Ecuador está atravesado por el cinturón de fuego del pacífico, una cadena de placas tectónicas de 40 mil kilómetros que abarca las costas del océano Pacifico. También reposa sobre la placa tectónica Sudamericana, que abarca el continente y una porción del océano Atlántico Sur. Estas dos condiciones hacen que sea un país propenso a erupciones volcánicas, tsunamis, terremotos, sismos y más eventos naturales.
Por la cercanía al océano Pacífico también tiene la influencia de El Niño y La Niña, que causan épocas de intensas lluvias o sequías. Por ello, los riesgos en Ecuador son numerosos.
Existen dos tipos de riesgos:
- Naturales: como terremotos, tsunamis, intensas lluvias, deslizamientos de tierra, inundaciones, desbordamientos de ríos, erupciones volcánicas, entre otros y,
- Antrópicos: es decir, generados por el ser humano, como incendios o contaminación de las fuentes de agua por derrames petroleros o minería ilegal.
Sin embargo, cada uno de estos eventos naturales o antrópicos son distintos en cada región del Ecuador. Las provincias de la Sierra o de la Amazonía, por ejemplo, no corren riesgo de tsunamis. En la Costa, en cambio, no hay riesgo de erupciones volcánicas.
Estos son algunos de los riesgos en Ecuador, y consejos de expertos para evitar que sus consecuencias sean tan dañinas.
Sismos
Ecuador está atravesado por cinco placas tectónicas que, al chocar, desplazarse o deslizarse una sobre otra generan movimientos telúricos, es decir, sismos. Estos movimientos también pueden causar que se creen nuevas montañas y volcanes, se formen fallas geológicas, o haya desplazamiento de continentes.
Theofilos Toulkeridis, geólogo y geógrafo, explica que de esas cinco placas, tres son oceánicas —la de Cocos, la del Pacífico y la de Nazca— y dos son continentales —la Sudamericana y la Caribeña.
Las placas tectónicas son planchas de piedra sólida y rígida que están en la litosfera —la capa más sólida y superficial del planeta Tierra, donde habitan todos los seres vivos. En los bordes de las placas se produce la actividad sísmica, volcánica y orogénica —movimientos que provocan plegamientos, fracturas y fallas geológicas.
Existen tres movimientos principales de las placas tectónicas:
- Convergencia: cuando dos placas se aproximan
- Divergencia: cuando las placas se separan
- Transcurrencia: cuando se deslizan una al lado de otra
Las placas también pueden ir una sobre la otra; esto provoca distintos tipos de eventos.
Las placas de Nazca, Caribeña y Sudamericana, dice el geólogo Toulkeridis, “nos afectan en forma directa”. La de Nazca se choca contra la placa continental (cerca de la playa), y ese choque provoca, según Toulkeridis, “maremotos y terremotos costeños”. Los sismos también se dan cuando la placa de Nazca bucea en las profundidades causando movimientos que pueden sentirse en la superficie.
Las placas Caribeña y Sudamericana, en cambio, al tocarse y moverse en direcciones opuestas causan movimientos en el continente, ya que estas forman “la mega falla Guayaquil-Caracas”, explica el geólogo. Esta falla, continúa Toulkeridis, empieza en el golfo de Guayaquil y sube hacia la Sierra, pasando por debajo de varias ciudades, hasta cruzar Colombia y una parte de Venezuela.
Por estar en el Cinturón de Fuego del Pacífico, Ecuador, a diferencia de otros países de la región, tiene actividad sísmica. Según el Banco Interamericano de Desarrollo, los procesos de subducción —donde convergen las placas— en el país son predominantes y pueden “generar terremotos de altas magnitudes a cortas distancias de centros poblados, afectando drásticamente la infraestructura, la población y la economía del país”.
Los sismos provocados por la interacción de las placas tectónicas pueden tener diferentes escalas, nombres y niveles de afectación. Si el movimiento es mayor a cinco en la escala de Richter —cuantifica la energía que libera un sismo— se denomina terremoto. Cuando es menor a cinco se denomina temblor.
