a inicios de octubre “zarpará un crucero que levantará una huella oceanográfica y vigilará el ingreso de aguas cálidas que vienen desde el Pacífico central a la parte oriental”.

Según el Inamhi, las probabilidades de que ocurra El Niño en el último trimestre del año son del 85% “este fenómeno podría empezar en los meses de octubre o noviembre”, dice el Inamhi. 

Consecuencias de “El Niño”

El aumento en la intensidad de lluvias, provocadas por un fenómeno Niño, pueden desencadenar una serie de otros fenómenos como aluviones, inundaciones, desbordamientos de ríos, deslizamientos de tierra entre otros que afectan directamente a las personas

Bolívar Erazo explica que cuando el agua está más caliente hay menos peces. “Con el calentamiento de las aguas, las corrientes marinas más fuertes y el cambio de temperatura, el pescado se ausenta, se hunde más y va a ser imposible pescarlo”, dice Pedro Chinga, pescador de Manta. 

El pescador explica que usualmente en el tiempo de lluvias cuando se presenta el fenómeno de El Niño “lo único que puede haber es un poquito de dorado”, pero otras especies como “picudo, bonito [albacora o atún blanco ] y atún se esconden por las altas temperaturas”. 

En el último boletín de Efren sobre el Fenómeno de El Niño dice que ante el posible desarrollo de un evento Niño se espera una disminución del atún, calamar gigante, corvina, merluza y otras especies pequeñas. También explican que podría haber un aumento en camarón marino y dorado. 

Algunos de los artes de pesca que usan los pescadores manteños son la red o trasmallo, el anzuelo y el palangre, al cual lo llaman longline. Este arte de pesca usa una línea larga a la cual están amarrados muchos anzuelos y se deja a la deriva por algunos días. 

Luego de ese tiempo se recoge la pesca, no obstante este arte tiene un alto índice de pesca incidental, es decir cuando caen especies que no son el objetivo, como tiburones o tortugas marinas. “La pesca longline se ve afectada durante el tiempo del fenómeno porque como las aguas se calientan el pescado se hunde y no cae”, concluye Chinga.  

Según el monitoreo del CIIFEN,  los pronósticos de lluvias para los meses de octubre a diciembre de 2023, “indican lluvias bajo lo normal en Centro América, Norte y Centro de Sudamérica” incluyendo toda la región Amazónica. En el informe también se dice que las lluvias sobre lo normal están “pronosticadas en parte de la región costera Occidental Norte y parte de la región Sureste de Sudamérica”, que incluye a una parte del litoral ecuatoriano

Las lluvias se pueden acentuar aún más “a partir de diciembre y extenderse hasta el mes de marzo del próximo año”, explica el informe. Entre las consecuencias que menciona están: 

  • Reducción de las lluvias y posibles sequías.
  • Aumento de lluvias y eventos extremos de precipitaciones que puedan generar inundaciones, crecientes súbitos, deslizamientos de tierra y avenidas torrenciales. 
  • Olas de calor y altos niveles de insolación que puedan causar afectaciones en la salud, seguridad alimentaria, nutricional y sectores productivos como el agrícola y pecuario 

También menciona que es importante tener en cuenta “la prevención de incendios forestales en la Amazonía, en la zona Alto Andina y corredores secos”. 

Por otro lado, la Entidad Colaboradora de Proyectos (ECP), del Colegio de Arquitectos de Pichincha, envió un boletín a GK que dice que aparte del incremento de lluvias, cambios en la temperatura, oleajes y variaciones climáticas impredecibles que puede provocar El Niño, también existe un “riesgo latente de derrumbes en algunas zonas de la capital”.

Ante eso explican que Quito carece de planes y protocolos establecidos y difundidos sobre “cómo regular el incremento de construcciones informales” que incumplen con los estándares mínimos. La ECP dice que estas construcciones “están expuestas a cualquier daño a causa de los desastres naturales” y piden “promover construcciones regulares y seguras, a través de programas y acciones”. 

En el boletín enviado a GK citan a Felipe Corral, arquitecto y director general de la ECP, que dice que “el 60% de las construcciones en Quito no están regularizadas”. Esto preocupa a los arquitectos e ingenieros “ante la posible afectación de infraestructura urbana en medio de sucesos naturales como los que se aproximan y un cambio climático que no se detiene”.

El origen del nombre

Según la Comisión Nacional de Meteorología e Hidrología (Conicit) de Venezuela, le denominaron “El Niño” por la época del año en que surge. Durante la colonia, los pescadores del puerto de Paita —al norte de Perú— pensaban que la pesca disminuía en Navidad porque “el niño Jesús deseaba que tomaran un descanso para reparar sus equipos y pasar más tiempo con sus familias”.

