Estimada Jéssica:

Tu  nombre saltó a la palestra durante el proceso de remoción del exalcalde Jorge Yunda, a quien ahora enfrentas en la papeleta. Y a pesar de tu extensa trayectoria en el servicio público —incluida una nutrida experiencia vinculada a la protección de los Derechos Humanos y  tu paso por el equipo de la administración Yunda—  parece que lo único que tienes por contarle de ti a la ciudad es que sacaste a Yunda de su cargo.

Debo confesar que tu estrategia para el debate me sorprendió, Jessica.  A pesar del poco tiempo y del mal formato, el debate era, de todos modos, un espacio para que te puedas comunicar con otras audiencias que no están en las redes, esas a las que te ha sido más difícil llegar. Tiempo aire en horario ‘prime’ era oro en polvo, pero lo desperdiciaste.

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Constantemente nos ofreces un liderazgo fresco y valiente. Y en principio, te tomé la palabra. Pero la campaña aguanta todo: en medio de un lodazal de propuestas demagógicas y sin sustento, tu campaña también se ha dedicado a los lugares comunes, a los ataques personales y al meme. 

La frescura y valentía configuran el espacio para el diálogo y el debate, un espacio donde la figura pública tolere las críticas a su plan y a su estilo. Pero me bloqueaste en tus redes por resaltar que tus respuestas solo estaban enfocadas a tu rol en el proceso de remoción del exalcalde. ¿A cuántos de tus interlocutores que se proponen sobrepasar el lugar común de la revocatoria también los has silenciado unilateralmente?

Tampoco fuiste muy tolerante con el periodista Daniel Romero que dijo, en Twitter, que la remoción a Jorge Yunda no es “de ninguna manera atribuible a una sola persona”. Le mandaste a leer tu libro, como si tu versión fuese la única válida en esa historia. 

 ¿En verdad estás preparada para liderar una ciudad radicalmente polarizada, que clama diálogo a gritos? ¿Eres tolerante y abierta a la crítica o el espacio de poder que podrías liderar será utilizado para mandar a leer —tu propio libro— a quienes osen cuestionar lo que dices o haces?

El diálogo y la inclusión son ejes transversales de tu plan, con especial énfasis en tu Agenda para la Igualdad y el Bienestar, y lo saludo. Pero, ¿cómo vas a reconstruir el tejido social de la ciudad si tu forma de contacto es la confrontación? 

Estoy de acuerdo con que uno de los principales problemas de la ciudad es la corrupción y, en ese sentido, visibilizar las denuncias que pesan sobre los candidatos sí que ayuda a informar el voto. Pero después de escucharte en el debate, me quedé pensando si acaso es lo único que puedes ofrecer a tus votantes. ¿Cómo alcanzar el consenso social que permita construir una ciudad amable, si el discurso es 100 % confrontativo?

Sé que estuviste analizando tu participación en el evento y habrás sacado en limpio varios aprendizajes, entre ellos, la importancia de establecer una comunicación sin ruidos. Los veremos en esta recta final de campaña.

Pero vamos a lo de fondo. La promesa de tu plan es grandilocuente y estoy convencida de que es lo que Quito se merece: “ser la mejor capital de América Latina, en donde se viva en paz, con tranquilidad y oportunidades. La ciudad en donde todos quieran quedarse.”

¿El gran ausente? El cómo. El papel aguanta todo. Lástima que el Consejo Nacional Electoral no haga un verdadero ejercicio de revisión y análisis de candidaturas para que estas sean, en efecto, fiscalizables por ellos y por la población, plan en mano. 

“Quito cómo vamos”, un observatorio de la calidad de vida en la ciudad, lo dice directamente: debemos exigir que nuestros candidatos entreguen un plan claro y técnico. Cuando leí el tuyo, encontré 53 páginas solo de diagnóstico. Más del 60 % del documento está dedicado a contarnos lo que ya sabemos: Quito es una ciudad desigual e insegura, con serios problemas de movilidad y ambientales, que crece sin planificación. Tener así de claro el panorama invita a pensar que el plan será igual. Pero me quedó debiendo.

No pude dejar de notar que el plan disponible en tu sitio web está plagado de condicionales. Y los condicionales son la puerta abierta a los incumplimientos. ¿Cómo podría, en caso de que seas la ganadora, exigirte que cumplas con tu promesa de hacer de Quito la mejor ciudad del continente, si en realidad no te comprometes a nada? 

Pocos de tus indicadores meta en función de objetivos tienen cifras medibles y tu oferta de transparencia tampoco aterriza en soluciones reales. El caso del Gobierno Abierto de Buenos Aires, por ejemplo, es una excelente referencia de acceso a la información sobre la ciudad y además, promueve instancias apasionantes para el diálogo con el ciudadano y la co-creación de políticas públicas.

 

¿Estarás realmente abierta a que los quiteños podamos fiscalizar tu gestión y exigir que cumplas tus ofertas?

Me llama la atención tu propuesta de revisar la estructura municipal, porque ello me recuerda a la vieja práctica política de llegar a un puesto para echarlo todo abajo y reacomodar una estructura más funcional a tus planes y a los grupos políticos que te patrocinan. ¿Cuánto tiempo tomará revisar la estructura del municipio para que, según tu plan, las administraciones zonales operen de forma descentralizada? 