Otro factor que puede determinar el nivel de afectación de un sismo es la cercanía al epicentro —donde se origina el sismo— de la superficie, el nivel de duración y las réplicas que puede tener hasta días después. En Ecuador el gran sismo más reciente fue el de abril 2016 en Pedernales, Manabí. Fue de 7,8 grados y dejó más de 670 muertos.
Los sismos, como son eventos naturales, no se pueden prevenir. Pero sus consecuencias sí se pueden reducir. Estas son algunas de recomendaciones de qué hacer en caso de un sismo, según Theofilos Toulkeridis, el Instituo Geofísico Ecuatoriano y la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de Estados Unidos (FEMA):
- Mantener la calma
- No correr
- Analizar el lugar donde se encuentra
- Casa: conocer los sitios seguros
- Edificio: ubicar siempre las ventanas y las puertas, para saber por dónde salir en caso de una emergencia
- Tener un plan familiar de qué hacer y un punto de encuentro en caso de un sismo
- Alejarse de los marcos de las puertas (es un mito que es un lugar seguro)
- Si está en un edificio de 8 pisos y está en los pisos 1, 2, 3 o 4 hay que bajar cuando termine el sismo. Pero si está en el 5, 6, 7 u 8 piso debe subir cuando termine el sismo.
- Identificar las columnas que hay en el lugar para verificar si es potencialmente un sitio para aplicar el triángulo de la vida —se forma cuando una persona se coloca al lado de un mueble o viga fuerte de cuclillas protegiéndose la cabeza y de esta forma si caen las planchas del techo o algo de material desde arriba se forma una perpendicular entre la viga y la persona formando el triángulo de la vida
- Identificar muebles y escritorios, también pueden usarse como un triángulo de la vida
- No ponerse debajo de mesas
- Esperar a que pare el movimiento para salir del lugar
- Siempre cubrirse la cabeza, incluso a la salida del sitio porque pueden caer objetos
- Al salir, evitar cruzar por lugares donde hay cables de alta tensión
Toulkeridis explica que para minimizar riesgos es muy importante también reformar leyes y regulaciones, dar capacitaciones de prevención, tener gente capacitada en el tema a nivel estatal, preparar psicológicamente a los ciudadanos, formar a niños y adolescentes en escuelas y colegios sobre cómo reaccionar ante sismos.
Erupciones volcánicas
El explorador Alexander von Humboldt describió a los ecuatorianos como “seres raros y únicos: duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes, viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con música triste”. Humboldt tenía razón, en Ecuador continental hay 215 volcanes; 19 están activos, según Theofilos Toulkeridis.
Las erupciones volcánicas son consecuencia del aumento de la temperatura y de la presión de los gases en una masa de magma —mezcla de roca fundida, minerales— en el manto terrestre (la capa de la Tierra entre la corteza y el núcleo), escribe el periodista especializado en Ciencia, Héctor Rodríguez, en National Geographic.
Este aumento de temperatura y presión causa que el magma y los demás materiales que están dentro de un volcán salgan de forma violenta a la superficie.
Las erupciones se pueden clasificar de varias maneras, una de ellas es en base a su actividad que las clasifica en explosivas y efusivas. En las explosivas se acumula una gran cantidad de gases “que acaban saliendo al exterior de forma violenta”, explica Rodríguez. Mientras que en las efusivas, la presión interna del volcán “se libera paulatinamente y el magma fluye de forma más gentil”.
Toulkeridis, quien también es profesor e investigador de la Universidad de las Fuerzas Armadas (ESPE), dice que para determinar el nivel de peligrosidad de un volcán, existe el índice de explosividad volcánica.
Este índice los clasifica “a través del potencial. Es decir, el volúmen de cuánto material puede expulsar de un pulso”. Un pulso, según el Instituto Geofísico, es una explosión que puede generar flujos de lava o una columna eruptiva con material piroclástico.
