Para el ministro de Interior, Patricio Carrillo, hubo una gran diferencia entre cómo actuó la Policía Nacional en el paro nacional de junio de 2022, y en el de octubre de 2019. Dijo que la Policía tuvo una “actuación prudente” y argumentó que eso se reflejó en las cifras de muertos en ambas paralizaciones.
De acuerdo a Carrillo, solo hay tres fallecidos en el último paro nacional. Y estos son los tres casos que la Fiscalía está investigando. Esta cifra se contrapone a la que han contabilizado diferentes organizaciones sociales y medios: seis fallecidos en total.
Carrillo también dijo que tres muertos frente a los 11 de 2019 ya habla de “una estrategia” por parte de la Policía para enfrentar movilizaciones.
“Se ralentizó la posibilidad de que la violencia apareciera en los primeros días” dijo el Ministro la mañana de este 1 de agosto, en entrevista en el espacio Visionarias, de Radio Centro. Eso se tradujo, según su criterio, en que en octubre de 2019 el primer muerto apareció a los dos días y que este año, el primer fallecido llegó en el día 10.
Carrillo dijo también que en octubre de 2019 se reaccionó a lo que estaba sucediendo, porque la Policía —de la que era Comandante General en ese momento— no estaba preparada. La diferencia, de acuerdo al Ministro, es que esta vez hubo más violencia, pero la Policía ya tenía un plan, una estrategia.
Los fallecidos en el paro de 2022
A pesar de algunos actos de violencia específicos, en la primera semana de paro nacional no hubo ningún fallecido. En la segunda semana se registró la primera víctima mortal. En los 18 días del paro hubo al menos seis fallecidos.
La madrugada del 20 de junio, día 8 de paro nacional, la Policía Nacional confirmó el primer fallecido en las manifestaciones: Johnny Félix Muenala, un joven oriundo de Guayllabamba, que murió después de haber caído a una quebrada.
Un día después de su muerte, hubo una más. Byron Guatatoca, un comunero kichwa, murió la noche del 21 de junio en Puyo, capital de la provincia amazónica de Pastaza, en medio de enfrentamientos con la Policía.
Aunque la Policía dijo en un principio que Guatatoca murió por manipular un explosivo, tomografías que se difundieron en redes sociales —y que GK confirmó con la gerente del hospital— mostraron que el joven murió debido a un impacto de bomba lacrimógena en su cráneo. El Ministro de Gobierno admitió que el impacto era de una bomba lacrimógena. La Fiscalía General del Estado está investigando el caso.
En esa misma semana, el 23 de junio, Henry Quezada, un joven de 39 años, murió en el parque El Arbolito después de haber sido impactado por un disparo de perdigones. La Alianza de Organizaciones por los Derechos Humanos dijo en su cuenta de Twitter que Quezada habría muerto por “un trauma penetrante de tórax y abdomen” y publicó una foto del tórax del joven marcado por heridas de forma circular. La Fiscalía también investiga su muerte.
El mismo día que Quezada falleció —día 11 del paro nacional— murió Franco Eduardo Íñiguez Camacho, un hombre de 36 años. Íñiguez habría fallecido durante una emboscada de manifestantes a un piquete militar en San Antonio de Pichincha, al norte de Quito. Además de la muerte de Franco Iñíguez, la emboscada habría dejado también varios militares heridos.
Además de quienes murieron en medio de las manifestaciones, una mujer murió en un accidente de tránsito debido a un bloqueo en la vía por parte de manifestantes. También al menos dos personas murieron también porque hubo bloqueos en las vías que impidieron el paso de ambulancias. Otra persona que participaba en las manifestaciones —José Marcelino Villa— murió, según la Policía, por una “cirrosis hepática”.
La última víctima del paro fue José Chimarro, un sargento de las Fuerzas Armadas, quien falleció el pasado 28 de junio —día 15 del paro— después de un presunto ataque a un convoy militar en Shushufindi, en la provincia amazónica de Sucumbíos.
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