Las tías y las primas de María José Pazmiño, de 10 años, saben que cada cumpleaños o Navidad, en lugar de ropa, juguetes o aparatos tecnológicos, ella prefiere que le regalen dinero. Desde hace seis meses, María José tiene una cuenta de ahorros en un banco donde deposita lo que le regalan. “Cuando sea grande quiero irme a estudiar a Estados Unidos, yo ahorro para mi pasaje”, dice. Además de ahorrar, María José separa dinero para gastos de sus mascotas y su curso de inglés. Pero no todos los niños y niñas saben manejar el dinero como ella: la educación financiera es una asignatura escolar pendiente —y eso tiene consecuencias en la vida adulta. Estas son algunas recomendaciones de expertas para comenzar a hablar con las niñas y niños sobre el dinero.
Como en todo, los niños aprenderán del ejemplo de sus padres. “Son la primera escuela por la que los niños aprenden su relación con el dinero”, dice la economista Bertha Romero, especialista en educación financiera y finanzas personales. María José aprendió a ahorrar de su madre. “Mi mamá dice ‘no hay que malgastar el dinero, ahorrando tenemos más posibilidades en la vida’”, dice María José con su voz dulce y a la vez muy responsable. Una encuesta realizada en 2018, a más de 200 niños entre 11 a 14 años en cinco escuelas públicas de México, concluyó que los niños que ahorran es porque se dan cuenta que sus padres lo hacen.
Aunque los niños sean muy pequeños deben saber que no todo el dinero que reciben es para gastar, dice la economista Romero. Los padres deben hacer reflexionar a sus hijos preguntándoles cosas como “¿para qué vas a usar esa moneda?”, según Romero. La economista dice que los padres les pueden decir que de la cantidad que recibieron, una parte será destinada para comprar algo que quieren en ese momento pero el resto será ahorrado. Al hacer esa planificación de gastos, dice Romero, los niños también aprenderán la diferencia entre deseos y necesidades y podrán tomar mejores decisiones sobre cómo administrar lo que reciben.
Saber administrar el dinero es importante para el futuro. En Ecuador eso no se aprende en la escuela, porque no consta en la malla curricular de escuelas y colegios. La educación financiera es saber conceptos para tomar decisiones sobre la vida económica. Ese conocimiento evitará hacer gastos excesivos, asumir riesgos innecesarios, permitirá pensar en el ahorro o la inversión, y evitará ser víctimas de fraude, según el artículo Educación financiera en la infancia publicado en la Revista de la Facultad de Educación de Albacete, España. La administración del dinero se aprende en la práctica, pero debe ser fomentada desde muy temprano.
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Como con todo lo demás, la primera forma de aprender a manejar el dinero es jugando. La psicopedagoga María Gracia Endara dice que puede ser con billetes de juguete o monedas falsas. Endara dice que es recomendable que jueguen a ir al supermercado, a la casita o a administrar una tienda para que entiendan que “por vender algo, reciben una moneda, así entienden cómo se gana el dinero”. Otra forma es darles dinero a cambio de que hagan actividades que no sean su responsabilidad dentro de la casa.
Arianna Palacios, de 9 años, está aprendiendo poco a poco. Su padre Esteban dice que le paga 50 centavos cada vez que saca a pasear a su perrita. Esa es una de las recomendaciones de María Gracia Endara: darles un pequeño estipendio a cambio de hacer cosas extra en el hogar, pero evitar hacerlo por las tareas que normalmente les asignan, como ordenar sus juguetes que si lo pueden hacer y es su responsabilidad. Así sienten que contribuyen a su casa y pueden comenzar a tener dinero para administrar.
Bertha Romero dice que los motivos para retribuir sus esfuerzos dependerán de las costumbres de cada hogar. La experta dice que es importante no instaurar una mentalidad de “por todo me van a dar dinero”. Recomienda que debe haber un grado de esfuerzo para que esa compensación sea mucho más válida. El pago es un incentivo para que el niño haga esa actividad que demanda un poco más de trabajo.
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Otra forma de enseñarles a administrar el dinero es comenzar a vender algo. Pueden vender galletas, caramelos o, incluso, si son mayores de 16, según el Código Orgánico de Trabajo, pueden firmar un contrato de trabajo y conseguir un trabajo temporal en las vacaciones. Endara dice que es importante que comprendan que las personas ganan dinero trabajando. Agrega que si quieren comenzar a vender algo ellos deben ser quienes hagan la pancarta, que llamen por teléfono a sus familiares para convertirlos en potenciales clientes o que vayan puerta a puerta vendiendo a los vecinos. Los niños deben ser quienes hagan el ejercicio completo, esa actividad debe ser por uno o dos días, no a largo plazo.
Una encuesta de la empresa asesora de inversiones T. Rowe Price —que tiene un programa de educación financiera para padres e hijos— dice que los niños que no manejan dinero son 13% más propensos a gastar su plata apenas la reciben, eso hace que no puedan ahorrar. Además, concluyó que los niños que sí administran sus recursos desarrollan mejores hábitos financieros. Los mismos que perdurarán hasta que sean adultos.
