La lactancia materna proporciona a los niños el mejor comienzo en la vida. Es el alimento más completo y se considera la primera vacuna del bebé, ya que refuerza el desarrollo del cerebro y los protege de enfermedades, de infecciones y de la desnutrición.  

La leche materna es rica en hierro, lo que ayuda a prevenir la anemia. Es una fuente de vitamina A, que contribuye al desarrollo de la vista; de vitamina B, importante para el desarrollo del cerebro y el sistema nervioso; y de minerales como el calcio y el fósforo, que son vitales para el desarrollo de los huesos, los dientes y los músculos. Además, contiene magnesio, cobre y zinc, que ayudan al buen desarrollo del corazón y del sistema inmune del bebé. Los ácidos grasos que tiene la leche materna, a su vez, intervienen en la creación y crecimiento de las neuronas en el cerebro, lo que se traduce en niños con mayor capacidad de aprendizaje y concentración.

Los bebés que no son amamantados total o parcialmente tienen un mayor riesgo de diarrea y tienen más probabilidades de padecer de desnutrición crónica o incluso morir de malnutrición severa, si no reciben un tratamiento oportuno que les salve la vida. 

Por esta razón, la lactancia materna se considera una de las claves para combatir la desnutrición crónica infantil. Una condición que afecta a 1 de cada 3 niños menores de 2 años en el Ecuador, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de 2018.

Sin embargo, las madres enfrentan múltiples desafíos para dar de lactar. A nivel mundial, solo el 44% de los bebés son amamantados exclusivamente en los primeros seis meses, lo que está muy por debajo de los objetivos globales de Salud Mundial para 2025, que hablan del 50%.

En Ecuador, la tasa de lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida de los niños y niñas es de 46.4%, según la Encuesta de Condiciones de Vida de 2014, del INEC. Se requiere, por lo tanto, de un mayor compromiso de todos los actores de la sociedad para incrementar estas cifras.

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Es crucial que más niños lacten en la primera hora del nacimiento, que se alimenten exclusivamente de leche materna durante los primeros seis meses y que se mantenga la lactancia de forma continuada hasta los 23 meses. Si se logran estas prácticas, los niños tendrán más probabilidades de sobrevivir, prosperar y desarrollar todo su potencial. 

Por ello, UNICEF hace un llamado a proteger, promover y apoyar la lactancia materna en Ecuador, a través de las siguientes acciones: 

  • Aumentar la inversión en programas de apoyo a la lactancia materna, como parte del paquete priorizado de prestaciones de servicios de salud.  
  • Implementar los diez pasos para la lactancia materna eficaz en los establecimientos de salud a través de la certificación ESAMyN (Establecimientos de la Salud Amigos de la Madre y del Niño) del Ministerio de Salud Pública.
  • Proteger a los cuidadores y trabajadores de la salud de la influencia del marketing de la industria de fórmulas infantiles, mediante la adopción e implementación total del Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna, incluso en situaciones de emergencia.
  • Asegurar que se cumplan y se mejoren las políticas que garantizan la licencia de maternidad, paternidad y lactancia, así como el derecho a amamantar y extraer la leche en el lugar de trabajo. 
  • Promover el desarrollo y fortalecimiento de redes de apoyo comunitarias para contribuir a asegurar una adecuada alimentación del lactante y del niño pequeño. 
  • Difundir los beneficios de la lactancia materna en medios de comunicación. 

Comprometámonos con la lactancia materna, para que cada niño y niña tenga el mejor comienzo en la vida.

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Luz Ángela Melo
Representante de Unicef Ecuador
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