«Nos destruye el alma», dice Jorge Peñafiel, «nos quita cierta esperanza». Peñafiel mira por el enrejado que cerca el edificio educativo. Es la primera vez que vuelve al lugar donde asesinaron a su compañero Fernando Villavicencio. No queda nada que dé fe de lo que pasó, justo frente de esta escuela en el norte de Quito: No hay manchas de sangre en el suelo, ni una cinta que impida el paso. Por un altavoz en una tienda al otro lado de la calle, suena música. La única prueba de lo ocurrido es un rosario blanco en la vereda, rodeado por unos ramos de flores.

Jorge Peñafiel estaba con Villavicencio cuando unos sicarios balearon al candidato presidencial del movimiento Construye. Esa tarde, Construye hizo  un mitin en el Colegio Anderson. «Cuando empezamos con la reunión, todo parecía normal”, dice Peñafiel, el candidato asambleísta por el distrito Quito Norte. Jorge Peñafiel dio un discurso y después el candidato presidencial Villavicencio le habló a la audiencia. 

Al final, Peñafiel y Villavicencio bajaron del escenario y caminaron hacia las puertas del edificio. De repente Peñafiel, oyó detonaciones.»En ese momento, no pensé que eran balas», recuerda, «me parecía que eran fuegos pirotécnicos».  Sólo cuando la gente se lanzó al suelo, Peñafiel se dio cuenta: «Esto es un ataque»

Un vídeo que circula por las redes sociales, muestra a Fernando Villavicencio saliendo del edificio de la escuela, rodeado de simpatizantes y personal de seguridad. Cuando sube a la camioneta, de repente se oyen disparos. “Fueron aproximadamente 60″, recuerda Peñafiel. Tres de los disparos impactaron a Villavicencio en la cabeza, dice Peñafiel. La gente lleva al herido a la Clínica de la Mujer, a menos de una cuadra del colegio. Pero cuando Villavicencio llegó a las puertas del hospital, según Peñafiel ya estaba muerto. «Tres tiros en la cabeza no podrían soportarse.” 

despedida de Fernando Villavicencio

Cientos de personas asistieron a la despedida de Fernando Villavicencio en el Centro de Exposiciones, en el Parque La Carolina, en Quito. Fotografía de Vanessa Terán Collantes para GK.

Una ola de violencia – no sólo contra políticos

Desde esa noche, el país está en shock: el presidente Guillermo Lasso declaró un estado de excepción y tres días de luto nacional. El asesinato de Villavicencio es el tema principal de conversación en el taxi, la panadería y en la oficina. Y aunque todos especulan sobre los motivos del ataque, los ecuatorianos están muy de acuerdo en un punto: el 9 de agosto de 2023 es un quiebre en la historia reciente del país.

El asesinato del candidato presidencial forma parte de una serie de actos violentos que impactaron al país por meses: menos de cuatro semanas antes, el candidato asambleísta por la provincia de Esmeraldas, Rider Sánchez Valencia fue asesinado. Una semana después, el alcalde de Manta, Agustín Intriago fue víctima de sicarios. Y sólo cinco días después del asesinato de Villavicencios, murió el dirigente de la Revolución Ciudadana, Pedro Briones.  

Pero la violencia no sólo afecta a los políticos: el año pasado, Ecuador registró más de 4.500 asesinatos violentos, superando la tasa de homicidios de México. Las cárceles del país se han vuelto lugares de motines, donde los presos secuestran a los guías penitenciarios y las Fuerzas Armadas, a su vez, intentan controlar la situación tomando medidas drásticas. El último amotinamiento en Guayaquil dejó 31 muertos. ¿Y los ecuatorianos? Ellos temen por su seguridad y por la de sus familias.

¿Cómo ha llegado a ésta situación? ¿Por qué se ha convertido Ecuador —por muchas épocas un país estable y seguro— en un Estado casi fallido? Como en muchos países de Centroamérica y Sudamérica, la respuesta apunta al crimen organizado y el narcotráfico. 

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Ecuador, proveedor principal de cocaína a Europa

Ecuador no es un novato en el narcotráfico. Aunque el país nunca produjo una cantidad relevante de drogas, siempre estuvo involucrado en su transporte: su posición entre Perú y Colombia, dos de los tres mayores productores de cocaína en Sudamérica, consolidaron a Ecuador como un país de tránsito. 

La cocaína sale desde Perú por Ecuador hacia los Estados Unidos o desde Perú y Colombia a través de los puertos ecuatorianos hacia Europa. Sin embargo, por muchos años el transporte de cocaína funcionó por debajo del radar público. «Las pandillas locales tenían conflictos entre ellos”, dice Simón Pachano, analista político y profesor de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) en Quito. “Pero no había un nivel de violencia hacia la sociedad ni los niveles brutales que hay actualmente.” 

