El caso de Juan José Bayas —una de las víctimas de la dinámica del pecado practicada por el exsacerdote Luis Fernando Intriago— fue archivado por la Fiscalía el 14 de enero de 2019. La Fiscalía, dice, no haber encontrado suficiente evidencia de que el testimonio de Bayas se encuadre en el delito de abuso sexual.

La investigación la había abierto la misma Fiscalía en septiembre de 2017. Lo hizo luego de  determinar que el testimonio que Bayas dio dos años antes —como testigo en otra investigación por abuso sexual en contra del mismo exsacerdote— debía ser indagada.

Esto es lo que la Fiscalía, como titular de la acción penal y dueña del proceso, hizo durante año y medio: recogió la versión de la presunta víctima y del sospechoso, hizo un peritaje de reconocimiento del lugar de los hechos, una valoración psicológica y entorno social de la presunta víctima.

La Fiscalía no llamó a testificar a los otros hombres víctimas de la dinámica del pecado —como Andrés Viscarra, Diego Guzmán y Kevin Rivas— que entrevistamos en GK para la investigación publicada en mayo de 2018 que reveló que había un proceso canónico en marcha para expulsar a Intriago de la iglesia Católica.

La publicación también reveló que había al menos 10 hombres que, de adolescentes, pasaron por la dinámica del pecado, una práctica no reconocida por la Iglesia Católica. En ella, el entonces sacerdote les pedía a los menores de edad que se queden en ropa interior o desnudos mientras él los tocaba con diferentes objetos, los arrastraba por el piso, los abrazaba con forcejeos, mientras él también tenía el torso desnudo.  

Viscarra, Guzmán y Rivas también contaron sus testimonios a medios nacionales que replicaron la historia —como Teleamazonas, Ecuavisa (incluso retomó la historia en un especial de Visión 360 en noviembre que, por algún motivo no está al aire como muchos de los episodios del programa investigativo), El Universo, El Comercio. La investigación también fue republicada en espacios internacionales como Ojo Público y El Comercio de Perú, Aristegui Noticias de México, El Espectador de Colombia.

En año y medio la Fiscalía tampoco llamó a Gustavo Noboa Bejarano, también citado en la investigación. El expresidente del Ecuador admitió que Intriago se había tomado su nombre cuatro años antes cuando denunció a Bayas y a su madre por injurias calumniosas.

La Fiscalía sí llamó a declarar a monseñor Antonio Arregui, exarzobispo de Guayaquil. Lo hizo recién el 18 de diciembre de 2018 (menos de un mes antes de archivar el caso). Al parecer no lo hizo antes porque no encontraban la dirección de su domicilio. Hasta antes de que la Fiscalía archivase su investigación, Arregui no había ido. ¿Por qué la Fiscalía se quedó de brazos cruzados si un testigo no acudió al llamado a declarar?

¿Quién sí acudió a la Fiscalía?

Un joven que testificó a favor de Intriago y en contra de Bayas, acusándolo de mentiroso y extorsionista. Henry Gallardo, exvicario de la Arquidiócesis de Guayaquil, quien habló de la causa canónica en contra de Intriago que, en ese entonces, no estaba resuelta.

De hecho, en su declaración ante la Fiscalía, a fines de mayo de 2018, Intriago justificó su inocencia diciendo que la Iglesia no lo ha encontrado culpable. Pero apenas dos meses después de esa declaración, el Vaticano notificó la expulsión definitiva de Intriago del sacerdocio.

En el Ecuador, la arquidiócesis de Guayaquil hizo pública la decisión. ¿La Fiscalía sabía de la existencia del documento? ¿Conocía que había otro oficio anterior en el que la Congregación para la Doctrina de la Fe le negaba a Intriago su segunda apelación? Un documento que también dice que desde 2003 Intriago había sido repetidamente amonestado de manera no formal por su comportamiento homosexual activo y en 2009 nuevamente por “el escándalo que provocaban en algunos fieles los continuos encuentros nocturnos con los jóvenes”.

Si la Fiscalía lo hubiese tomado en cuenta se habría percatado que allí Intriago fue encontrado responsable de los cargos que se le imputaban.

Según el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe del 5 de febrero de 2016 considerados “los elementos probatorios resultantes de la investigación previa y del sucesivo proceso administrativo penal canónico”, el expárroco de la iglesia Nuestra Señora de Czestochowa era imputable y culpable “de los diferentes y graves delitos que se la han atribuido; considerados por otra parte las circunstancias en que se dieron las comisiones de tales delitos, las cuales concuerdan siempre en el siguiente mismo modus operandi”. Por ello, la Congregación para la Doctrina de la Fe resolvió rechazar “por manifiestamente infundado el recurso presentado por el Rev. Luis Fernando Intriago contra la dimissio in poenam del estado clerical”.

Esa fue la resolución que Intriago apeló y que, en julio de, 2018 fue definitivamente rechazada por el Vaticano, expulsándolo para siempre del sacerdocio. Así lo dio a conocer monseñor Luis Cabrera mediante un comunicado.

Pero, ¿por qué la Fiscalía obvió esa documentación en su proceso? ¿Por qué no ofició a la Congregación para la Doctrina de la Fe para que remitiera el expediente?

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En su declaración en la Fiscalía, Intriago dice que es la primera vez que enfrenta ese “tipo de ataques”. Obvia que dos años antes, Kevin Rivas lo denunció por abuso sexual, una investigación que fue archivada por prescripción. Un proceso al que fueron al menos tres personas más como testigos —unos víctimas de la dinámica del pecado, otros testigos directos de los hechos.

La Fiscalía ha archivado el caso de Juan José Bayas por abuso sexual. Según el abogado penalista Stalin Oviedo, lo que debió hacer luego de archivarla, era abrir otra investigación por tortura, ya que el testimonio de Bayas también se enmarcaría en las características de este delito.

La Fiscalía ha archivado el caso de Juan José Bayas por abuso sexual. ¿Qué hará el juez que reciba el pedido de archivo? ¿Ignorar también toda la evidencia que demuestra que la Fiscalía, en realidad, no ha investigado suficiente?

Es incómodo, como periodista, tener que hacer esas preguntas a la Justicia cuando su trabajo debería ser investigar de forma exhaustiva: no somos fiscales, ni jueces. Después de una revelación como la de este caso —y muchos otros—, deberíamos solo ver cómo actúa el aparato judicial. Pero, ¿qué se debe hacer cuando la justicia, indigna de llamarse así, no se mueve?