El segundo debate en la Asamblea Nacional del proyecto de ley para la interrupción del embarazo en casos de violación, no solo se caracterizó por las imprecisiones (en algunos casos, mentiras) que varios de los legisladores difundieron durante sus intervenciones. Estuvo también marcado por los pañuelos verdes y pañuelos celestes con las que los asambleístas expresaron su postura: verde era el color de quienes están a favor de la despenalización; celeste, de quienes están en contra. No solo fueron los pañuelos amarrados a los micrófonos o convertidos en banderines en sus curules, las chaquetas y corbatas eran materiales declaraciones de principios políticos. 

Esteban Torres Cobo

Esteban Torres Cobo en el segundo debate del proyecto de ley para la interrupción del embarazo en casos de violación. Fotografía del canal de Youtube de la Asamblea.

El uso de pañuelos verdes y celestes tiene su origen en Argentina. En ese país, el debate por el aborto legal se tomó el Congreso entre 2018 y 2020, cuando finalmente fue aprobada la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (en ese país, en todos los casos). Desde entonces, su uso se ha esparcido por varios países de América Latina —entre ellos Ecuador. 

El pañuelo verde, de un tono esmeralda, fue una creación de la Campaña Nacional por el Derecho Aborto Legal, Seguro y Gratuito en la Argentina, que lo adoptó como un símbolo desde el 2003. Se vendían alrededor de 8.000 pañuelos por año, a un precio simbólico, que las activistas reinvertían en confeccionar más pañuelos. 

pañuelo verde

El pañuelo verde, de un tono esmeralda, establecido como un símbolo desde 2003. Fotografía tomada de Wikipedia.

En 2018, esa cifra creció a 200.000 pañuelos a nivel nacional: casi siempre en las muñecas de mujeres que salían a marchar a favor de la ley, pero también en  mochilas, bolsos, carteras, bicicletas; en los cuellos de niñas y ancianas; activistas y diputadas; hasta en programas de farándula donde varias actrices lo usaban para comunicar su apoyo al movimiento feminista. 

En ese mismo año, como una reacción a la ubicuidad del pañuelo verde en el espacio público y en especial entre las mujeres jóvenes, el movimiento antiaborto + Vida decidió impulsar el uso de su pañuelo propio. 

Optó por el color celeste, y según Raúl Magnasco, presidente de la organización, lo eligieron “por su parecido con los colores patrios [la bandera argentina es celeste y blanca]  y que está relacionado con nuestra identidad”. En la actualidad el pañuelo celeste ha trascendido ese cariz nacionalista: en toda América Latina se asocia a nivel regional con la postura en contra del acceso al aborto y al movimiento autodenominado provida (y señalado por sus críticos como antiderechos), acompañado de la leyenda “Salvemos las dos vidas”. 

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La adopción de ambos símbolos por los demás países, además, trasciende ya su espacio de disputa inicial: las calles, en marchas y vigilias feministas. Pasó a las redes sociales (con el uso de emojis de corazones celestes o verdes). Y ahora lo vemos muy presente en la Asamblea Nacional, donde el tema causa divisiones profundas en las distintas bancadas y supera cualquier diferencia política entre partidos. 

Nathalie Arias, asambleísta por Guayas del movimiento CREO, vistió una camiseta con la leyenda #EsExcepciónNoDerecho, una frase que Arias ha reiterado en varias ocasiones desde el fallo de la Corte Constitucional que despenalizó el aborto por violación en Ecuador, en abril de 2021. 

Nathalie Arias

Nathalie Arias en el segundo debate del proyecto de ley para la interrupción del embarazo en casos de violación. Fotografía tomada de la cuenta de Flickr de la Asamblea.

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Durante el debate, otros legisladores que están en contra del fallo de la corte, como Sofía Espín y Vanessa Freire (ambas de la bancada de UNES), se hicieron eco de frases similares. Freire, asambleísta por Los Ríos, eligió una falda con flores azules y una camisa blanca para su intervención, dos colores relacionados al movimiento autopoclamado provida. 

El asambleísta por Tungurahua, Esteban Torres Cobo, ha reiterado en múltiples ocasiones su postura antiaborto, tanto dentro del recinto (en otros debates, como el del Código de la Salud) como fuera de él (en varias entrevistas y desde sus redes sociales).

En la sesión del debate de la actual ley, Torres desconoció el fallo de la Corte Constitucional al asegurar que los legisladores estaban obligados a “discutir una Ley (para la interrupción del embarazo en caso de violación), pero nunca dice aprobar” la misma. 

