Esta nueva versión de Suite de las aves quiteñas —hubo una primera presentación sobre un escenario en 2020—, de Alexis Zapata toma la misma idea que le dio origen a la pieza musical y la lleva a un nivel mucho más amplio. Al estar en contacto con la naturaleza y escuchar a los pájaros que reaccionaban a lo que él —Alexis— practicaba en las partes boscosas de Conocoto, algo se despertó.
El germen fue ese sonido, la fauna alada que respondía a lo que escuchaba cuando Alexis Zapata, entonces de 19 años —en 2013— agarraba su trompeta y hacía sus ejercicios y repeticiones con las que aprendía el instrumento. Lo mismo se daba cuando pasaba a los instrumentos andinos que tanto ama. Había un tipo de conexión que empezó a crecer.
La idea, entonces, fue tomar ese canto particular, transcribirlo y empezar a encontrar los motivos sonoros para hacerlos piezas musicales. Alexis Zapata habla de música interespecies; un ejercicio de creación en conjunto —como cuando hay presentaciones en las que los cantos de las ballenas juegan un papel importante. Y esa misma perspectiva es la que encierra la experiencia actual de la Suite de las aves quiteñas. Porque no se trata solo de escuchar la música. Lo que se podrá ver y escuchar este sábado 13 de mayo de 2023, en el Teatro México a las 7 de la noche, tiene que ver con la posibilidad de mezclar disciplinas y obtener un resultado que lo englobe todo.
Los ocho movimientos creados por Zapata, dedicados a los ocho pájaros seleccionados —gorrión, colibrí, mirlo, búho, huiracchuro, urpigo, quilico y cóndor—, vendrán acompañados de dos elementos adicionales. Serán danza y narración, los que terminen orquestando una mirada proteccionista. Necesaria.
Decirlo con sonidos
Es un acto de comunicación. Con el trabajo de Mateo Robalino y su investigación para hacer la coreografía de esta versión, sirvió y dio en el clavo. Los movimientos de los pájaros acompañan a la música. Luego entra el trabajo de Andrés Alejandro Ayala, entre tema y tema, narrando las leyendas de la cultura andina, que explican por qué ciertas aves tienen las patas de tal color y por qué otras se mueven en bandadas tan grandes como si fueran a la guerra.
Es toda una apuesta.
Alexis Zapata no solo compuso la obra. También dirige la puesta en escena de esta nueva versión para el público. Hay un sentido casi circular en su aproximación. Zapata, nacido en 1994, todavía no cumplía los 20 años cuando iba con su perro, su trompeta y sus instrumentos andinos a la montaña más cercana, de Conocoto, la zona de Quito donde vive. Para que todo sea absoluta libertad.
Y así las aves se convirtieron en algo más. “En maestras de la música ecuatoriana”, explica Zapata. Una perspectiva que está detrás de un motivo que lo fue guiando y que lo remitió al compositor Segundo Luis Moreno y su libro La música del Ecuador. Y en él hubo una respuesta. “Moreno se preguntó de dónde nacieron los géneros musicales andinos como el albazo o el sanjuanito, que empezaron a tocar nuestras comunidades y se dio cuenta de que venían del canto de las aves”, explica Zapata emocionado.
A esto se le suma otro detalle que también encontró con Segundo Luis Moreno en el proceso de investigación. Es que las pentafonías —escala de cinco notas dentro de una octava— que se encuentran en la música de todo el mundo, son de acordes mayores. Pero las pentafonías andinas son menores. “¿La respuesta? El canto de las aves”, dice Zapata. Enseguida recupera la frase de Alexander von Humboldt de que los ecuatorianos son extraños porque se alegran con música triste.
Porque las escalas menores están siempre ligadas a lo nostálgico, melancólico y triste.Alexis Zapata no lo dice, pero es claro que hasta las aves de los Andes ecuatorianos tienen un peso que cargar.¿´
Por eso hay un sentido de protección en esta pieza, para que las aves no desaparezcan y aceptar que su presencia en la vida, en la parte más verde de las ciudades y en algunas zonas completamente urbanizadas, no son solo accesorias.
La Suite de las aves quiteñas le sube los decibeles a los cantos de los colibríes y otros pájaros, los pone en primer plano. Como deDesde 2016, Zapata es parte de la Orquesta de Instrumentos Andinos (que participará en el concierto), así como del Ensamble del Viento, que se unirá para interpretar las piezas de la suite. En total serán 60 músicos en escena, junto a 8 bailarines.
El precio de la función es de 3 dólares, en el Teatro México, localizado al sur de Quito, en la calle Tomebamba, cerca de la estación de trenes de Chimbacalle.
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