Esta clasificación va de 0 a 8, siendo 8 el más potente. El investigador dice que el único volcán que tiene un 8 es la caldera de Yellowstone, ubicado en la esquina noroeste de Wyoming, en Estados Unidos. Sin embargo, Toulkeridis explica que el volcán Chalupas, ubicado entre Napo y Cotopaxi, tiene un 7. Es decir, “aquí tenemos el noveno volcán más peligroso del planeta”.
El Instituto Geofísico clasifica a los volcanes en cuatro estados:
- Extinto o dormido: la última vez que erupcionó fue antes del Holoceno— hace más de 11.700 años.
- Potencialmente activo: la última vez que erupcionó fue durante el Holoceno —hace menos de 11.700 años.
- Activo: la última vez que erupcionó fue durante el periodo histórico —a partir de la conquista española en 1532.
- En erupción: tiene actividad eruptiva reciente (hasta dos años)
Para poder identificar si un volcán sigue activo, Toulkeridis dice que hay diferentes señales como “fumarolas, actividad sísmica, flujos piroclásticos y otros”. Sin embargo, determinar si el volcán está totalmente extinto es muy complicado, porque hay volcanes que llevan miles de años sin presentar señales de actividad, pero eso no significa que esté extinto, explica el geólogo.
En Ecuador, según el Instituto Geofísico, hay 27 volcanes potencialmente activos. Siete están en el continente: Cayambe, Reventador, Guagua Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Sangay y Potrerillos- Chacana. Y siete están en las islas Galápagos: Marchena, Cerro Azul, Fernandina, Santo Tomás/Volcán Chico, Alcedo, Darwin y Wolf.
Quito está rodeada de volcanes activos, algunos de ellos son: Pululahua, Cotopaxi, complejo volcánico de Pichincha, Cayambe. “No hay ninguna ciudad en todo el planeta que tenga tanta susceptibilidad o vulnerabilidad hacía erupciones volcánicas como Quito”, dice Toulkeridis.
A los activos de la Sierra hay que sumar los volcanes de la Amazonia “que también pueden amenazar Quito con sus cenizas”, como el Reventador o el Sumaco. El geólogo dice que el nivel de amenaza o daños que pueden causar las erupciones depende del lugar donde estén los volcanes.
Por ejemplo, el Sumaco que queda en la provincia de Napo, en la Amazonía ecuatoriana, es más peligroso que el Cotopaxi, según Toulkeridis. Pero al estar en una región donde no hay tantos habitantes, “si erupciona, unos pocos miles tal vez estarían afectados”.
Sin embargo, si el Cotopaxi erupciona “tendríamos una pérdida económica de más de 306 mil millones de dólares, hasta 105 mil muertos, más o menos 200 mil heridos y 500 mil sin hogar”, explica el geólogo.
En el caso del Cotopaxi, Toulkeridis dice que las consecuencias no serían por la explosión porque no llega tan lejos sino por los efectos secundarios como el deshielo que causa los lahares —flujo de lodo y material volcánico que baja por los ríos y afluentes del volcán arrasando todo a su paso.
El geólogo explica que la mejor forma de prepararnos para una eventual erupción es no sólo estar atentos de los boletines del Instituto Geofísico sino también buscar la opinión y la información de la Academia o expertos en el tema.
Toulkeridis explica que a nivel estatal deberían hacer obras de mitigación —estructuras como como barreras, coladeras y canalizaciones cuyo objetivo es detener el flujo de materiales expulsados en una erupción. Y a nivel personal, agrega, la ciudadanía debe “tener sentido común”. En caso de haber ceniza, por ejemplo, deberían quedarse en casa y cerrar ventanas y puertas.
Tsunamis
La palabra tsunami es un término de origen japonés: tsu (puerto) nami (ola). Es decir, tsunami significa “grandes olas en el puerto”. Mientras que maremoto es la palabra latina para decir tsunami. Stefany Gilces, ingeniera geóloga, dice que “maremoto y tsunami son lo mismo”. Ambos son causados “por variaciones en la columna de agua (en la altura de la ola normal)”, agrega.
