Elizabeth Otavalo no está sola. Cientos de personas se autoconvocaron la tarde del miércoles 21 de septiembre de 2022 para respaldar a la madre de la abogada María Belén Bernal, desaparecida diez días antes en la Escuela Superior de Policía General Enríquez Gallo. Su cadáver fue encontrado ese miércoles. Las pericias iniciales determinaron que fue asesinada por estrangulamiento.
El principal sospechoso del femicidio es el esposo de Bernal, un teniente de policía llamado Germán Cáceres, con quien ella tuvo una discusión en la escuela policial. Aunque dio gritos de auxilio que fueron escuchados por cadetes y oficiales, nadie la auxilió.
El asesinato de María Belén Bernal ha indignado y sacudido al Ecuador. Las mujeres que protestaban contra el femicidio, la negligencia y la complicidad policial y la violencia machista, se congregaron afuera del Ministerio de Agricultura, en la intersección de las avenidas Eloy Alfaro y República, al norte de Quito. Desde allí, caminaron un kilómetro y medio hacia la Comandancia General de la Policía.
“Eli, escucha, tu lucha es nuestra lucha”, gritaban más de mil niñas, niños, adolescentes, mujeres, familias, militantes de colectivos feministas y de organizaciones sociales en indignada solidaridad. “¿Quién me cuida de la Policía?”, “Vamos a quemarlo todo hasta que dejen de matarnos”, “Policía asesina”, decían los carteles que llevaban en sus manos.
El reclamo de Elizabeth Otavalo apuntó al ministro del Interior y máxima autoridad política de la Policía, Patricio Carrillo, y el secretario de la Presidencia, Diego Ordóñez. Más de una vez, la madre de María Belén Bernal rechazó las declaraciones de Ordóñez, quien llegó a decir que los reclamos por la desaparición de la abogada era un intento de “desestabilización de la institucionalidad del país” por parte de “activistas que defienden la violencia”.
Otavalo repudió también las palabras de Carrillo, que —en televisión nacional— dijo que se trataba de un “delito pasional”, y que era un “acto irracional, pero es de humanos”. Su indignación fue avivada por las versiones de testigos que, dentro de la investigación por la desaparición y muerte violenta de María Belén Bernal, dijeron que escucharon que era golpeada durante veinte minutos.
Con las manos entrelazadas, lágrimas y abrazos, las mujeres llegaron a la comandancia policial.
Allí permanecieron por cuatro horas. Corearon —una y otra vez— Canción sin miedo, aquel himno feminista que rechaza toda violencia contra la mujer. Están —estamos— cansadas: Ecuador es un país donde una mujer es víctima de femicidio —es decir, asesinada por razones de género— cada 28 horas. Reclamaban por María Belén Bernal. Pero también por las 206 mujeres asesinadas desde enero hasta septiembre de 2021.
Las mujeres llenaron la puerta frontal de la Comandancia con carteles de búsqueda de María Belén Bernal, pero también del policía Germán Cáceres, principal sospechoso de la desaparición y muerte violenta de la joven abogada, madre de Isaac, un niño que hoy sigue esperando y reclamando su regreso.
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