Alcaldes con un plan más sólido se tomaron demasiado tiempo en revisar y replantear esta estructura. Demasiado tiempo para una ciudad que necesita urgentemente echar a andar.

¿Sabías que el transporte público es el más utilizado en Quito? El 51,4 % de los residentes usamos el sistema de buses y el 14,8 % somos peatones. Lo que me lleva a preguntarme: ¿cuándo fue la última vez que te subiste a un bus de línea? Existe una fuerte corriente de denuncia ciudadana sobre el sistema de buses de Quito, que ha permitido visibilizar corrupción en la concesión de frecuencias, violaciones a la ley de tránsito respecto del mantenimiento de los buses y su conducción, y, lo más crítico de todo, que ha puesto luz sobre lo inseguro que es el transporte público en Quito, en especial para las mujeres. De seguro lo has visto.

Tu Agenda para el Transporte y la Movilidad plantea de manera muy superficial la creación de un Sistema Inteligente de Transporte, concesionado de forma integral. Lo que me lleva a pensar en la tragedia que es usar uno de los corredores de la ciudad, el Central Norte, operado por un consorcio privado. Te lo resumo: buses articulados viejos, contaminantes y en mal estado mecánico, que han sido temporalmente reemplazados por buses tipo, igualmente contaminantes, que han debido ser adaptados sobre la marcha para que puedan usar las paradas a lo largo de las avenidas Diego Vásquez de Cepeda, De la Prensa, América, entre otras. ¿Ves el problema? 

Desde que se concesionó, este corredor que atiende aproximadamente a 200.000 usuarios del norte de Quito, no ha sido fiscalizado. Por el contrario, una administración tras otra ha renovado el contrato al concesionario, la última vez, como gesto de despedida de Mauricio Rodas. 

Aquí, nuevamente, el gran ausente es el CÓMO: ¿cómo gestionarás políticamente esta concesión integral, tomando en cuenta que la relación del Municipio con los dueños de buses y socios de cooperativas es clientelar y política? ¿Cómo y bajo qué parámetros la Secretaría de movilidad ejercerá autoridad sobre los operadores actuales? No quiero ni hablar de lo problemático que resulta leer propuestas como la que te cobija, que aún incluyen la construcción de más vías de desfogue para los autos, porque mis preguntas serían repetitivas.

Tu Agenda de Ciudad para Niños y Niñas fue otro de los ítems que busqué con avidez, porque en mi entorno familiar y de amigos hay muchos niños pequeños, que se enfrentan al reto de crecer en una ciudad desigual, inaccesible para ellos, que los ignora como actores de diálogo. 

Me interesa que crezcan en un Quito que los ponga como prioridad y tu plan es minucioso en ideas: análisis de la deserción escolar, espacio público pensado en conjunto, reducción del trabajo infantil, etc. ¿Cómo lo harás? En su análisis de planes para estas elecciones seccionales, el Pacto por la Niñez y Adolescencia tiene una lectura similar a la de esta carta abierta: tu propuesta es parcial en el cómo: presupuestos, política pública, institucionalidad y servicios carecen de soluciones técnicas y claras.

En tu Agenda para un Quito Verde y Conservación de Quebradas, hecho en falta tu visión y soluciones técnicas acerca de otros tipos de contaminación ambiental: la nube de esmog es cada vez más densa y abarca más sectores del núcleo urbano. ¿Estarás dispuesta a asumir el costo político que tiene restringir cada vez más el uso de autos particulares, así como el costo de enfrentarte a los transportistas cuyos buses contaminan severamente? Y ni hablar de la contaminación visual, con la proliferación de pantallas cuyo brillo despierta en las noches; así como auditiva, como el uso del pito y la exposición a altos volúmenes de música en el espacio público. De la basura, ni hablar. No pude encontrar en tu plan ninguna propuesta de solución al problema de la gestión de basura: ¿tu administración se propone atender la crisis de los rellenos sanitarios y, con ello, la urgencia de crear un sistema de separación de residuos y recolección diferenciada? El reciclaje no solo permitirá sostener ambientalmente a la ciudad sino que se ha convertido en una nueva fuente de generación de ingresos para familias enteras que, en la actualidad, “minan” la basura de forma precaria y expuestos a severos problemas de salud. ¿Cuál es tu propuesta para esos quiteños invisibilizados?

Estimada Jéssica, al igual que tú, amo mi ciudad. Y me duele caminarla en aceras destruidas, consumida por el esmog, en medio de ruidosos pitos y conductores y peatones que se maltratan, una cuadra sí y otra no. Me duele que se haya desvanecido el orgullo que sentíamos por haber nacido aquí, que ya no nos incomode la corrupción y que hace años hayamos dejado de ser la ciudad rebelde y cuestionadora que siempre fuimos. Y en eso, coincidimos. 

Mi principal preocupación es que ni en el plan ni en el debate, has podido responder al cómo, porque los problemas los tenemos claros. Seguramente, el 80 % de los habitantes de Quito que no eligió al exalcalde, reconoció tu rol en su revocatoria y te agradeció la valentía y frontalidad con que asumiste ese reto ciudadano. Cuando lo hiciste, ¿ya sabías que querías ser Alcaldesa? ¿Será eso lo único que tienes para ofrecernos?

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María Paz Mejía
Comunicadora estratégica y literata. Peatona interesada en ciudades más inclusivas y caminables.
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