Los niños levantan la mano, deseos de dar las respuestas a las preguntas de su maestra. Un grupo de compañeros abre por primera vez el pequeño local donde funcionará su courier. Un hombre se gradúa de ingeniero en datos y consigue un empleo en la industria del big data. No se conocen entre ellos. Pero sus vidas están entrelazadas y unidas por su deseo de superación personal y profesional. Un deseo propalado por la vocación de tres de las empresas más grandes del Ecuador: Novopan, Grupo Entregas y Fundación Telefónica Movistar Ecuador.
Sus programas de formación muestran la capacidad y el poder transformativo de la empresa privada en el ámbito de la educación. Son proyectos de la más variada esencia: unos están destinados a reducir las brechas digitales, crear sistemas de educación dual, equipar y aportar al mantenimiento de escuelas en las zonas rurales donde están sus fábricas o generar cursos de capacitación en línea, entre otras iniciativas.
Esta convicción corporativa tiene un impacto positivo en el desarrollo del país, la región y el mundo.“La educación es el principal camino para abordar estas desigualdades arraigadas en nuestra sociedad”, escribió Sahle-Work Zewde, la Presidenta de la Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación de la UNESCO en su informe más reciente. En un mundo post pandémico, que vive la transición hacia la economía de los datos, la educación debe reinventarse, dice el informe.
“Debe construir las herramientas necesarias en los lugares de trabajo del siglo XXI”, afirmó Sahle-Work Zewde. Para ellos, deberá tener en cuenta lo que llama “la naturaleza cambiante del trabajo” y las diferentes formas de “proporcionar seguridad económica”. En un mundo que se redefine y evoluciona, la educación debe hacer lo mismo —y para ello, debe contar con el financiamiento adecuado.
Es una postura que han comprendido Novopan, Grupo Entregas y Fundación Telefónica Movistar Ecuador, empresas afiliadas a la Cámara de Industrias y Producción (CIP). Una educación que nos prepare para los desafíos del siglo XXI es un buen negocio: tanto a nivel empresarial, como social.
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El futuro de las comunidades
La escuela Enrique Ponce Gangotena está en la bucólica comunidad de Itulcachi, en Pifo, en las afueras de Quito. Sus extensas colinas verdes se refrescan cada mañana con el rocío que, delicado, las cubre. Temprano, cientos de niños acuden a sus aulas para aprender.
“Desde el primer momento, hace 16 años, Novopan quiso relacionarse con las comunidades aledañas”, dice Pablo Rovalino, del equipo de Recursos Humanos de la empresa. Él lleva 15 años en Novopan, así que ha visto esa convicción desde siempre. El trabajo se hace en cuatro ejes: infraestructura, salud, cuidado de los recursos naturales. “Pero sobre todo, en educación”, explica Rovalino.
Esa decisión se ve reflejada en el impecable estado de la escuela Enrique Ponce Gangotena, a la que Novopan, junto a Unidos por la Educación, dan apoyo. “Ha servido para la capacitación docente, la mejora de la infraestructura y el mobiliario y, en sí, la implementación del nuevo modelo ChanGo”, explica Margarita Noroña, directora de la escuela.
Este modelo crea redes de cooperación entre entidades públicas, privadas y comunitarias, “sumando a comunidades, expertos, movimientos, fundaciones, empresas y gobiernos que buscan un futuro sostenible y justo para sus territorios”, dice su sitio oficial. El modelo, creado tras la crisis global de 2008, “convierte a las instituciones educativas en el motor de cambio, bienestar, justicia y progreso”, explica: son las escuelas y colegios desde donde se ejecuta el modelo de desarrollo territorial. Se aplica ya en 14 países.
En la escuela Enrique Ponce Gangotena, 230 estudiantes se benefician de la aplicación de este sistema circular de generación de prosperidad. “La educación es el futuro de cada comunidad”, dice Rovalino, quien dice que cada año más padres buscan inscribir a sus hijos e hijas en la escuela. “Hemos visto el aumento: al tener este cambio al modelo ChanGo, las comunidades vienen a la escuela porque es educación de calidad”, dice el funcionario de Novopan. El proyecto beneficia directamente a los niños y a los profesores de la escuela, pero también abre un universo de posibilidades para las 5000 personas del sector.
