Dormir en medio de volcanes es algo común para los ecuatorianos. Plantado en la zona de convergencia de las placas Nazca y Sudamérica, al Ecuador lo atraviesa, como una cicatriz milenaria, una cadena volcánica activa. El país es parte del Cinturón de Fuego del Pacífico, por lo que hay una intensa actividad sísmica y volcánica. ¿Cuánto sabemos sobre los volcanes de Ecuador y sus riesgos?

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¿Cuántos volcanes hay en el Ecuador?

Según la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos (SNGR), de los 97 volcanes del país al menos 25 han presentado erupciones muy grandes durante los últimos 10 mil años. Ocho volcanes han registrado erupciones recurrentes en tiempos históricos —posteriores a la conquista española. Esas cifras sobre las erupciones no cuentan a los volcanes de las islas Galápagos, uno de los centros volcánicos más activos del mundo.

Según el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional (IGEPN), actualmente hay 27 volcanes potencialmente activos —que pueden erupcionar— en el país, incluidos los volcanes de las islas Galápagos. De ellos, siete son volcanes continentales (Cayambe, Reventador, Guagua Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Sangay y Potrerillos-Chacana) y siete son volcanes de Galápagos (Marchena, Cerro Azul, Fernandina, Santo Tomás/Volcán Chico, Alcedo, Darwin y Wolf).

Sin embargo, el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional aclara que podrían ser más los volcanes “potencialmente activos”, pero que eso se solo se podrá saber “a medida que los estudios de volcanología avancen en el Ecuador”.

¿Qué riesgo tenemos?

Con tantos volcanes, el riesgo está siempre presente. La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, en sus Referencias Básicas para la Gestión de Riesgos, explica que “las erupciones volcánicas representan una enorme amenaza para el Ecuador”.

En la Sierra ecuatoriana se concentra casi la mitad de la población del país: más de 7 millones y medio de personas. Por su alta densidad población, es la región con mayor riesgo volcánico. La gran parte de las poblaciones de la Sierra Centro-Norte se asientan a menos de 25 kilómetros de un volcán activo —a apenas media hora del volcán en carro. Por ejemplo, Quito y en especial su valle de los Chillos, Latacunga, Salcedo, Cayambe, Ibarra, Otavalo, Ambato, Riobamba y Baños.

La lista de los 10 volcanes más peligrosos de América Latina tiene dos ecuatorianos. El  Cotopaxi y el Tungurahua ocupan los puestos 6 y 7 de ese ranking. Por eso, en la Sierra —en donde están ambos volcanes— hay zonas de “alto impacto” por la caída de ceniza volcánica en las provincias de Tungurahua, Cotopaxi y Chimborazo. Según la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos

la caída de ceniza en estas poblaciones afectaría “directamente a su casi única fuente de ingresos económicos: la agricultura y ganadería”.  

Los estudios geológicos determinan qué volcanes pueden tener erupciones. Aunque se pueda anticipar una erupción en el corto o mediano plazo (días o semanas) por el movimiento de magma hacia la superficie, no se puede saber la hora en la que va a ocurrir o el tamaño que tendrá.

¿Qué pasaría si erupcionase el Cotopaxi?

Un estudio del 2015 explica que 29 parroquias (18 de Pichincha y 11 de Cotopaxi) entre Mulaló y Latacunga —especialmente el Valle de Los Chillos en Pichincha y Joseguango Bajo en Cotopaxi— serían las más afectadas.

Según el estudio, cuarenta y siete de cada cien habitantes de esas parroquias estarían en peligro por los lahares del volcán. Veinticuatro de cada cien, por la caída de piedras y ceniza. Una de cada cien por los flujos piroclásticos, y diecinueve de cada cien por las avalanchas de escombros. También el 23% de la población de Rumiñahui sufriría los efectos de la erupción del Cotopaxi.

Aunque su última gran erupción fue en 1887, en 2015 lanzó grandes nubes de cenizas y puso en alerta al país. Desde entonces, es uno de los volcanes más vigilados del Ecuador. Gran parte de los recursos disponibles para el monitoreo están dedicados al Cotopaxi.

Según el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, el Cotopaxi es uno de los volcanes más peligrosos del mundo. Lo es por la frecuencia de sus erupciones, su estilo eruptivo, su relieve, su cobertura glaciar y por la cantidad de poblaciones potencialmente expuestas a sus amenazas. Además, una erupción del Cotopaxi y su caída de ceniza afectaría a una parte muy significativa de la Sierra y la Costa del Ecuador.

El Cotopaxi tuvo cinco grandes periodos eruptivos: 1532-1534, 1742-1744, 1766-1768, 1853-1854 y 1877-1880. El Instituto Geofísico dice que “no hay duda de que episodios similares volverán a repetirse”. Pero no se puede tener una fecha exacta de una próxima erupción.

Lo preocupante es cuánto saben las poblaciones que lo rodean sobre seguridad. Entre el 33% y el 48% de las personas que viven en las zonas de riesgo tienen muy poca información sobre las consecuencias de una posible erupción.

¿Y el Tungurahua?

Las poblaciones más afectadas por el volcán Tungurahua serían Pelileo, Mocha y Guano, y zonas del sector de Juive Chico hasta Puela. Las principales consecuencias serían la exposición permanente de la población a la ceniza que causaría enfermedades respiratorias e intestinales. Además, se destruirían sembríos.

