Los vecinos de las parroquias Calderón y Guayllabamba salieron hasta la Panamericana Norte, la vía que conecta a Quito con cantones del norte del país, para sumarse al paro nacional el 20 de junio, octavo día del paro nacional.
Sin embargo no pudieron avanzar por toda la vía porque estaba bloqueada por contingentes de policías y militares.
En ese mismo lugar, la noche anterior, 19 de junio, hubo fuertes enfrentamientos entre los vecinos de esas parroquias y los militares. En esos enfrentamientos murió un joven cuando intentaba huir del gas de una bomba lacrimógena y cayó en un peñasco.
De esos mismos enfrentamientos, la Policía reportó que había varios oficiales heridos por impacto de piedras. A uno de ellos le rompieron la nariz.
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La mañana del 20 de junio la carretera aún olía a gas lacrimógeno. En la vía todavía quedaban restos de piedras que habían colocado manifestantes para bloquear la vía. Los manifestantes volvieron a enfrentarse con los policías, quienes volvieron a lanzar bombas de gas lacrimógeno.
Hubo un herido, cuyo ojo fue presuntamente impactado por el rebote de un perdigón, y otra mujer cuya cadera fue también herida presuntamente por perdigones.
Mientras había enfrentamientos, unos manifestantes se acercaban a la quebrada donde falleció el joven para recrear cómo fue la caída. Otros vecinos de Guayllabamba se organizaron para llevar comida y agua a los manifestantes, mientras que otro grupo, se preparaba para ir al velorio del joven fallecido.
Por la carretera, también caminaba un grupo de venezolanos quienes querían llegar a Quito, así como otro grupo de turistas franceses que venían desde Otavalo e intentaban llegar a la capital.
Residentes de Calderón intentaron enfrentarse con los policías pero la represión con gases fue tal que los manifestantes desistieron y se regresaron a sus casas.
El 20 de junio era el tercer día que los policías y militares estaban en la Panamericana Norte. Muchos dijeron que no habían tomado ni agua en más de 24 horas.