Estimado Patricio:

Le hago llegar esta carta a título personal y una vez que he tenido la oportunidad de revisar la mayoría de sus entrevistas, videos, tiktoks y recientes participaciones públicas disponibles, con el fin de conocerlo mejor como candidato y su propuesta para Quito. 

También he tenido acceso a su plan de trabajo que, si bien recoge adecuadamente datos actualizados en la mayoría de ámbitos de la gestión municipal, es bastante escueto e impreciso. Sobre todo porque enumera ideas, pero no ahonda mayormente en cómo pretende llevarlas a cabo. 

En todo caso, le hago llegar algunas apreciaciones respecto a varias de sus propuestas para ocupar el principal cargo de administración de la ciudad, haciendo hincapié en si estas son o no sostenibles. Es decir, si plantean soluciones que económica, ambiental y socialmente se mantengan en el tiempo sin afectar el futuro de Quito y sus habitantes. 

Empiezo con el perfil de Patricio Alarcón, quien se promociona como el candidato empresario, premisa ya desgastada por personajes como Álvaro Noboa, Xavier Hervas, Isidro Romero y hasta el actual presidente, Guillermo Lasso, para hacernos suponer que quien ha administrado —con relativo éxito— una compañía o negocio particular por seguro podría hacer lo mismo desde el Estado y la función pública.  

Usted todo —o casi todo— lo quiere resolver desde el sector privado, enunciándolo como LA solución para problemas que son ámbitos de competencia del Municipio: que la movilidad, que la gestión de residuos, que el transporte. No me malentienda, sabemos que se requiere del respaldo activo del sector productivo para dinamizar la economía de la ciudad, hoy económicamente deprimida y con las peores cifras de desempleo del país. 

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Pero la receta para sacar adelante a la ciudad no puede pensarse exclusivamente desde ahí. Su desmedida inclinación y favoritismo hacia el sector empresarial raya en pleitesía, acarreando consigo potenciales riesgos para el manejo de una metrópolis como Quito. 

Uno de estos riesgos tiene que ver con conducirnos hacia una progresiva retracción de la administración pública municipal. Y que en vez de organizarse y demostrar una gestión institucional eficiente y adecuada, esta se debilite y precarice, convirtiéndola en botín para procesos de privatización abusivos y con desventaja para la ciudad. 

Otro peligro de tomar excesivo partido por el sector empresarial tiene que ver con la corrupción; los más sonados escándalos que ha experimentado Quito en los últimos años no solo involucran a autoridades y funcionarios públicos, sino que incluyen amarre con contratistas a todo nivel. 

Me pregunto si usted sería capaz de frenar la presión de grupos económicos, como es el caso de grandes inmobiliarias y constructoras que, en nombre de la reactivación económica, se han pasado por encima la normativa ambiental, atentando contra el patrimonio arquitectónico de Quito e impulsando fenómenos como la gentrificación y la exclusión urbana. 

Frente a casos como el del Hotel Quito o la mal denominada Solución Vial Guayasamín, ¿usted se la jugaría por las empresas involucradas o se colocaría del lado de las comunidades en resistencia? 

Y es que, justamente, esta inmoderada reverencia hacia su gremio invisibiliza la voz de otros actores clave en la construcción participativa de una agenda de ciudad. Me refiero puntualmente a las organizaciones sociales y los colectivos ciudadanos, con quienes usted refleja muy poca conexión. Debemos reconocer que por ahí le falta bastante recorrido. ¿Será que usted al menos forma parte del comité promejoras de su barrio? Si su plan de trabajo se nutriera más de la visión y aportes específicos de estos grupos sin duda cobraría una cariz de mayor cercanía con la gente y sería socialmente más sostenible.

En definitiva, el ser “buen empresario” o glorificar a la empresa privada no nos garantiza lograr que el Municipio opere desde una correcta institucionalidad, ni que frene los abusos de poder. Tampoco sustituye la opinión de otros actores igualmente importantes en la discusión de los asuntos de la ciudad. 

En cuanto a su enfática oferta de campaña de “destruir el modelo municipal” actual, quiero decirle que lo destaco como un  aspecto positivo presente en su plan de trabajo, porque aborda un problema estructural del Municipio de Quito, sobre el cual parece que el resto de candidatos y candidatas prefieren no hablar. 

Con más de 22 mil funcionarios y funcionarias en planta central (3 veces más que Guayaquil), nuestro Municipio es lento e ineficiente y emplea más del 30% de su presupuesto total en pago de salarios a su personal. 

Si a esto le sumamos el valor destinado a pagar la deuda del Metro, no queda mucho para otros gastos, obra pública y servicios. Es un llamado a la sensatez y un gesto de responsabilidad económica visibilizar esta urgencia de su parte. Sin embargo, su propuesta de reducir el aparato municipal es meramente cuantitativa y no entrega luces sobre un problema mayor:  la necesaria reestructuración del orgánico funcional municipal, a través de un modelo que articule su gestión desde una visión de integralidad. 