Torres participó también del simbolismo de prendas y colores. Un pañuelo celeste, colocado como bandera en su curul, lo acompañó durante toda su intervención, un gesto replicado por otros asambleístas como Ricardo Vanegas (Pachakutik) quien justo a Espín y Dalton Bacigalupo presentó un informe de minoría en la Comisión de Justicia y Jorge Pinto, de CREO.

Geraldine Weber es una de las asambleístas más vocales en su postura en contra del acceso al aborto, y participa activamente de manifestaciones autodenominadas provida en Guayaquil. En las últimas semanas, ha realizado una gira de medios junto a la activista argentina Karina Estrella Etchepare,  e incluso ha dado charlas junto a ella en instituciones educativas como el Instituto Superior Universitario Bolivariano. 

Durante el debate por el informe de mayoría, Weber acompañó su camisa y pantalón negro con un accesorio que usa frecumentemente: un pañuelo celeste amarrado en su muñeca. “La mayor causa de muertes es el aborto: son 45 millones de vidas sacrificadas al año por el aborto vs. 7 millones de vidas por el covid-19”, dijo Weber, una afirmación que luego fue desmentida con cifras de la Organización Mundial de la Salud por medios locales que verificaban el discurso de los asambleístas. 

Geraldine Weber

Geraldine Weber en el segundo debate del proyecto de ley para la interrupción del embarazo en casos de violación. Fotografía tomada de la cuenta de Flickr de la Asamblea.

El verde, en cambio, fue el color elegido por las y los asambleístas que ven en el fallo de la Corte una posibilidad de reparación para las niñas, adolescentes y mujeres víctimas de violación. Paola Cabezas, asambleísta de UNES, eligió un traje sastre de este color para su intervención, en la que se enfocó en el alto porcentaje de mujeres negras que son criminalizadas por abortar en el país. “Aprobar esta ley no es una opción para mí”, dijo Cabezas, “es una obligación, porque tengo que reivindicar mi origen, tengo que reivindicar mi historia y siento la necesidad de reivindicar a mis hermanas, y a mis ancestras”. Algunas de sus compañeras de bancada, como Victoria Desintonio y Viviana Veloz, también eligieron chaquetas verdes como parte de su atuendo para el debate. 

Paola Cabezas

Paola Cabezas en el segundo debate del proyecto de ley para la interrupción del embarazo en casos de violación. Fotografía tomada de la cuenta de Flickr de la Asamblea.

Otros fueron más sutiles: Pábel Muñoz, de UNES, optó por una corbata verde, Wilma Andrade, de la Izquierda Democrática, mostró su apoyo usando un pañuelo verde por debajo de su vestido negro con blanco. Su partido se enfrenta a una ruptura profunda por este tema. Su compañera de bancada, Johanna Moreira propuso el proyecto de ley y, desde entonces, el partido vive un cisma.

Rosa Mayorga (UNES) intervino con un pañuelo verde amarrado en su cuello y otro en su muñeca.Su compañera de bancada, Mónica Palacios, colocó uno en su curul y vistió lo que parecía un vestido color verde y un chal violeta. Muchas de ellas difunden fotos en sus redes sociales desde la Asamblea, luciendo sus pañuelos y acompañándolos de palabras en apoyo a la ley con el hashtag #LeyJustaYReparadora. 

Desde que inició el debate de la ley en la Asamblea, los colectivos feministas se mantienen vigilantes y organizan plantones en sus exteriores, donde predomina el verde de sus pañuelos, su ropa, sus afiches, e incluso en leyendas que se pintan directamente sobre el cuerpo con tinta verde. Los movimientos anti aborto también se disputan este espacio, con pañuelos y prendas celestes. 

Ha sido una disputa visual que nació en América Latina que ha llegado a todo el mundo. Ha sido un triunfo para la “Marea Verde» —come se conoce al movimiento por el derecho al aborto, en clara asociación al pañuelo: fue replicada en Polonia, la prenda sale en Juntas Imparables, una campaña publicitaria de Nike. Sus contradictores celestes no han ganado tanto espacio mediático, social y popular —quizá por su asociación con ideas ultraconservadoras. Ahora habrá que ver si la Asamblea del Ecuador, como un todo, se fija más en los derechos y la reparación de las víctimas de violaciones que quedan embarazadas y no tanto en pañuelos de colores. 

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Nessa Terán
(Quito, 1988) es periodista, publicista y tiene un máster en Media Management por el New School de Nueva York. Le apasiona la intersección entre moda, política y cultura pop. De 2017 a 2020 manejó Soy la Zoila, una plataforma creada para cerrar la brecha de género en los medios tradicionales y la opinión pública. En 2020 fundó Severo Editorial junto a Fausto Rivera. Ha trabajado y colaborado en los principales medios escritos del país como Revista Diners, El Comercio y El Telégrafo.

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