Luego usaron el término para referirse a los intervalos en los cuales las aguas del océano se vuelven cálidas y provocan fuertes lluvias en la región costera de Perú y Ecuador

Jonathan Cedeño dice que las primeras menciones de El Niño datan de 1891, en investigaciones de geógrafos peruanos.

Cedeño explica que estos geógrafos “por primera vez visibilizaron la alteración del ecosistema en el océano frente a Perú que generalmente es más frío, pero se dieron cuenta que cuando sucedía el evento de El Niño, ese sistema se alteraba, lo frío desaparecía e ingresaba lo cálido”. 

Bolívar Erazo menciona que recién en 1960 se empezó a generar evidencia científica y a deducir los porqués del calentamiento del océano. Y como este calentamiento influía en la atmósfera y a su vez esto en las lluvias en el continente.  

Medición del fenómeno

“El monitoreo de las condiciones es clave”, resalta Bolívar Erazo. Para esto el Inamhi mide constantemente las temperaturas en el océano a través de boyas y también por satélites y estaciones meteorológicas

Mientras que en el continente, explica Erazo se puede medir la lluvia, la temperatura de superficie del océano, la cantidad de humedad en la atmósfera, a través de sensores a bordo de satélites. 

Jonathan Cedeño explica que en la Espol tienen una estación meteorológica y dos instrumentos llamados CTD — Conductividad – Temperatura – grabador de Profundidad — que miden la conductividad, la temperatura y la presión oceánica. 

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El CTD es un instrumento oceanográfico que sirve para medir la conductividad, temperatura y presión oceánica. Fotografía de la cuenta oficial de Twitter de la Cámara Nacional de Pesquería.

El CTD es un instrumento pequeño. En la Espol lo llevan a la estación oceanográfica ubicada a cinco millas costa fuera de la población de San Pedro de Manglaralto en la provincia de Santa Elena, donde lo lanzan a la columna de agua que tiene cerca de 40 metros, explica Cedeño. Luego de 10 minutos lo sacan y vuelven al Centro Nacional de Acuacultura e Investigación Marina CENAIM del Espol para procesar la información

Con la información que recoge el CTD los investigadores pueden ver la distribución de las temperaturas dependiendo de la profundidad, el tiempo y también las anomalías que presenta el océano y de esta forma conocer las condiciones del agua y saber por cuál fenómeno puede estar atravesando el mar. 

Por otro lado, Cedeño explica que con la estación meteorológica, mediante los sensores que tiene, pueden medir la temperatura, la humedad relativa — relación entre cantidad de vapor de agua contenida en el aire y la máxima cantidad que el aire sería capaz de contener a esa temperatura, la magnitud y dirección del viento y los niveles de precipitación. 

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La estación meteorológica del CENAIM registra datos de temperatura del aire, radiación solar, radiación UV, velocidad y dirección del viento y pluviosidad. Fotografía de la página oficial del Centro Nacional de Acuicultura e Investigaciones Marinas.

La estación meteorológica, explica el oceanógrafo, censa la información cada dos minutos y cuando hay intensas lluvias el ESPOL reporta el acumulado diario y también hace resúmenes cada 10 días y mensualmente de todas las variables que mide la estación para conocer las condiciones climáticas. 

El comité de Estudio Regional del Fenómeno de El Niño (Erfen) es el ente que se encarga del monitoreo de este fenómeno. Está conformado el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi),  el Instituto Oceanográfico de la Armada (Inocar), el Instituto de Investigación de Acuacultura y Pesca, que es parte del Ministerio de Agricultura, la Dirección General de Aviación Civil (DGAC), la Universidad de Guayaquil y la Secretaría de Gestión de Riesgos del Ecuador (SGRE).

Erazo explica que el comité se reúne una vez al mes cuando no se evidencian que haya condiciones de Niño o Niña muy claras. No obstante, dice también que cuando las condiciones indican que estos fenómenos se pueden presentar se reúnen cada 15 días y sacan un boletín en el que informan a la ciudadanía lo que está pasando en el océano, las lluvias en el continente y demás. 

Erazo destaca que los informes de Erfen son la información oficial sobre los fenómenos Niño o Niña. El Inamhi también tiene un boletín sobre alertas de lluvias y tormentas, donde se puede determinar qué sucederá en los próximos días en cuanto a las lluvias. Esto también se puede ver en la aplicación Meteored

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Emilia Paz y Miño
Periodista y fotógrafa. Cubre temas de medio ambiente. También le interesan temas de género y derechos humanos.
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