A medida que la delincuencia crece desde aproximadamente 2018, también parece que el papel de Ecuador en el mercado mundial de drogas sigue aumentando. Según el Reporte Global de la Cocaína 2023, de La Oficina de Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (UNODC), la mayor parte de la cocaína incautada por las autoridades en Europa occidental y central en 2021 llegó desde Ecuador. 

Esto puede significar dos cosas: o los narcotraficantes ecuatorianos esconden mal la cocaína, o Ecuador se ha convertido en el principal exportador de cocaína a Europa. “Parte de la droga va a los Estados Unidos, pero la mayor parte va a Europa”, afirma el politólogo Pachano.

“De alguna manera estamos viviendo lo que vivió Colombia en los años 80 y 90 y lo que vive México”, dice Pachano. ¿Pero por qué le toca a Ecuador justamente ahora? 

Hay varias razones porque la violencia y el narcotráfico se volvieron tan visibles en los últimos años. Por ejemplo, la pandemia del covid-19, que dejó heridas en la economía y en los índices sociales. O el cambio de un gobierno de izquierda a un gobierno liberal-conservador que vino con una nueva estrategia en la lucha contra la delincuencia. 

Sin embargo, una de las principales razones es que en Ecuador se ha establecido una red compleja de cárteles narcotraficantes del extranjero y bandas locales. De los carteles extranjeros están involucrados principalmente los mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, así como la mafia albanesa. Se estima que ellos pactan con bandas locales como los Choneros, los Tiguerones y los Lobos. 

El resultado de estas alianzas se puede observar en las calles y las prisiones del país: hay una lucha sobre la hegemonía del narcotráfico en Ecuador, este puerto tan central para el mercado de drogas hacía el mundo.

Jaque mate en el tablero político

Mientras los narcotraficantes luchan en las calles, los partidos y movimientos políticos se topan con un escándalo tras otro. Al principio de 2023, se supo que habría habido sobornos en varias empresas estatales bajo el mandato del actual presidente Guillermo Lasso. Según varias denuncias, el Presidente lo sabía y no hizo nada para impedirlo.

Lasso lo ha negado vehemente. Pero aún así, tuvo que enfrentarse a un juicio político que podía haber significado su destitución. Pero antes de que eso ocurriera, disolvió la Asamblea, utilizando un recurso constitucional conocido popularmente como la muerte cruzada. Jaque mate en este ajedrez político. 

Por eso, hoy los ecuatorianos van a las urnas para  elegir un nuevo presidente y una nueva asamblea. Es posible que aún esta noche no se sepa quién será el nuevo jefe de Estado. 

Para ganar en primera vuelta, un candidato tiene que obtener al menos 40% de los votos con 10 puntos porcentuales de diferencia a su rival más cercano.  Si ningún candidato cumple con estos requisitos, los dos que tengan la mayor cantidad de votos competirán en una segunda vuelta, que se haría el 15 de octubre de 2023.

Además, es posible que haya un alto voto nulo en las elecciones. Aunque no sea probable que suceda, la ley electoral ecuatoriana dice que una elección es inválida si hay más votos nulos que lo que pueden reunir todos los candidatos juntos.

Mi poder en la Constitución

En un atril, sobre una foto de Fernando Villavicencio, colocaron una banda tricolor que dice Mi poder en la Constitución, que es la que usan los presidentes en Ecuador. Fotografía de Vanessa Terán Collantes para GK.

El asesinato que podría cambiar el espectro político

Una de las últimas encuestas confiables mostraba a la candidata de la Revolución Ciudadana, Luisa González, en primer lugar. Pero se realizó antes del asesinato de Fernando Villavicencio.

Hasta que cierren los colegios electorales, todavía puede pasar mucho —especialmente considerando que Fernando Villavicencio publicó denuncias de corrupción contra el gobierno de Rafael Correa. Como  resultado, Correa fue condenado a ocho años de prisión y tuvo que huir al exilio en Bélgica.

El asesinato de Villavicencio arrojó una sombra sobre los enemigos políticos de Villavicenicio – más que nada a los representantes del correísmo. El asesinato del 9 de agosto de 2023 podría cambiar la configuración del poder tras estas elecciones.

De todos modos, quien llegue al Palacio de Carondelet no tendrá por lo que ser envidiado. Deberá gobernar un país asolado por el narcotráfico más que nunca. «Siento que nos están ganando la batalla», dice Jorge Peñafiel, con una mano en la reja del Colegio Anderson. No se refiere a la batalla entre candidatos, sino a la batalla del pueblo ecuatoriano contra el narcotráfico. 

«Los buenos somos más»: Ese es lema que se escucha bastante desde el asesinato de Villavicencio. Pero después de todo lo que ocurrió, suena más como un ruego desesperado que una firme convicción.

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Alisa Schröter
Periodista de Alemania. Trabajando de manera multimedial con una pasión por podcasts. Reportando desde Ecuador gracias a una beca del Programa Internacional de Periodistas (International Journalists’ Program, IJP).
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