Según la Secretaría de Gestión de Riesgos, estas variaciones pueden ocurrir por sismos, erupciones volcánicas o derrumbes en la plataforma submarina que está en el fondo del océano. La fuerza emitida por la energía liberada de alguno de estos tres eventos puede levantar la columna de agua.
Gilces explica que también pueden ocurrir por sismos que se producen en el continente cerca del perfil costero — de fuente cercana —como con el sismo de Pedernales de 2016. Es decir, el sismo produce el tsunami.
También ocurren si hay un sismo muy fuerte al otro lado del mundo —de fuente lejana— como pasó con el terremoto y tsunami de Japón de 2011, cuya onda expansiva activó las alertas tempranas del Pacífico, por el movimiento de la columna de agua llegó hasta las costas sudamericanas.
Los sismos en la zona de subducción, que está frente a las costas del continente, dice Gilces, ocurren porque la placa oceánica se encuentra con la placa continental y provoca una presión entre ellas. La ingeniera dice que la energía liberada por este choque puede levantar la columna de agua.
Generalmente un sismo de siete grados o mayor, cerca de las costas, puede causar un tsunami. Gilces explica que el sismo provoca que la columna de agua se haga mayor. Por ello, antes de un tsunami, el mar retrocede y dependiendo de la magnitud del sismo, al regresar va con fuerza y gran velocidad hasta “llegar al borde costero”.
Algunas de las señales para saber si un tsunami puede ocurrir, según Stefany Gilces y la Secretaría de Gestión de Riesgos, son:
- Sismo de 7 grados o más cerca de las costas
- Que el sismo no permita a la persona levantarse o mantenerse de pie
- Ver que el mar se retira de la playa
- Ver que se forman grandes olas y avanzan rápidamente hacia la playa
Según la Secretaría de Gestión de Riesgos, un tsunami “no se puede predecir”. Pero sí es posible emitir una alerta “con horas o minutos antes de que ocurra”. Si es de origen lejano, hay algunas horas para evacuar. Pero si es de origen cercano, la población tiene “de 5 a 10 minutos para alejarse de la playa”, dice la Secretaría.
Algunas medidas de prevención ante un Tsunami según la Secretaría son:
- No construir al filo de la playa
- Buscar con anticipación un lugar, de mínimo 30 metros sobre el nivel del mar, alejado de la playa, para ir en caso de un tsunami
- Buscar rutas de evacuación para llegar con facilidad y en el menor tiempo a la zona de seguridad
- Simular una evacuación, para saber en qué tiempo pueden llegar a la zona de seguridad
Gilces recomienda que “si el sismo no te deja parar y tú vives frente a las costas, no vayas a comprobar si se retira el mar, inmediatamente busca evacuación”. Otros consejos de la Secretaría de Riesgos en caso de tsunami son:
- Estar atentos a los sistemas de alerta temprana y a la información de fuentes oficiales (Gestión de Riesgos, Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada del Ecuador Inocar)
- Tener una maleta de emergencia con mantas, linternas, chompas y comida para evacuar
- Si en la playa se siente un sismo muy fuerte, alejarse rápidamente hacia un lugar seguro
- Cuando no hay lugares altos en donde protegerse, un bosque frondoso o los pisos altos de un edificio pueden ser lugares de seguridad
- Alejarse de los ríos y esteros y buscar un lugar alto
Además, según la Secretaría, si el evento es de origen cercano, la primera ola puede llegar a tierra en pocos minutos. Finalmente, Gilces explica que es importante entender que Ecuador es un país multiamenazas, que la posibilidad de tsunami es sólo una y que debemos ser “resilientes a ellas y estar preparados” para evitar consecuencias graves.
Desbordamiento de ríos
Los desbordamientos de ríos se dan cuando la lluvia es constante, intensa y dura varios días. Cristian Estévez, especialista zonal de operaciones del ECU-9-1-1, explica que los desbordamientos de ríos son consecuencias de las fuertes precipitaciones y que con ellas vienen efectos colaterales como inundaciones y acumulación de agua lodo.
