En estos cuatro días, los resultados de la consulta popular y el referéndum se han discutido desde la búsqueda de ganadores y perdedores. ¿Ganó el gobierno? ¿Ganó la Revolución Ciudadana? ¿Ganar nueve preguntas y perder dos es de todas maneras una victoria? ¿Perder las dos preguntas más importantes es, en realidad, una derrota? ¿Fracasó también la campaña del “once veces no”?
Cualquier respuesta es más cuestión de gimnasia retórica que de verdad objetiva. Alguien debe imponer la narrativa y adjudicarse la victoria, y esto, por supuesto, es importante para el gobierno y la oposición.
Pero estas elecciones, como todas, arrojan datos útiles para tomar el pulso de la opinión pública.
Como Ecuador es un país de gran volatilidad, donde las cosas pueden cambiar mucho de un momento a otro, vale la pena usar los resultados del domingo para analizar la orientación general del electorado al responder a las preguntas propuestas por el gobierno. Así como también para analizar el estado del apoyo actual al gobierno de Noboa y la distribución geográfica del apoyo a la postura de oposición.
Al momento, jueves 25 de abril de 2024, los únicos datos disponibles del Consejo Nacional Electoral (CNE) son los resultados por provincias. Esto es una gran limitante para la evaluación. Cualquier evidencia, en este punto, es circunstancial y no conclusiva, por lo menos hasta tener datos más desagregados.
¿Cómo votó el electorado en el referéndum?
Desde hace varios años se ha repetido la idea de que las consultas populares son mediciones de la aprobación del presidente. Por eso, el presidente Guillermo Lasso perdió la consulta del 2023, incluso en las preguntas relativamente fáciles de ganar.
Al mismo tiempo, Ecuador está atravesando una coyuntura extraordinaria, con niveles históricos de violencia y criminalidad. En ese contexto, días antes de la consulta también circulaba la idea de que “lo que la gente quiere es seguridad”. Por eso, se decía que el gobierno iba a ganar algunas de las preguntas fácilmente, independientemente de la aceptación que tiene el Presidente.
La pregunta A, sobre la participación de las Fuerzas Armadas para combatir el crimen organizado, era la pregunta que, por excelencia, debía ganar ampliamente (“¿quién se va a oponer a eso?”). Y, efectivamente, fue la pregunta mejor valorada de la jornada con 72% de aprobación.
Sin embargo, la distribución de la votación muestra una clara tendencia: en las provincias en las que Daniel Noboa recibió su apoyo mayoritario en las elecciones anticipadas de 2023 son también los territorios donde el electorado votó mayoritariamente por el SÍ en el referéndum.
Tungurahua es el mejor ejemplo de eso. Loja, Pastaza y Galápagos entran en la misma categoría: provincias donde Noboa ganó ampliamente en 2023 y ahora votaron mayoritariamente SÍ en esta pregunta.
En el otro extremo, Manabí o Los Ríos son territorios fuertes del correísmo, donde Noboa recibió su menor votación en la segunda vuelta presidencial de 2023. Y, el domingo pasado votaron por la pregunta A en proporciones bastante menores al promedio nacional. Sucumbíos es el ejemplo más extremo de esto.
Hay dos casos adicionales que llaman la atención.
El primero es Esmeraldas, provincia inmensamente azotada por la violencia y la criminalidad, y que, sin embargo, votó por la pregunta sobre el apoyo de las Fuerzas Armadas en un nivel menor al promedio nacional. Una posible lectura es que Esmeraldas ya ha sido un territorio donde las FF.AA. han intervenido, y sus habitantes no dieron un apoyo decisivo a esta pregunta porque en su vida cotidiana la presencia de los militares no ha marcado ninguna diferencia (o quizás las cosas han empeorado).
Otra posible lectura es que Esmeraldas es un territorio de bajo apoyo electoral al presidente Noboa, y el nivel de votación en esta pregunta está correlacionada con la simpatía del pueblo con el gobernante.
El segundo caso que llama la atención es Guayas, otro de los territorios más azotados por el crimen. A pesar del nivel de violencia y criminalidad, la provincia votó por la aprobación en esta pregunta apenas por encima del promedio nacional (74%). Si se considera la votación en las presidenciales de 2023, en esa provincia desagregada por cantones, se ve que en la mayoría de los territorios Noboa no alcanzó un apoyo mayoritario.
