El 23 de abril de 2019, el juez Johan Vinicio Briones negó la solicitud de archivo del caso de Juan José Bayas en contra del exsacerdote Luis Fernando Intriago. El Juez dijo que “no existió una investigación fiscal exhaustiva y prolija” por lo que se debía reabrir la investigación.

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El pedido de archivo lo había hecho la Fiscal de violencia de género, Belinda Lomas, el 15 de enero pasado. Lomas dijo que no había encontrado suficiente evidencia de que el testimonio de Bayas se encuadre en el delito de abuso sexual.

Bayas es uno de los 10 jóvenes que, de adolescente, pasó por una práctica física no reconocida por la Iglesia Católica llamada “la dinámica del pecado”. En ella, el entonces sacerdote Intriago lo hacía desvestirse, lo golpeaba con objetos mientras él, también con poca ropa, rozaba su cuerpo contra el del adolescente.

Todo esto ocurría mientras Intriago le decía que era una ofrenda a Dios, y lo retaba a descubrir cuánto dolor podía aguantar por Él. Los 10 testimonios que describieron situaciones similares —algunos quedaron completamente desnudos, otros fueron electrocutados y arrastrados por el suelo— fueron parte de una investigación publicada en GK en mayo de 2018. La historia fue replicada en medios nacionales como Teleamazonas, Ecuavisa (incluso retomó la historia en un especial de Visión 360 en noviembre), El Universo, El Comercio. También apareció en internacionales como Ojo Público y El Comercio de Perú, Aristegui Noticias de México, El Espectador de Colombia.

Pocos meses después de la publicación, la Fiscalía reactivó la investigación que había abierto de oficio en contra de Intriago, en la que Bayas aparecía como víctima, el 11 de septiembre de 2017. La denuncia se desprendía de otra presentada, un año antes, en contra de Luis Fernando Intriago por Kevin Rivas, otro de los jóvenes que vivió “la dinámica”, y que había sido archivada porque el delito estaba prescrito.

Durante el año y medio que pasó entre que la Fiscalía —como titular de la acción penal y dueña del proceso— abrió la investigación y pidió su archivo, hizo lo siguiente: recogió la versión de Bayas, la presunta víctima, y del sospechoso, hizo un peritaje de reconocimiento del lugar de los hechos, una valoración psicológica y entorno social de la presunta víctima.

La Fiscalía no llamó a testificar a los otros hombres víctimas de la dinámica del pecado —como Andrés Viscarra, Diego Guzmán y Kevin Rivas— que entrevistamos para la investigación que reveló que había un proceso canónico en marcha para expulsar a Intriago de la iglesia Católica.

Durante ese año y medio, a la Fiscalía acudieron dos personas: un joven que testificó a favor de Intriago y en contra de Bayas, acusándolo de mentiroso y extorsionista, y Henry Gallardo, exvicario de la Arquidiócesis de Guayaquil, quien habló de la causa canónica en contra de Intriago que, en ese entonces, no estaba resuelta. De hecho, en su declaración ante la Fiscalía, a fines de mayo de 2018, Intriago justificó su inocencia diciendo que la Iglesia no lo ha encontrado culpable. Pero apenas dos meses después de esa declaración, el Vaticano notificó la expulsión definitiva de Intriago del sacerdocio.

En una columna publicada la semana de enero en que la Fiscalía pidió el archivo, me preguntaba qué haría el Juez con la solicitud. Si ignoraría la evidencia que demostraba que la Fiscalía no investigó lo suficiente o si sepultaría para siempre el caso.

El Juez parece haber entendido lo que la Fiscalía no: que hay aún una serie de evidencias que deben ser revisadas y un número de testimonios que deben ser recogidos.

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