Según investigadores del Grupo de Análisis de Situaciones Meteorológicas Adversas (GAMA) de Barcelona, España, el desborde de un río también se relaciona a:
- La orografía —estudio, descripción y representación del relieve terrestre
- La vegetación
- El tipo de suelo de la cuenca
- Las condiciones de humedad del terreno y del río incluidas las obras hidráulicas como embalses o canalizaciones
Sin embargo, según Ángel Valdiviezo, docente investigador de la Escuela Politécnica del Litoral (Espol), existen algunas alertas antes de que el río se desborde. Estas son:
- Aumento del ruido del caudal del río
- Incremento del cauce del río
- Las alertas que la Secretaría de Riesgos envía por SMS a la ciudadanía sobre fuertes lluvias.
- Una noche de lluvia intensa que aumenta la probabilidad de que el nivel del río aumente y pueda pasar un desbordamiento
Algunas de las recomendaciones de la Secretaría de Riesgos sobre qué hacer cuando aumenta el caudal de los ríos son:
- Informarse en los municipios si su casa está ubicada en una zona de riesgo
- No botar basura a los ríos, quebradas y alcantarillas
- Evitar cruzar puentes si el nivel del río ha subido o hay agua en exceso en esteros y quebradas
- No caminar ni conducir por áreas inundadas
- Alejarse de las líneas de suministro eléctrico
Aluviones
Los aluviones son flujos de lodo, arena, grava, arcilla transportados por una corriente de agua. El hidrólogo Emilio Cobo, en febrero de 2022, le dijo a GK que un aluvión se origina cuando existe un evento climático extremo y el exceso de lluvia provoca movimientos de masa y crecidas en los ríos. Dijo también que “generalmente pasa cuando el agua se acumula”.
Cobo explica que los aluviones suelen ocurrir porque los colectores de agua no aguantan, ya que seguramente no se ha evaluado su capacidad al momento de construirlos. El experto también dice que un aluvión puede ocurrir cada 10 o 20 años.
Jorge Bustillos, docente investigador de la Facultad de Geología, Minas, Petróleo y Ambiental de la Universidad Central del Ecuador, le dijo a GK que los aluviones son fenómenos que están asociados a las precipitaciones, donde el suelo se satura y, por la acumulación de agua, pueden fluir por cauces o por zonas donde la pendiente lo permite.
Según la Cruz Roja, estas son algunas recomendaciones de qué hacer durante un aluvión:
- Alejarse de la trayectoria del aluvión
- Dirigirse rápidamente al lugar alto más cercano
- Si rocas o escombros se acercan, correr al refugio más próximo, como un grupo de árboles o un edificio
- Si no es posible escapar, acuclillarse y proteger su cabeza
- En caso de estar en auto y llegar a un área inundada, dar vuelta y tomar otra dirección
- Si el auto se detiene o se atasca, abandonarlo de inmediato y subir a un lugar alto
- Estar atentos a la información de las autoridades
Incendios forestales
Los incendios forestales son fuego que se propaga sin control, sobre todo en zonas rurales, y afectan a vegetación como árboles, matorrales, pastos y cultivos, según la Secretaría Nacional de Gestión Riesgos (SNGR). Pueden suceder por causas naturales o artificiales. Es decir, provocados directa o indirectamente por el humano.
Entre las causas naturales están la caída de rayos o erupciones volcánicas, el aumento de las temperaturas, la falta de lluvias, la resequedad en la vegetación, los vientos fuertes y la combinación de tres elementos: oxígeno, calor y combustible.
Según la SNGR, la mayoría de los incendios forestales ocurren por el descuido del hombre, al:
- Lanzar una colilla de cigarrillo prendida sobre la vegetación
- No apagar bien una fogata
- Fuego que se escapa de las quemas agrícolas que hacen los campesinos para preparar el suelo para los cultivos
Además, las altas temperaturas, sequedad en la vegetación, baja humedad y vientos fuertes son los ingredientes perfectos para causar y propagarlos. Por ello son más comunes en verano.
