A pocos días de que elijamos nuevo alcalde en Quito, una de las preguntas más recurrentes es qué pasaría si Jorge Yunda gana las elecciones, dado que tiene una sentencia pendiente del Tribunal Contencioso Electoral. En 2021, dos años después de iniciada su administración, fue destituido como resultado de un proceso constitucional para removerlo del cargo.
Hay dos escenarios posibles: que la sentencia se ejecutorie antes de su posesión como alcalde, o después de su posesión. En ambos casos, quien asumiría el cargo es uno de los concejales electos en febrero de 2023.
Tras haber sido removido de su cargo en un proceso constitucional, Jorge Yunda dejó la alcaldía de Quito en junio de 2021 y asumió, en su lugar, Santiago Guarderas. Ambos fueron elegidos como alcalde y concejal, respectivamente, por el mismo movimiento político, Unión Ecuatoriana. Pero luego se distanciaron, y finalmente Guarderas terminó ocupando el cargo de Yunda, a pesar de los recursos legales de los que éste intentó echar mano para mantenerse frente a la Alcaldía de Quito.
Más de un año después, Yunda se volvió a postular para las elecciones seccionales de 2023. Eso ocurrió a pesar de que hay una sentencia en su contra del Tribunal Contencioso Electoral —máxima autoridad en justicia electoral. Dictada en agosto de 2022, el fallo del organismo considera que el ex alcalde incurrió en una falta electoral grave al mantenerse en el cargo a través de acciones de protección, desconociendo una sentencia anterior del TCE que ya le retiraba los derechos políticos.
Con el fallo, Yunda pierde sus derechos políticos por un período de dos años. Es decir, hasta agosto de 2024.
Sin embargo, la sentencia no está en firme, pues Jorge Yunda solicitó un recurso de ampliación y aclaración. Este recurso sirve para “aclarar lo que esté oscuro en la sentencia, lo no explicado. O amplía algún punto controvertido que la parte considere que no ha sido explicado de manera adecuada, pero no cambian el fondo de la sentencia”, dijo el constitucionalista Esteban Ron a GK tras conocerse la decisión del TCE.
Eso significa que, diga lo que diga el TCE, Yunda perderá sus derechos políticos. Sin embargo, mientras el organismo no se pronuncie, la sentencia no puede ejecutoriarse y, por lo tanto, Yunda no tiene impedimento legal para participar con una candidatura —como, en efecto, lo hace— o incluso para posesionarse como alcalde de Quito.
Si el alcalde se elige entre los concejales
Con ese contexto, si Jorge Yunda gana las elecciones hay algunos escenarios posibles.
En el primero, Yunda gana y la sentencia sigue sin ejecutoriarse durante el período entre que gana —febrero de 2023— y el día de la posesión —mayo de 2023. Por lo tanto, sin sentencia en firme, Yunda se posesiona como alcalde de Quito.
Pero tarde o temprano, el TCE debe responder el recurso interpuesto y, diga lo que diga, el fondo de la respuesta no cambia, por lo tanto, Yunda pierde sus derechos políticos.
¿Quién pasaría a ocupar su cargo? La vicealcaldesa previamente electa, explica Diego Cevallos, consultor en gobierno local. Tal como establece el Código de la Democracia, si el alcalde es hombre, la vicealcaldesa debe ser una mujer elegida entre los concejales que conforman el Concejo Metropolitano.
Esa elección de la vicealcaldesa se hace en la primera sesión convocada por el Alcalde —Yunda, en este escenario— tras su posesión. En los meses siguientes es la vicealcaldesa ya electa y posesionada quien automáticamente suple al alcalde en caso de que este no pueda ejercer sus funciones. Por eso, quien gane esa elección al interno del Concejo será clave.
En el otro escenario, en el que Jorge Yunda no logre posesionarse porque la sentencia se ejecutoría antes del 15 de mayo, fecha de la posesión, entonces el Concejo Metropolitano electo —conformado por 21 concejales— debe autoconvocarse y elegir, en esa sesión, al alcalde, de entre los concejales, explica Diego Cevallos. Y dice que, este es un caso excepcional en el que la sesión inaugural puede ser convocada por los concejales, y no por el alcalde electo.
El Código de la Democracia, en su artículo 167, prevee que “en el caso de que una autoridad electa falleciera o en caso de ausencia definitiva previo a su posesión, asumirá su dignidad el respectivo binomio o suplente según corresponda, el mismo que será posesionado como principal”. Según Cevallos, que una sentencia se ejecutiríe, como en el caso de Yunda, se podría considerar una ausencia definitiva.
