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Como mencionamos al inicio, un blockchain es una base de datos encriptada e inmutable, y hasta ahora hemos considerado su uso para grabar transacciones como un libro de contabilidad, pero también sirve para grabar propiedad. Para ponerlo más claro, cuando compras un departamento en Ecuador, debes registrar tu posesión del bien en el registro de la propiedad, un proceso que puede demorar semanas o meses. 

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A veces en el acto de compra, hay una lista de compradores y herederos de la misma propiedad que va hasta su compra original y construcción. El registro de la propiedad es la autoridad máxima en declarar quién es dueño de qué. Un blockchain puede servir el mismo propósito pero para activos digitales, como es el caso de los activos no fungibles en español (NFTs, por sus siglas en inglés). 

Tomemos el caso del uso de NFTs en el mundo del arte. Hasta ahora, la compra y venta de arte tiene dos caras: el mercado de arte que se encuentra los domingos en los parques de la ciudad y las casas de subastas en las cuales los adinerados del mundo compran y venden arte. Este modelo ha limitado al arte físico por un simple hecho: los archivos digitales pueden replicarse infinitamente, por ende ha sido imposible establecer a quién pertenece una imagen en particular. 

Con los NFTs, los artistas pueden crear arte y luego venderlo en plataformas como OpenSea.io. Cualquier persona puede participar en la subasta de la obra que le guste, y una vez comprada, el intercambio de propiedad queda registrado en blockchain, visible para todos ver y revisar. La transacción sucede 100% en la criptomoneda de ethereum. En otras palabras, cuando se registra la propiedad en el Blockchain, no se elimina el problema de la replicabilidad de una imagen, pero ahora el mundo tiene un registro que establece el dueño original de la imagen, tal cual un Registro de la Propiedad. 

El impacto para la comunidad de artistas de la emergencia de NFTs ha sido inmediato. OpenSea, la plataforma mencionada, tuvo un volúmen de ventas de 3,4 mil millones  de dólares en agosto de 2021. En lugar de limitar la compra y venta de arte a parques y casas de subasta, el mercado de arte se ha abierto para el mundo entero, permitiendo el libre encuentro e intercambio entre artistas y audiencias y expandiendo el mercado de arte exponencialmente. 

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Como en el mundo físico, el arte muchas veces representa estatus. Alguien puede tener un cuadro original de Dalí en su casa, por ejemplo, pero sólo las personas que lo reconocen lo van a apreciar y van a entender qué dice el arte de su dueño, su gusto, y su situación financiera. 

Lo mismo pasa en el mundo de NFTs: entre lo más valorado en la comunidad de NFTs están las obras de los Criptopunks y el Bored Ape Yacht Club. Si alguien que uno conoce tiene un avatar de un Criptopunk, él o ella está señalando algo sobre sus gustos, su estado económico, y sus intereses. No importa que los demás lo entiendan: la gente que forma parte de la comunidad a la que la persona quiere apelar entiende todo muy bien, como una cartera o joya.

Los NFTs no tienen que limitarse al arte, sino cualquier cosa escasa que puede ser valorada por una comunidad. La Liga Nacional de Básquet Norteamericano (NBA) permite a la hinchada comprar la reproducción de jugadas de partidos como NFTs a través de su plataforma NBA Top Shots. Jack Dorsey, el fundador de Twitter, vendió su primer tweet por 2,9 millones de dólares, que él donó a una fundación en África. Disney, el dueño de la empresa Marvel, ha vendido una serie de artes coleccionables de Spiderman como NFTs. 

Los NFTs pueden también representar activos digitales que se puede usar o intercambiar en videojuegos. Básicamente, cualquier cosa digital puede tener un dueño registrado en el Blockchain, y puede ser vendido, revendido, y puede actuar como un depósito de valor como un cuadro de Dalí. En adición, un NFT no tiene que tener un solo dueño porque permite que múltiples personas sean dueños de una obra de arte, y puedan vender su fracción en cualquier instante. En otras palabras, exiten DAOs que permiten que alguien compre el 0,01% de un cuadro de Van Gogh, y gozar de su apreciación y reventa. La vasta mayoría de NFTs son registrados en el blockchain de ethereum, pero hay otros blockchain que buscan posicionarse como el lugar definitivo para NFTs. 

Si alguien ha pagado miles de dólares por el NFT de un cuadro digital, más allá de usarlo como Avatar en tu perfil de Twitter, ¿dónde lo muestra? ¿Qué tal si tiene una casa virtual que pueden visitar sus  amigos, y sobre cuyas paredes cuelga su compra? Aquel escenario podría darse pronto en el metaverso, un mundo que mezcla la vida real con la vida virtual, y que está cada vez más cerca. 

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Matthew Carpenter-Arévalo
(Canadá, 1981) Ecuatoriano-canadiense. Escribe sobre tecnología, política, cultura y urbanismo.