Daniel Segura, gerente del programa Amazonía Sin Fuego del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate), le dijo a GK que el 99% de los incendios forestales que ocurren en el Ecuador son por interacción del ser humano.
Otras de las causas para que un incendio forestal ocurra, según Segura, pueden ser:
- Pirómanos: personas que tienen un trastorno del control de impulsos relacionados con la provocación de incendios y la atracción por el fuego
- Quema no controlada de basura: que sucede a cielo abierto
- Uso del fuego para la cosecha de miel: las personas usan el fuego para calmar a las abejas con el humo mientras cosechan la miel de los panales
Los incendios forestales no solo provocan pérdidas ambientales, culturales, económicas y sociales. El humo que se emite del contacto del fuego con la vegetación y otros materiales puede provocar varias afectaciones a la salud por las partículas y químicos que tiene. Daniel Segura dice que el humo “puede ser una amenaza silenciosa porque puede viajar varios kilómetros de distancia y la gente no lo percibe”.
El humo puede causar a las personas: tos, dificultad para respirar con normalidad, ardor o picazón en los ojos, irritación en la garganta, dolor de cabeza, entre otras. Es peor para niños, adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Por ello, cuando hay un incendio cerca lo más importante es mantener la calma y evaluar el nivel del riesgo. Es decir, qué tan cerca está el incendio y que tan intenso es. Esto se puede saber revisando las redes oficiales del Cuerpo de Bomberos, la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos y otras entidades. Después de ello, según el Maate hay que:
- Llamar a los Bomberos (102) o al número de emergencia 9-1-1
- En caso de estar en casa, desconectar el suministro de gas
- Retirar los objetos alrededor de la casa que puedan quemarse
- Guardar el auto en el garage y cerrar todas las ventanillas
- Cerrar todas las puertas del garaje y desconectar las puertas automáticas
- Alejarse del fuego en dirección contraria al humo
- Taparse la nariz y boca con un trapo húmedo
- Tener los documentos y objetos de valor en un lugar seguro
- En caso de estar en una ladera, alejarse por los flancos, sin correr, pisando firme y siempre cuesta abajo o en dirección perpendicular al avance del fuego
- No refugiarse en cuevas, casetas agrícolas, quebradas, o lugares altos en el sentido del viento
- No interrumpir las acciones de los equipos de emergencia
- No cruzar las llamas sin saber lo que hay detrás. Si no hay otra salida, hay que mojar la ropa, protegerse la cara y cruzar donde el frente sea estrecho o de poca intensidad
- Protegerse del impacto de agua de los helicópteros o los equipos de bomberos
- Si es alcanzado por el fuego, ir cerca de arroyos o quedarse en zonas ya quemadas echado sobre el suelo, atrás de alguna roca o cubierto de tierra
- Si el fuego alcanza la ropa, no se debe correr, hay que echarse a rodar sobre el suelo o cubrirse con una manta, ya que esto provocará que el fuego se extinga por falta de aire
Además, así como cualquiera puede provocar un incendio forestal intencionalmente o sin intención, también es posible evitarlos. El Maate tiene una breve guía de cómo evitarlos que se sintetiza en 6 puntos.
- No jugar con fósforos
- Llamar a las autoridades si alguien juega con fuego y tira una colilla de cigarrillo al bosque
- No hacer fogatas sin contar con los elementos para extinguirla (agua, tierra)
- Si el clima es seco y ventoso, no encender una fogata
- No dejar o tirar botellas, cristales ni plástico en el bosque
- Evitar fumar en el bosque y en caso de hacerlo estar atentos dónde caen las cenizas, apagarlo con cuidado y llevarse la colilla para botarlo en un basurero
Inundaciones
Una inundación se da cuando zonas que habitualmente están secas son ocupadas por agua. Esto sucede cuando hay fuertes lluvias, desbordamientos de ríos o algún evento que provoque demasiada cantidad de agua, y esta se acumula.