En ambos escenarios, quien ocuparía el cargo de alcalde —si la sentencia en contra de Jorge Yunda queda en firme— sería uno de los concejales electos este próximo 5 de febrero.
¿Cómo está compuesto el Concejo Metropolitano?
En caso de que Yunda deje sus funciones después de haber sido posesionado como alcalde de Quito, el Concejo Metropolitano debe elegir a su reemplazo.
El Concejo es el órgano legislativo del gobierno local, es decir, es quien genera el marco legal para la ciudad —a través de las ordenanzas— y fiscaliza al Ejecutivo, es decir al Alcalde y los secretarios que este nombra.
Predecir los resultados de cómo se va a conformar el Concejo es muy difícil porque habría que proyectar el número de votos de cada organización política en cada circunscripción, y luego asignar los escaños de acuerdo al método de distribución de Webster (que explicamos más adelante). De todos modos, hay que volver la mirada a las elecciones seccionales de 2019 para tener pistas.
La composición del Concejo Metropolitano está mecánicamente vinculada a la distribución de los votos para los candidatos a alcaldes.
Quito se divide en cuatro circunscripciones: norte, centro, sur y zona rural. Las organizaciones políticas que presentan candidato a alcalde también inscriben listas de concejales que disputan los escaños disponibles en cada circunscripción: 5 en cada una de las circunscripciones urbanas y 6 en la zona rural. En total, 21 escaños en disputa.
Usualmente, el candidato a alcalde coordina su campaña en el territorio con los respectivos candidatos a concejales. Los candidatos a concejales son representantes de gremios y organizaciones sociales o líderes barriales, y normalmente tienen una conexión con el territorio donde compiten. Las campañas para la alcaldía aprovechan —y a la vez fortalecen— esta infraestructura territorial y, en definitiva, los votos que obtienen los candidatos a concejales están anclados a los votos que jala el candidato a alcalde de su lista.
Por esto, cuando se agregan todos los votos de los concejales, éstos coinciden en magnitud con los votos obtenidos por los candidatos a alcaldes.
En 2019, las cinco organizaciones que recibieron mayor votación en la carrera por la alcaldía fueron Unión Ecuatoriana, cuyo candidato fue Jorge Yunda; Fuerza Compromiso Social que participó con Luisa Maldonado, quien quedó en segundo lugar; Izquierda Democrática (en alianza con Democracia Sí) con Paco Moncayo; Concertación con César Montúfar; y CREO que participó con Juan Carlos Holguín, el actual canciller.
El Concejo Metropolitano quedó conformado por 9 concejales de Fuerza Compromiso Social, 3 de Concertación, 3 de Unión Ecuatoriana, 3 la Izquierda Democrática, 2 de CREO y una concejal que participó por una alianza de la que la ID también fue parte en la zona rural.
Es decir, todos los miembros del Concejo sin excepción fueron parte de una de las cinco organizaciones más votadas para la alcaldía. Pero ninguna, por sí sola, logró tener mayoría en el Concejo.
Resulta muy difícil para una organización política ganar un escaño en el Concejo si su candidato a alcalde no tiene buen desempeño. Para ponerle números, en 2019, el mínimo de votación que una organización requería para colocar por lo menos un concejal en el Concejo era de alrededor de 90 mil votos. Mientras más votos se obtienen, mayor la probabilidad de ganar escaños, y esto nos lleva a hablar de los detalles.
El método de asignación de escaños en el Concejo es el método Webster: se suman todos los votos conseguidos por cada organización, y luego se dividen por factores siguiendo los números impares 1, 3, 5, 7, 9, etc. Los cocientes de todas esas divisiones se ordenan de mayor a menor y los escaños de cada circunscripción se asignan a los primeros lugares.
En 2023, el método de asignación será el mismo pero, a diferencia de 2019, el método de votación será diferente. Los electores este año podrán votar únicamente por listas de concejales, es decir que no se puede votar individualmente, por ejemplo, por un concejal de la ID, otro de CREO, otro de la RC; se elige una sola lista y se vota en plancha.
En 2019 podían votar por los individuos —en el ejemplo, un concejal de la ID, otro de CREO, otro de la RC, etc.
Este cambio en las reglas del juego tiene efectos sobre la composición resultante del Concejo Metropolitano, y lo adecuado es imaginar lo que podría pasar este año considerando la composición que habría tenido el Concejo en 2019 si la regla de votar por listas hubiera estado vigente. La siguiente figura muestra ese escenario.
