Omar, ¿para qué participa en las elecciones?

Estimado Omar Cevallos,

Cincuenta y cinco años marcan la diferencia entre quien le escribe esta carta y usted. Y no me refiero a la edad cronológica, sino al tiempo que hemos vivido en esta querida ciudad. 

Usted es un “quiteño de cepa”, como lo repite en sus entrevistas, mientras yo soy una salcedense que hace nueve años reside en la ciudad. Soy una inmigrante interna, igual que el 35% de los habitantes de Quito, según el Censo de Población y Vivienda de 2010.

Hay algunas cosas en las que coincido con usted. Una de ellas es que no podemos más con la inseguridad. Vivir en un lugar donde el miedo es el termómetro es frustrante. 

Usted tuvo el privilegio de recorrer ese Quito tranquilo que nos ha sido negado a las nuevas generaciones. Aunque sabemos que la competencia en seguridad es del Gobierno Nacional, hay acciones que los gobiernos locales pueden tomar para contribuir. ¿Cuál es su propuesta concreta para mejorar la seguridad en Quito?

Y se lo pregunto porque usted ya ocupó un cargo de representación local. Durante ese período, ¿cómo aportó para mejorar las condiciones de vida de los quiteños? 

¿Cuántas de las casi 30 estrategias que propuso en su plan de trabajo para llegar a la Concejalía se cumplieron? Sus propuestas fueron ambiciosas. Sin embargo, parecería que quedaron en letra muerta. ¿O dónde quedó la creación de una tribuna ciudadana en línea, el Plan Maestro de Comercialización y Fortalecimiento de la Infraestructura de Mercados o la creación de un sistema integrado de desarrollo social? ¿Cómo podemos confiar en alguien que prometió más de lo que cumplió? 

Es un poco incoherente que hoy nos pida volver a darle un voto de confianza. Aún más cuando usted prefirió renunciar a su cargo de elección popular para ir detrás de otro puesto que representa más poder, a pesar de que sus posibilidades electorales son mínimas. ¿Para qué participa? 

Podríamos pensar que lo hace para impedir la victoria de otro, quitándole votos. Eso lo convertiría en lo que se conoce como un “chimbador”. Y no se ofenda por mi suspicacia que, seguramente, es la de muchos votantes. La duda es porque ya sabemos que esta estrategia se ha visto en distintas elecciones. Si no, ¿por qué participa cuando parece que tiene tan pocas opciones de ganar?

Veo también que usted dice que “el centro histórico de Quito debe ser destino turístico”. Siendo concejal, ¿qué ha hecho para que eso ocurra? Es doloroso ver como el centro está en el descuido y la informalidad. Y eso nada tiene que ver con su planteamiento de “sacar el despacho presidencial del centro”. Esa medida simplista no va a resolver los complejos problemas de mendicidad, comercio informal, delincuencia, entre otros, que minan ese patrimonio cultural que tanto podríamos aprovechar. Le invito a mirar a la ciudad con un enfoque integral, en el que no caben únicamente medidas de reubicación del Palacio de Gobierno para “proteger” al casco colonial de las marchas, como lo ha mencionado. Por ahí no es el asunto. 

También tengo la sensación de que, aunque usted no es un principiante en la política, muchos —quizás demasiados— quiteños no lo conocemos. Investigando sobre su trayectoria, sé que fue secretario Nacional de Deporte en la Presidencia de Alfredo Palacio, miembro de directorios de empresas públicas y concejal urbano, además gerenció empresas petroleras. 

¿Será que su trayectoria le enseñó que perdiendo las elecciones también se puede ganar políticamente? Pues, además de dispersar el voto en un tablero electoral de por sí ya fragmentado, tendrá visibilidad mediática, aportará a la vigencia de Centro Democrático en la arena política y podría ser considerado en un cargo de libre remoción, como sucede con algunas figuras que pierden elecciones.

Estimado Omar, con todo esto, espero que pueda responder a mis dudas que, probablemente, son las de muchos ciudadanos. Espero también que en las próximas semanas usted pueda demostrarnos que su participación no es para rellenar una papeleta electoral o para ser un chimbador.