Ángel Valdiviezo, dice que existen tres tipos principales de inundaciones:
- Rápidas o repentinas: cuando gran cantidad de agua cae sobre una superficie alta en la montaña y provoca que el río crezca y baje con fuerza.
- Anegación o pluviales: cuando hay intensas lluvias en un territorio cuyas aguas fluyen todas hacia un mismo río, lago o mar.
- Fluviales: cuando el cauce de un río alcanza su máximo nivel y se desborda hacia sus laterales.
En las ciudades de la Sierra, los ríos vienen desde las montañas y hay ríos más viejos —bastante anchos— que otros, y de esto depende el nivel de inundación que pueden tener. Cuando un río es más viejo, explica el docente Ángel Valdiviezo, “tiene llanuras de inundación grandes o valles entre montañas”. Pero cuando el río es más joven “tienen quebradas más rápidas”.
El docente explica que las inundaciones ocurren en apenas unas horas. Estas son algunas recomendaciones para estar listos frente a una inundación.
- Pedir a las autoridades que se hagan las inspecciones sobre la zona donde vivimos y saber si corre algún tipo de riesgo en caso de inundación.
- Solicitar a las autoridades que se instalen sistemas de alerta temprana para poder reaccionar a tiempo.
- Tener drenajes diseñados para los periodos de retorno—probabilidad de que un evento pueda ocurrir de nuevo.
- Viviendas adecuadas para inundaciones, más altas y no a nivel del suelo.
- Ventanas y puertas selladas a pruebas de agua.
Si se prevén lluvias y vivimos cerca de ríos, hay que estar alerta a las indicaciones de las autoridades.
Deslizamientos de tierra
Los deslizamientos de tierra también son conocidos como movimientos en masa, deslaves o derrumbes. Según Ángel Valdiviezo, docente investigador de la Espol, los deslizamientos suceden principalmente por dos razones:
- Son inducidos por la naturaleza
- Son inducidos por el hombre
En el caso de Ecuador, Valdiviezo dice que “muchos de los deslizamientos que nos afectan, están causados por afectaciones del hombre hacia la naturaleza”. Por ejemplo, perforar una montaña para hacer una carretera o construir una vivienda. Esto sucede porque no se toman las medidas técnicas o “no se realizan los estudios técnicos para evitar que ocurran”, dice Valdiviezo.
En el caso de los que ocurren en la naturaleza, sin que el humano intervenga, se dan porque “son procesos que permiten la renovación de suelo en las montañas, ríos y quebradas”. Es decir, la naturaleza se “autorregula”.
Un factor importante para que se den los deslizamientos en la naturaleza es la lluvia. Según Renata Pacheco, geógrafa brasileña con un máster en teledetección, las lluvias sirven como “una especie de lubricante del material suelto que está en la pendiente”.
La lluvia se filtra en el suelo y al mojarlo lo hace más pesado. Esto provoca el movimiento del material, y también depende del tipo de suelo. Por ejemplo, los lugares cuyo suelo es de arcilla tienen más probabilidad de moverse por la cantidad de agua que puede absorber la arcilla, mientras que la arena es algo más compacta.
Valdiviezo dice que otro factor que debilita las laderas, ligadas a las actividades del hombre, son “la deforestación o un cambio de uso de suelo, como la actividad agrícola”.
Renata Pacheco agrega que cuando no hay vegetación, la lluvia cae en un camino específico y eso “puede aumentar el impacto erosivo y empezar un deslizamiento de manera más rápida”.
A diferencia de otros eventos, los deslizamientos no ocurren súbitamente y dan señales antes de que pasen. Por ello, Valdiviezo y Pacheco explican que cada persona se puede fijar en ciertas características en su entorno para saber si puede o no ocurrir un deslizamiento. Estas son:
- Surgimiento de grietas en el suelo, jardín o en paredes. Si su tamaño aumenta en poco tiempo significa que el terreno se está moviendo.
- Los postes de luz o los árboles comienzan a inclinarse.
- Aparición de ojos de agua—hueco por donde sale agua subterránea,— esto demuestra la peligrosidad que puede tener ese deslizamiento, ya que dependerá de la velocidad en que van creciendo.
