Cuando Henry Kronfle se sienta en la butaca roja donde será la entrevista con la periodista Martina Vera, se acomoda. “Estoy nalgón, no entro en la silla”, dice y se ríe. El candidato por el Partido Social Cristiano (PSC) llega a la Plaza del Teatro, en el centro histórico de Quito, como lo ha hecho el resto de sus competidores: con policías con chaleco antibalas y armados. Mientras en el set de El punto es se ajustan los micrófonos y las cámaras, Kronfle comenta con Vera el debate presidencial, que fue el día anterior. “No se habló de educación ni de violencia de género. El formato no me gustó para nada”, dice.
Kronfle viste una camisa blanca con dos botones abiertos en el pecho que dejan ver una gruesa cadena dorada, un saco de cuadros azul, lentes de marco grueso y transparente, y un reloj con correa plástica amarillo socialcrisiano. Cuando Martina Vera dice que le avisen si está despeinada, él se suma: “a mí también”, y ríe tocándose su cabeza casi calva.
En la entrevista a Henry Kronfle, el ex presidente de la Asamblea Nacional, dice que es la sexta del día, y enumera los medios y los periodistas con los que estuvo hoy. Son las 12:10 y Martina Vera empieza mostrándole fotografías, una de ellas de Pablo Muentes, ex asambleísta del PSC, investigado por delincuencia organizada.
Vera le pregunta si luego de que Muentes fuera detenido hubo una depuración del partido; Kronfle, enfático pero con un tono de voz bajo y modulado, le responde que el exlegislador nunca estuvo afiliado al partido.
Quizás para cambiar de tema o quizás para mostrarse implacable con los casos de corrupción dentro de su partido, recuerda el caso del fallecido prefecto del Guayas, Carlos Luis Morales, que fue detenido y acusado de corrupción. “Le pedimos que renunciara y que lo reemplacen porque tenía grillete ese momento y era impresentable que el prefecto del Guayas esté con grillete”, dice.
Henry Kronfle mantiene un tono calmado durante toda la entrevista, como quien se ha preparado para no alzar la voz ni decir un comentario del que luego se puede arrepentir.
Pero no parece estar tan atento a detalles que para otros son alertas rojas. Por ejemplo, cuando Vera le muestra un video de campaña en el que aparece un hombre gordo con el pecho descubierto y sus cachetes pintados con líneas rojas —supuestamente un indígena— haciendo un inventado baile de la lluvia, y le pregunta si no le parece ridiculizar a los indígenas, responde que no. Dice que el objetivo de esa propaganda es mostrar lo ridículas que se han vuelto las respuestas para solucionar la crisis energética.
O cuando Martina Vera le pregunta sobre una propuesta específica para generar más empleo para las mujeres, que son las más afectadas por la pobreza, responde que va a generar más empleo y tiene que cumplirse la Ley Violeta. “Que sea equitativo para hombres y mujeres, que no haya un empleo específico para una mujer, a menos que sea, yo qué sé, algo especializado en belleza, cosas así”, dice.
Uno de los temas en los que más se extiende es sobre su paso por la Asamblea Nacional. Sobre el pacto entre el Partido Social Cristiano, la Revolución Ciudadana y CREO en 2021, el candidato presidencial dice que nunca hubo acuerdo con el PSC, solo entre los otros dos partidos —el que llegó a la Presidencia y el que tenía mayoría en la Asamblea Nacional. “Después mintieron el acuerdo porque comenzaron a poner una serie de cosas que no eran verdad, que se había negociado la cabeza de la Fiscal General del Estado”, sostiene. “Hubiera sido un acto delincuencial”, sentencia.
Antes de irse, con las cámaras apagadas, Kronfle critica a dos encuestadoras y suelta, como revelando un secreto que en realidad parece un deseo de él y los demás candidatos: “estamos pegaditos al segundo lugar”.
Cuando sale de la cervecería Andes Brewing, donde ha sido la entrevista, hay dos policías motorizados en la puerta. El candidato a la presidencia por el Partido Social Cristiano camina rodeado de otros cuatro agentes a pie, que observan los alrededores de la plaza. Él se detiene a saludar a dos señores que están en una banca, camina lento quizás esperando que alguien lo reconozca y se le acerque, pero no ocurre.
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