¡Hola, terrícola! Cada año, el cáncer mata a diez millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es una cifra tan abultada que es difícil de comprender. Podríamos decir que, en comparación, hay menos gente viviendo en Londres, que es tres veces la población de Uruguay, o casi dos veces el éxodo venezolano. Pero quizá sea más útil pensar en nuestros seres queridos que han muerto de cáncer. Ese es el costo real y descarnado de esta brutal enfermedad. 

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Imaginemos lo que sería tener una vacuna o tratamiento que tuviese a esa persona aún aquí. 

Puede ser una amiga de toda la vida. La mamá de tus hijos. Un hijo de apenas meses de vida. Papá. El cáncer suele ser brutal y despiadado. En muchos casos, se anuncia cuando ya es demasiado tarde. “No hay nada que hacer”, es una muletilla cruel que se repite en esos casos.

Pero la ciencia podría cambiar ese destino fatal: a finales de mayo de 2022 se presentó una nueva vacuna que ha hecho renacer la esperanza de ganar la pelea contra el cáncer. 

Ya hay vacunas para prevenir y tratar ciertos tipos de cáncer. Hay unas preventivas y otras de tratamiento. El problema es que actúan contra tipos de cáncer muy específicos. 

Entre las vacunas preventivas aprobadas, está la del Virus de Papiloma Humano (VPH), que puede desembocar en varios tipos de cáncer. Entre ellos, el de cuello uterino. Otra es para prevenir la hepatitis B, que da cierta protección contra el cáncer de hígado.

En cambio, las vacunas de tratamiento se pueden administrar cuando el cáncer ya se ha manifestado en la persona. En esta categoría, hay vacunas para dos cánceres específicos: aquellos en la vejiga en estados iniciales y para el cáncer de próstata.

La nueva vacuna, presentada en un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature, es polivalente.  Es decir, que funciona para muchos tipos de cáncer. “[I]nduce un ataque coordinado de poblaciones de diversas células T o Asesinas Naturales (NK)”, dice el del estudio, hecho por el equipo del laboratorio Mooney de la Universidad de Harvard (liderado por David Mooney) y el centro Dana Faber para el Cáncer, cuyo jefe de investigación es Kai Wucherpfennig

¿Cómo funciona?

Para responder esta pregunta, primero hay que entender cómo opera el cáncer en nuestro organismo.

Es una enfermedad que altera el proceso normal de multiplicación celular, mediante el cual se forman nuevas células a medida que el cuerpo las necesita. En el cáncer, ciertas células crecen sin control y se diseminan a otras partes del cuerpo. Pueden formar tumores, que son masas de tejido, que pueden ser cancerosos o no cancerosos. Estos últimos, “se diseminan o invaden los tejidos cercanos y pueden viajar a lugares distantes del cuerpo para formar nuevos tumores (un proceso llamado metástasis)”, dice el Instituto Nacional del Cáncer de los Estados Unidos.

Este error se produce por daños al ADN de las células (que puede darse por varios factores: herencia o contacto con sustancias dañinas, como el tabaco, por ejemplo). 

En condiciones normales, al dañar el ADN, la célula produce dos proteínas, llamadas MICA y MICB. Estas deberían alertar al sistema inmunológico humano para que reaccione, y envíe a las células T y NK a acabar con las cancerígenas. El problema es que el cáncer corta y diluye estas proteínas. Entonces, el sistema inmunológico no las ve y la propagación del cáncer es mortal

 La nueva vacuna lo que hace es utilizar una molécula, descubierta por Wucherpfennig, para generar anticuerpos que impiden que se corten esas proteínas, y aumenta la densidad de MICA y MICB en la superficie de las células. Con la alarma funcionando, las células T y NK van y hacen su trabajo.

“La vacuna también es eficaz en un entorno clínicamente importante: la inmunización después de la extirpación quirúrgica de tumores primarios altamente metastásicos inhibe el crecimiento posterior de metástasis”, dicen los científicos en Nature.  En resumen: la vacuna no solo detiene el avance del cáncer, sino que después de que se extirpan los tumores que produjo, impide que haya una nueva metástasis.

No es posible saber si la vacuna funcionará contra todos los más de 100 tipos de cánceres descritos hasta hoy. Va a depender si todos producen las proteínas MICA y MICB, pero es muy probable que sirva para tratar un amplio grupo de cánceres. A diferencia de lo que pasa hoy. 

Como con muchas otras enfermedades, hemos ido rebajando la letalidad del cáncer. Pero sigue siendo uno de nuestros mayores enemigos naturales. 

Su forma sigilosa de operar, la forma en que pone al cuerpo en su propia contra, fue durante miles de años un enigma. Durante tanto tiempo fue una terrible maldición. O producto del karma. O simple y sencillo designio divino

Ahora, que entendemos que todo mecanismo de la naturaleza puede ser explicado con evidencia, este avance particular podría cambiar la forma en que tratamos el cáncer. Y eso nos permitirá no tener que pensar en aquellas personas que perdimos por esa cruel enfermedad. 

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José María León Cabrera
(Ecuador, 1982) Editor fundador de GK. Su trabajo aparece en el New York Times, Etiqueta Negra, Etiqueta Verde, SoHo Colombia y Ecuador, entre otros. Es productor ejecutivo y director de contenidos de La Foca.

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