- Inclinación de una cerca o portón.
- Cuando las puertas o ventanas ya no se cierran o no entran en el marco.
Derrames petroleros
Los derrames petroleros en el país son más frecuentes de lo que pensamos. Entre 2012 y mayo de 2022 hubo 1584 derrames petroleros en Ecuador. La causa principal fue la falta de mantenimiento de los oleoductos, según el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica (Maate).
Cada semana hay dos derrames petroleros, según un recuento entre 2015 y 2021 del medio Plan V. Estos derrames no sólo contaminan el área en donde ocurren, sino que también afectan a las comunidades que viven cerca de las áreas donde sacan, transportan o reciben hidrocarburos.
Marcos Orellana, relator especial de la ONU sobre sustancias peligrosas y derechos humanos, le dijo a GK que los derrames de petróleo suceden por varias razones. Y que algunos pueden pasar en los mares y otros en los oleoductos.
Orellana dijo que, en su mayoría, los derrames son ocasionados por negligencia. Por ejemplo, la falta de mantenimiento de los equipos, de las máquinas o de las diferentes infraestructuras que apoyan un oleoducto. En el mar pueden ocurrir cuando se extrae el petróleo de la plataforma petrolera o cuando se lo transporta.
Mientras que en los oleoductos, dice Orella, “sucede algo similar”. El relato explica que puede haber derrames en las actividades de explotación de los yacimientos, donde los pozos no estén “adecuadamente operativos” y estén liberando metales pesados al medioambiente. También puede haber derrames por fallas “en las infraestructuras de estas etapas en el movimiento”.
El nivel de contaminación de un derrame, según Orellana, “puede tener dimensiones catastróficas” y depende de la magnitud y del volumen que se ha derramado al medioambiente. Orellana explica que la contaminación y la degradación del medioambiente asociada a los derrames pueden durar décadas porque “las afectaciones son severas”.
Además, cuando ocurre un derrame, los hidrocarburos son sólo uno de los contaminantes liberados. También puede haber otros químicos liberados como metales pesados que son igualmente peligrosos para la salud humana y el medioambiente.
Cuando hay un derrame en la Amazonía, afecta directamente a los ríos de los cuales dependen pueblos indígenas para su sustento material — alimentación, higiene — y espiritual — relación entre las comunidades indígenas y el medioambiente. Esto afecta directamente a la salud y al “goce efectivo de los derechos humanos”, explica el relator.
Distinguir si hubo un derrame no es muy difícil ya que por los químicos que tienen los hidrocarburos “se separan del agua y forman una película de cierta viscosidad en la superficie de las aguas que usualmente es perceptible a plena vista”, dice Orellana.
Sin embargo, el relator explica que hay casos donde los derrames son intencionales y otros son por negligencia. Algunos ocurren en la noche, cuando no es fácil distinguir, en la oscuridad, si ocurrió o no un derrame. En estos casos, dice Orellana, “es importante recalcar la labor y el rol que tiene el Estado de fiscalizar, de supervisar y de monitorear las actividades”.
De esta forma el Estado asegura que “el medioambiente no está siendo contaminado y que la gente que depende del medioambiente para su subsistencia no esté siendo vulnerada”, explica el relator.
Orellana dice que en caso de un derrame, la gente que vive alrededor de un sitio donde ocurrió debe tomar medidas de protección y no exponerse a los metales pesados, a los contaminantes y a los hidrocarburos que puedan estar en el agua.
Mientras que las empresas dueñas de los pozos petroleros y el Estado deben:
- Alertar inmediatamente a la población de la zona afectada
- Investigar para determinar los contaminantes en el agua y el alcance.
- Reparación integral del medioambiente, incluye limpieza, y en algunos casos compensaciones a las personas que han sufrido daños de diversos tipos
- Medidas de no repetición para asegurar que los derrames no vuelvan a suceder
- Mantenimiento correcto de las empresas a sus infraestructuras, oleoductos y pozos
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