El volcán Tungurahua inició su periodo eruptivo actual en 1999. En julio y agosto del 2006, el volcán produjo dos grandes erupciones con flujos piroclásticos y caída de ceniza por primera vez desde 1999. La caída de ceniza afectó incluso a Guayaquil, que está a más de 250 kilómetros del volcán (más de 5 horas en carro). Desde entonces, el volcán tuvo actividad intermitente: duraban entre pocos días y semanas, y tenía pausas de hasta 3 meses.

La actividad del volcán puede iniciar con fuertes explosiones. Sucedió en mayo de 2010, diciembre de 2012 y julio de 2013. También pueden ser explosiones estrombolianas —erupciones explosivas separadas por periodos de calma— y emisión continua de gases y ceniza.

¿Estamos preparados?

La propia Secretaría de Gestión de Riesgos en 2013 ya reconocía algunos problemas para enfrentar una nueva erupción volcánica. Principalmente, la “poca capacidad de respuesta del Sistema Nacional Descentralizado de Gestión del Riesgo” que tenía limitaciones en los sistemas de alerta temprana y aviso inmediata. Otro problema es el poco conocimiento de la amenaza volcánica en las poblaciones.

El Instituto Geofísico Nacional tiene 20 observatorios para monitorear la actividad de los volcanes ecuatorianos. Además, en los volcanes Tungurahua, Cotopaxi, Guagua Pichincha y Reventador hay cámaras visuales, térmicas o infrarroja para su  monitoreo.

Ecuador es un país con un nivel de preparación “medio” frente a erupciones volcánicas, según un estudio del 2015. La investigación comparó la información general sobre conocimiento del riesgo, los planes de prevención y vigilancia, los planes de emergencia y gestión y los planes educativos de España, México, Chile, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua y Ecuador. Según el estudio, el nivel de preparación de Ecuador es igual al de Chile y Costa Rica en planes de prevención. Sin embargo, es “bajo” cuando se trata de planes educativos.

Si erupciona un volcán, ¿qué debo hacer?

Antes de una erupción volcánica debes saber si tu casa, el sitio de tu trabajo, de estudio o los lugares que más frecuentas, están ubicados en zonas de peligro. Esa información está disponible en los mapas de peligros volcánicos del Instituto Geofísico. También, se debería tener un plan con la familia, amigos y vecinos para saber qué hacer en una posible erupción.

El Instituto Geofísico recomienda que se participe en los simulacros programados por las autoridades y que ante cualquier duda sobre los peligros volcánicos, se pida ayuda o explicaciones a los expertos del Instituto. Sin embargo, cuando pedí una entrevista con un experto del Instituto para este reportaje, no tuve respuesta.

Si ya hay una erupción en curso —notificada oficialmente por el Instituto Geofísico— debes revisar el plan que preparaste con tus familiares y amigos. Además, hay que estar pendientes de la información que difundan las autoridades. No creas en información proporcionada por gente no autorizada. Como en toda catástrofe, es clave mantener la calma.

El kit de emergencia nunca está demás. Debe tener, al menos,  cosas como una radio portátil, una linterna con pilas, un botiquín, agua embotellada, alimentos que puedan consumirse sin cocinar, un abrelatas y un cuchillo, copias de tus documentos de identidad, lista de teléfonos importantes.

Según la Secretaría de Gestión de Riesgos, hay 65 puntos seguros a los que ir en una erupción: 62 entre Quito y Ambato y 3 en Tena, en caso de una erupción volcánica.

¿Por qué es peligrosa una erupción volcánica?

Para entender el riesgo hay que comprender algunos términos básicos.

A la avalancha de productos volcánicos (como rocas) se la conoce, técnicamente, como un lahar. En la mayoría de ocasiones, el lahar sigue el cauce de los ríos para seguir su trayectoria. Los lahares pueden ser fríos o calientes, dependiendo de la condiciones volcánicas y del material que arrastra. Son altamente destructivos por la gran velocidad que toman y a su alta densidad.

Los flujos piroclásticos son también un gran riesgo. Los flujos piroclásticos son el fenómeno más destructivo de los volcanes. Están compuestos por ceniza y rocas de varios tamaños capaces de fluir a grandes temperaturas y velocidades. En algunos casos la velocidad de los flujos puede superar los 100 kilómetros por hora.

También, existen avalanchas de escombros que arrasan con todo lo que encuentran a su paso. Se desprenden de un sector del volcán y son producto de un sismo de gran magnitud cerca del volcán o al debilitamiento de alguna zona del volcán, y cuando hay grandes cantidades ascendentes de magma, la masa de rocas fundidas que se encuentra en las capas más profundas de la Tierra a muy elevada temperatura y presión, y que puede fluir al exterior a través de un volcán.

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Yalilé Loaiza
Ecuador (1994). Periodista con diez años de experiencia. Ganadora del Premio Roche de Periodismo edición Ecuador 2020, por su investigación sobre los niños con Laron. Ganadora del Premio Iberoamericano Héroes de la Niñez 2021, por su reportaje sobre el grooming en Ecuador. Es máster en Comunicación. Es corresponsal de Infobae en Ecuador.
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