La semilla de las empresas propias
Grupo Entregas también es parte de Unidos por la Educación. “Estamos generando una logística completa para satisfacer todas las necesidades que tiene Unidos por la Educación”, dice Carolina Caizaguano, supervisora de masivos. “Generamos la distribución conforme a los destinos, escuelitas o comunidades donde haya que hacer las entregas”, explica la funcionaria.
Los voluntarios de Grupo Entregas están comprometidos con su misión de llegar a las escuelas que lo requieran. Inclusive en junio de este año armaron operativos para que el paro nacional no sea un obstáculo para llegar a sus destinos. Así, en lo que va del año han transportado 6576 kg de donaciones hacia 77 ciudades. En este periodo, un total 21 escuelas han recibido diferentes insumos que contribuyen a mejorar la calidad educativa.
Por otra parte, en septiembre de 2022 terminó la cuarta edición de su Escuela de Couriers. En ella, el reconocido grupo logístico capacita a sus colaboradores para que se profesionalicen en el oficio de paquetería y mensajería, de tal forma que mejoren sus oportunidades laborales.
El curso, explicó la jefa de Seguridad y Salud Ocupacional de Grupo Entregas, Katherine Arias , permite el desarrollo de habilidades técnicas y blandas de diferente índole —a las que, quizá, en un esquema empresarial más convencional, el personal de entrega no tendría acceso. Además, dijo, el curso buscaba integrar a las mujeres, “para que tanto hombres como mujeres tengamos las mismas oportunidades laborales”, sostuvo Katherine Arias, quien además dirige la metodología Train the Trainers en su empresa. Es decir, ella es la responsable de formar a los formadores de Grupo Entregas.
“Hubo mucha gestión por parte de la presidencia de la empresa”, explica Arias. Gracias a ese apoyo, el curso tiene como aliado al Ministerio de Telecomunicaciones (Mintel), además de World Vision y un aval de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL). “Se dicta por módulos”, afirma. “Por ejemplo, hay un módulo de procesos postales en el cual se enseña toda la parte legal de lo que es un operador postal. De ese se encarga el Mintel”, explica. “Del módulo de aduanas, se encarga el gerente de aduanas de la compañía y la parte de habilidades blandas la da World Vision”, explica. Ella se encarga de dar el módulo de operación logística, servicios postales y preparación en seguridad y salud.
“Ser un operador de courier es un proceso importante”, dice Katherine Arias. “Es el último eslabón. Toda la cadena logística termina en ellos. Tú ya sabes que tu paquete llegó, pero ¿qué pasa con el último eslabón, que es cuando te dejan el paquete en casa, ¿cómo quieres recibirlo?”, se pregunta la jefa de seguridad de Grupo Entregas. “Lo quieres recibir perfecto”, responde ella misma. “Que te lo entregue alguien con una sonrisa, con una orientación de servicio y que tenga a la mano un bolígrafo para que le firmes el recibido”, sostiene.
La Escuela de Couriers ha servido, además, para la indispensable y beneficiosa inclusión económica de las personas migrantes y refugiadas en Ecuador..
Muchas de ellas no solo han mejorado sus habilidades, lo que les ha permitido conseguir un puesto en la industria logística. “Algunos se motivan tanto que han montado sus propias pequeñas empresas logísticas”, según la funcionaria de Grupo Entregas. “Hay casos de éxito del curso de alumnos que se reunieron y abrieron su courier”, explica, con genuina emoción: “nos encanta ver que se dan los frutos”.
La maravilla de la conectividad
Cuando Iván Robayo cursaba su último semestre en la Escuela Politécnica Nacional, tomó una certificación de big data para negocios. “La capacitación se dio gracias a un convenio entre Fundación Telefónica Movistar Ecuador y la Escuela Politécnica”, explica Robayo. Gracias a ese curso, él logró una plaza de empleo en Telefónica, como científico de datos. En la actualidad Robayo trabaja en una multinacional del sector de alimentos.