Si la votación por listas cerradas hubiera estado vigente en 2019, la composición habría sido similar, con las primeras cinco organizaciones representadas, pero las proporciones habrían sido ligeramente distintas: Fuerza Compromiso Social habría colocado 6 concejales en lugar de 9, Concertación y Unión Ecuatoriana 4 cada una, en lugar de los 3 que cada una sacó; Izquierda Democrática y CREO 3 cada una —es decir, la ID lo mismo que sacó, y CREO uno más de los que sacó; y la concejalía rural apoyada por la ID en alianza se habría mantenido igual.
¿Qué concejales alcanzarían la votación suficiente para entrar al Concejo Metropolitano?
Frente a este espejo, especulemos.
Como describimos en otro texto, hay razones para esperar ciertas correspondencias entre lo que fue la elección de 2019 y lo que será la de 2023.
Jorge Yunda mantiene su posición y su electorado, por lo tanto podemos esperar que la representación de Pachakutik (el partido con el que Yunda se lanza) en el Concejo Metropolitano este año sea conmensurable con la que tuvo Unión Ecuatoriana en la elección anterior. La Revolución Ciudadana, anclada en Pabel Muñoz, tendrá una representación similar a la que tuvo Fuerza Compromiso Social en 2019, que en ese entonces representaba al correísmo. ¿Qué pasará con el resto?
Nuestra hipótesis es que la votación de César Montúfar de Concertación y Juan Carlos Holguín de CREO en 2019 es un indicador aproximado para lo que pueden esperar Luz Elena Coloma, Pedro José Freile y Andrés Páez este año.
Coloma, Freile y Páez parecen oscilar entre el tercer y quinto puesto dependiendo de la encuesta que se mire, pero tienen electorados similares con preferencias correlacionadas. No es impensable que un elector prefiera a uno de ellos como candidato para alcalde, pero elija a otra lista de concejales para integrar el Concejo Metropolitano. Y en esto, CREO tendría una ventaja.
La razón es que las marcas en política, como en todo, influyen. Freile con el Partido Socialista hace ruido. Páez en Sociedad Patriótica se ve raro. Es mucho más probable que un elector de este segmento vote por los concejales de Coloma, independientemente de su preferencia para alcalde, porque CREO es la marca más “natural” que calza con este electorado.
En resumen, CREO podría convertirse en la tercera fuerza más grande del Concejo, tras Pachakutik con Yunda y la RC con Muñoz, pero todo depende de cómo se diluyan los votos dado el método de asignación de escaños.
Bajo estos supuestos, si la RC coloca alrededor de 6 concejales en 2023, dada la distribución del voto de la RC en las circunscripciones, se puede esperar que por los menos las cabezas de lista de las tres circunscripciones urbanas pasarían a formar parte del Concejo. Hablamos de Emilio Uzcátegui (norte), Wilson Merino (centro) y Blanca Paucar (sur). La cabeza de lista de la circunscripción rural de RC, Fernanda Racines, tendría igualmente gran posibilidad.
Del lado de los candidatos de Pachakutik, anclados en la votación de Yunda, se podría esperar que integren el Concejo, sobre todo, las cabezas de lista de la circunscripción centro, Juan Báez, y de la circunscripción sur, Joselyn Mayorga. Las posibilidades de Estefanía Grunauer (circunscripción norte) serían altas, pero ligeramente menores a las cabezas de las otras dos circunscripciones dado que el voto fuerte de Yunda es ligeramente superior en las circunscripciones centro y sur.
El número de concejales que coloque CREO es, como hemos dicho, dependiente de la forma como se diluya la votación de las fuerza afines, pero los candidatos más opcionados para entrar serían Bernardo Abad (circunscripción norte) y Carolina Moreno (circunscripción centro).
De las otras fuerzas políticas no podríamos adelantarnos por las razones que describimos antes. Si nos fijamos en el espejo del 2019, los cinco primeros candidatos a la alcaldía son las anclas que jalan a las respectivas listas de candidatos a concejales.
Pero en las elecciones de 2023, puede ocurrir el fenómeno de que los votantes de Pedro Freile y Andrés Páez otorguen sus votos para concejales a los candidatos de Luz Elena Coloma. Reiterando, eso significa que CREO, como organización, arrastraría más votos y ganaría más escaños en el Concejo, mientras que Sociedad Patriótica (de Páez) o el Partido Socialista (de Freile) no tendrían suficientes votos para asegurar ni una concejalía.
Estas son hipótesis. Los números exactos los conoceremos el día de las elecciones.
En resumen, la expectativa razonable es que las primeras tres fuerzas políticas representadas en el Concejo Metropolitano sean la RC, Pachakutik y CREO. De entre estos concejales, habría que elegir al vicealcalde o vicealcaldesa y, uno de ellos, podría ser entonces quien se convierta en alcalde de Quito en el escenario en el que Jorge Yunda gane y no pueda ejercer ese cargo.
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