Es decir, el desafío no es solamente bajar el número y afrontar los duros costos de reducir el aparato municipal (como sería la salida de miles de trabajadores del Municipio), sino también arribar a una fórmula técnica que permita que en cada acción del Cabildo se transversalicen enfoques y se optimice la labor de secretarías, empresas públicas y demás dependencias. En algún cajón de alguna oficina municipal reposan las consultorías —pagadas con nuestros impuestos— que entregan luces sobre cómo hacerlo. Si las revisa, podría avanzar en ofrecimientos más acabados frente a esta crisis.

Quiero también hablar del campo de lo ambiental. En esto usted ofrece tan poco, o nada en realidad. 

Por favor, no insista en que maneja un enfoque ecológico, eso no le queda. Me parece que usted necesita conocer más a profundidad lo que es la sostenibilidad ambiental. En realidad me aventuro a decir que se trata de un tema que de veras poco le importa. Un ejemplo puntual: usted no apoya a iniciativas como Quito Sin Minería, bajo el pobre argumento de que la explotación minera “genera trabajo”. 

Sepa usted que son las mismas comunidades del noroccidente de Quito quienes se resisten a una actividad que solo representa el 0.4 % de las fuentes de empleo en todo el país y, en reemplazo, proponen actividades económicas perfectamente compatibles con el cuidado del ambiente, como la agricultura orgánica y el turismo agroecológico, que genera 12 veces más plazas de trabajo que la minería. ¿Se niega a reconocer las demandas que nacen de las mismas parroquias rurales de Quito? Tengo la certeza de que usted no sería capaz de frenar los atropellos de grupos económicos que hoy contaminan y pretenden ampliar la destrucción de un entorno tan sensible como el Chocó Andino.

Este simple ejemplo demuestra una ausencia de propuestas integrales que planteen alternativas sostenibles de desarrollo económico, sin sacrificar el componente socioambiental. Con usted como alcalde, da miedo pensar en qué quedará de nuestro patrimonio natural de aquí a los próximos años…

Y ni hablar de derechos de la naturaleza y fauna urbana porque está claro que los de su lista son bastante aficionados a los toros.

Finalmente, me preocupa su propuesta sobre movilidad. Más allá de las respuestas comunes frente a las apremiantes necesidades que tenemos en la implementación de un plan integrado de transporte para Quito—como poner en marcha el Metro, que funcione la caja común, rutas alimentadoras, contar con un solo método de pago electrónico, etc.—, cuando usted se explaya en la materia, aterriza siempre en ofrecimientos que no son sostenibles y que solamente agravarían la crisis de movilidad de Quito: solucionar el tráfico con “más vías de acceso a la ciudad”,  “vías paralelas”, “más túneles”, “más pasos a desnivel” y “free flow”. Lo típico. 

Desde su visión, la urgencia de priorizar y mejorar el transporte público recae en la alternativa simplista de “entregar unidades a conductores” ¿Hasta ahí llega su propuesta?  

No enfatiza en la necesidad de privilegiar el transporte público a través de vías exclusivas y su discurso tampoco regresa a ver las necesidades de otros sujetos de movilidad (peatones y ciclistas por ejemplo), quienes son colocados como actores secundarios frente a la injerencia del vehículo privado. 

A estas alturas, si no tenemos candidatos y candidatas con disposición a reconocer que el principal causante del tráfico vehicular son los autos, nos queda poca esperanza de que las soluciones de movilidad se orienten hacia donde deben dirigirse: transporte público limpio, cómodo, inclusivo y de accesibilidad universal, pensado para las grandes mayorías. 

Le recuerdo, además, que durante la pandemia, cuando se instauró el Hoy No Circula, fue usted, con el apoyo de las cámaras de comercio —su gremio—, quien más se opuso a institucionalizar esta medida que, aunque no lo crea, representaba un avance en términos de restricción vehicular. Lo hizo bajo la consigna de que frenaba la dinámica del comercio, pero nunca habló de alternativas de flexibilización de horarios —moverse por la ciudad en horarios nocturnos, por ejemplo— u otras medidas que democraticen el uso de las vías para satisfacer las necesidades de todos y todas quienes nos movemos por la ciudad. 

Para usted, por cierto, la idea de articular políticas ambientales con movilidad sostenible se reduce a la iniciativa —vinculada a un negocio particular— de promover taxis eléctricos, solución parcial —y todavía carrocéntrica— que desconoce los impactos negativos de todas formas genera el auto particular en términos de ocupación de espacio público, inequidad vial y profundizando el caos de tráfico en Quito. 

Finalizo esperando que usted, al igual que el resto de candidatos y candidatas, se tomen el necesario tiempo para pulir sus propuestas para que lleguen a ser más viables, realistas y responsables, arribando a soluciones que perduren en el tiempo. 

Recuerde: es importante la sostenibilidad económica pero no se olvide que sin sostenibilidad ambiental y social no hay futuro. Espero que pueda tomar estas palabras como una crítica constructiva por si llega a ganar las elecciones y que esto nos sirva para salir de la calamitosa situación de administración municipal que afrontamos hoy como capital del Ecuador.  

Espero su gentil respuesta.

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María Elena Rodríguez
Consultora e investigadora social. Interesada en ciudades más inclusivas y humanas. Máster en Psicoanálisis; Máster en psicología social; Phd (c) en Estudios Interdisciplinares de Género.
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