Esa conexión entre la academia y la empresa privada siempre ha sido virtuosa. Pero para Telefónica y Fundación Telefónica Movistar Ecuador es, además, una muestra más del valor que tiene la conectividad: no solo en el sentido telecomunicacional, sino en el sentido del tejido de redes que permite identificar el talento y darle una oportunidad laboral.
En la otra dimensión de la conectividad, Fundación Telefónica Movistar Ecuador también ha servido para aliarse con plataformas de empleabilidad en toda la región para generar empleabilidad. “Vamos mapeando qué está pasando con la demanda de habilidades digitales, de qué perfiles están buscando las empresas y, con eso, hacemos match con el trabajo de la Fundación”, dice Cristina Valenzuela, coordinadora de Empleabilidad e Innovación Educativa en la Fundación Telefónica Movistar Ecuador. Con eso, explica, han levantado el top 10 de perfiles que buscan los empleadores en el país.
El aporte es tan útil y necesario que en abril de 2022, el Ministerio del Trabajo y la fundación firmaron un convenio de cooperación para “desarrollar acciones conjuntas mediante el uso y acceso a metodologías y contenidos de Fundación Telefónica Movistar Ecuador y su programa Conecta Empleo, que permitirá el desarrollo de competencias digitales en jóvenes”, dijo en un comunicado el Ministerio del Trabajo del Ecuador.
Conecta Empleo es un programa de formación digital gratuito en Europa y América Latina que sirve para “mejorar las competencias digitales de personas desempleadas” o de quienes “quieran mejorar su empleabilidad”, dice su sitio web.
Además, la fundación creó el Chatbot Orientador Profesional Virtual para el Empleo, que encamina a sus usuarios hacia la profesión digital más afín a sus perfiles, sugiriendo una serie de cursos. “Como es una inteligencia artificial, el bot va aprendiendo y se vuelve más inteligente”, dice Valenzuela. “Te dice cual es la profesión que se adapta a ti, y te hace un test de habilidades transversales”, explica. Con eso, le propone 3 ó 4 carreras digitales y le sugiere al usuario qué cursos seguir.
Otro programa que promueve Fundación Telefónica Movistar Ecuador es ProFuturo, en el que brindan capacitación en habilidades e innovación educativa para docentes para atender a niños de 7 a 12 años. “Se lo trabaja con el Ministerio de Educación”, dice Valenzuela, explicando que otros programas sirven también para capacitar a organizaciones no gubernamentales en la transición hacia lo digital, o para educar al público sobre la relación entre arte, tecnología y los empleos del futuro. “Se generan espacios como muestras y exposiciones virtuales”, cuenta.
Los programas son continuos y para toda la región. Desde 2017, han capacitado a 95 mil docentes y más de 70 mil jóvenes. “Gracias a las ventajas que da la virtualidad, las plataformas, podemos llegar a más gente”, afirma Valenzuela, destacando que las personas en movilidad, sean migrantes o refugiadas, por lo que ACNUR se ha convertido en un gran aliado.
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“La educación es el asunto de las empresas”, el “asunto de la educación es el trabajo”, y “el cambio es asuntos de todos”, dice un estudio del Harvard Business Review de 1991.
Desde entonces, quedaba claro ya la necesidad de generar un vínculo entre las empresas y la educación. Por eso cada vez más empresas en todo el mundo invierten directamente en programas formativos —especialmente, en regiones donde la necesidad es mayor.
Novopan, Grupo Entregas y Fundación Telefónica Movistar Ecuador tienen muy claro el valor social y empresarial de hacerlo. Saben que es una simbiosis: las sociedades se transforman, y las empresas prosperan con personal mejor preparado. A su vez, esas personas tienen más oportunidades de salir de la pobreza y generar riqueza para ellas y sus seres queridos.
“No dejar atrás a nadie”, dijo Cristina Valenzuela. Ese es el propósito de tres de las más grandes empresas del Ecuador, afiliadas a la CIP, al vincularse con las iniciativas de educación con las que impulsan desarrollo.