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Para enseñarle a los niños sobre finanzas se aplican los mismos principios que para hacerlo con adultos: tener metas y hacer presupuestos es esencial. En la Navidad pasada, María José Pazmiño recibió de sus tías y primas 240 dólares. Una parte la depositó en su cuenta bancaria, otra la destinó para comprar croquetas, collares y pagar la vacuna de sus perros Max, Lili y Vaquita, y otra para comprar los libros para su curso de inglés. “Cuando uno tiene la plata se la quiere gastar, es mejor guardarla para cosas que sean de beneficio”, dice María José.
Es importante enseñar a los niños el hábito de ahorrar para que sientan que pueden cumplir metas. La economista Bertha Romero dice que esa meta puede ser desde algo a largo plazo hasta “lo más mínimo”. En el caso de María José Pazmiño es estudiar en el futuro en Estados Unidos. En el de Arianna es comprar una casa más grande para su hámster, pero antes fue comprarse un peluche de unicornio. Romero dice que los niños deben tener esa meta de ahorro para que no se desmotiven en el camino. Una vez que la consigan, puede plantearse otra y así continuar ahorrando. Romero dice “tal vez al niño no le va a alcanzar para pagar el precio completo, pero dices bueno, con tus ahorros pagas el 40% yo te pongo el 60%”.
Para comenzar a ahorrar es recomendable que los niños tengan una alcancía para guardar monedas o billetes. La psicopedagoga Endara dice que los papás pueden instaurar un modelo de ahorro como depositar ahí todas las monedas de cierta denominación. Así, dice Endara, los niños pueden ver cómo se construye un fondo, experimentar la satisfacción de cumplir la meta y gastar el dinero que se reunió con su esfuerzo. Arianna tiene una alcancía, ahí pone los 50 centavos que le da su papá, la mesada que le da su abuela o el dinero y que le dan sus familiares como regalo en fechas especiales.
Cuando ese hábito está interiorizado, pueden comenzar a ahorrar de otras formas. En Ecuador hay bancos y cooperativas que ofrecen abrir cuentas bancarias para los niños como la que tiene María José. Unos bancos ofrecen cuentas para niños de cero a 12 años en planes de ahorro mensual. Otras entidades financieras ofrecen abrir cuentas desde los primeros días de vida. Así los niños pueden involucrarse en el sistema financiero, comprender cómo funciona y las responsabilidades que eso involucra desde que son muy pequeños.
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Esteban Palacios dice que trata de no darle preocupaciones a su hija Arianna, pero eso no quiere decir que ella esté alejada de las conversaciones sobre la economía del hogar. Él dice que ha visto que otros padres les dicen a sus hijos “te compré esto y me salió carísimo”. Dice que cree que ese acercamiento es erróneo porque es mejor decirles a los hijos que lo que les compran tiene más un valor sentimental que material. La economista Romero dice que es importante que se involucre a los niños en ciertas conversaciones, pero se debe tener claro qué información los padres van a compartir con sus hijos y cómo lo harán.
Si los niños ven que los adultos están estresados o que pelean por las finanzas podrían tener una reacción negativa y negarse a relacionarse con las finanzas. Es importante no decirles a los niños ‘porque no hay plata” como justificación para una decisión. Para la psicopedagoga Endara, lo aconsejable es decirles a los niños las razones claras por las que no se compra algo, como un juguete. Ella recomienda fijar como familia en qué se va a gastar y en qué no. “Por ejemplo, hemos decidido que vamos a comprar helado todos los domingos, pero no podemos comprarte algo cada vez que vamos a la juguetería”, dice Endara. Cuando esas reglas están claras, los niños sabrán qué esperar y no exigirán cosas que estén fuera de lo establecido.
Cuando se trata de algo más grande como un viaje, pero no hay recursos suficientes para hacerlo, Endara dice que se puede involucrar a todos en conseguirlo. Por ejemplo, dice, la familia puede comenzar a ahorrar en una alcancía para recolectar el dinero suficiente. En vez de que la falta de fondos sea un problema, puede convertirse en una meta familiar.
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La encuesta de T. Rowe Price dice que los niños que no manejan su propio dinero tienen más probabilidades de mentirle a sus padres sobre sus gastos y a esperar a que les compren todo lo que piden. En cambio, quienes sí están familiarizados con el dinero, como María José Pazmiño o Arianna Palacios, tienen una mejor comprensión de su valor. María José cree que no debe malgastar lo que le regalan sus padres o sus tías porque “les costó poder dármelo”.
Aunque se haya crecido con malos hábitos alrededor del dinero, nunca es tarde para comenzar a aprender sobre cómo administrarlo. Romero dice que las personas siempre estarán expuestas al dinero y que siempre pueden trabajar en cómo administrarlo mejor. Sin embargo, cuando se comienza a aprender desde niños, la relación con las finanzas personales podrá ser más fácil desde las primeras etapas y continuará así hasta la vida adulta.