En resumen, los resultados del domingo sugieren que las preferencias del electorado están cristalizadas a un nivel bastante significativo, a tal punto que se distingue una tendencia en términos de apoyo y rechazo a Noboa. Eso se da, incluso, en un tema de altísima aceptación como la pregunta sobre la participación de las Fuerzas Armadas en el combate contra el crimen organizado.
¿Cómo influyó la campaña de la Revolución Ciudadana en el voto de oposición?
Si el apoyo de las Fuerzas Armadas encarna la pregunta de la aceptación a la consulta por excelencia, la del trabajo por horas es la expresión más nítida del voto de rechazo.
La oposición a la consulta popular, oficialmente hablando, estuvo abanderada por el movimiento indígena. La Revolución Ciudadana (RC) no se inscribió en el Consejo Nacional Electoral para hacer campaña por NO, y fue sólo después de la irrupción de la Policía en la Embajada de México para apresar a Jorge Glas, que la RC adoptó la posición de promover el NO en todas las preguntas.
Sobre el movimiento indígena no se tiene muchos datos. Con resultados a nivel de parroquias se podría evaluar medianamente la votación de los territorios indígenas donde la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y sus organizaciones de segundo y tercer nivel, tienen su mayor influencia. Ese análisis es imposible en este momento.
Con respecto a la RC, tanto la Conaie y el partido político, son actores que promovieron el NO, y tienen tanto derecho, como cualquier otro activista, a adjudicarse la responsabilidad por la victoria en dos preguntas importantes.
La pregunta aquí es si la fuerza en el electorado de la Revolución Ciudadana está correlacionada con la votación por el NO en las preguntas D y E sobre arbitraje internacional y trabajo por horas.
La pregunta que registró el mayor nivel de rechazo en el electorado fue la E sobre el trabajo por horas: casi 70% votaron NO. La E también es la que tuvo la menor variación entre las provincias. Mientras algunas preguntas tuvieron una aceptación mínima de alrededor del 40% y máxima de encima del 70%, la E recibió un rango de resultados mucho más angosto: un mínimo de 18% (Sucumbíos) a un máximo de 36% (Pastaza), con un promedio nacional de 30%. Fue realmente impopular en todas las provincias. En esas condiciones, ¿se puede hablar de un éxito particular de la campaña de la Revolución Ciudadana?
La distribución de resultados muestra un patrón interesante. En algunos de los territorios de mayor inclinación correísta, como Manabí, Sucumbíos y Orellana, el triunfo del NO es significativo. Pero en el caso de las provincias que votaron alrededor o por encima del promedio nacional en esa pregunta, el nivel de rechazo es uniforme, independientemente de la fuerza del electorado de la RC.
El contraste entre Tungurahua y Esmeraldas, o entre Napo y Los Ríos muestra esto con claridad. Esmeraldas, territorio de fuerte votación correísta, rechazó la pregunta del trabajo por horas al mismo nivel que Tungurahua. El SÍ en ambas provincias alcanzó apenas el 35%, a pesar de que son muy diferentes en términos de apoyo al correísmo. Lo mismo ocurrió en Napo y Los Ríos, donde el SÍ alcanzó apenas el 31%, independientemente de que en Los Ríos Luisa González en 2023 alcanzó el 57% y en Napo apenas el 28%.
Es decir, la correlación entre la fuerza del correísmo y el voto de rechazo en la consulta popular es débil. Las preguntas D y E tuvieron un nivel de rechazo uniforme, que difícilmente se puede adjudicar a la campaña de la Revolución Ciudadana como actor particular.
Más que influencia de la RC, lo que esto sugiere es un fracaso del gobierno al no poder captar mayor apoyo en aquellos territorios donde tiene una base electoral significativa. El nivel de rechazo a las dos preguntas fue tal que es difícil imaginar un escenario en donde el SÍ ganaba en ambas. Pero la ausencia de variación entre provincias, por mínima que fuera, muestra un déficit en el desempeño de un electorado al que el gobierno no pudo movilizar.
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