El gremio de taxistas de Pichincha paralizó sus actividades hoy, 21 de marzo de 2022, para que se regularice a las aplicaciones móviles como Uber o Cabify, que ofrecen servicio de transporte en la ciudad. Cerraron calles del Centro Histórico de Quito para exigir al alcalde Santiago Guarderas que exija condiciones a los conductores que usan estas aplicaciones.

Desde las cuatro de la mañana, decenas de taxistas avanzaron hasta la Plaza de Santo Domingo, en el Centro Histórico. La Policía Nacional llegó y amuralló con vallas partes del centro y dijo en Twitter que al menos 300 taxistas llegaron hasta ese sector. Pero Carlos Brunis, presidente de la Asociación de Taxistas de Pichincha, dijo a GK que fueron muchos más: al menos 1300 taxistas se sumaron a la paralización caminando porque no podían sacar sus carros por el pico y placa. Brunis dijo que también le piden al alcalde que los taxistas no tengan que regirse por el pico y placa —el sistema de restricción vehicular de la ciudad. 

A las dos de la tarde, los taxistas habían interrumpido su paralización, pero, dijo Brunis, mañana continuarán. Según el dirigente, la intención es tener una reunión con el alcalde Santiago Guarderas para que exista una normativa para el uso de plataformas como Uber o Cabify para los taxistas profesionales, es decir como la exclusividad del uso de las plataformas. 

Galo Cárdenas, experto en temas de transporte opina que una solución sería que el gremio de taxistas cree su propia aplicación móvil para ofrecer el servicio de transporte, como en el caso de la ciudad austral de Cuenca. Cárdenas dice que en Cuenca la aplicación funciona muy bien y que eso evita que entren a operar otras aplicaciones. Por otro lado, Cárdenas dice que las empresas de las aplicaciones móviles deberían responder al efecto que causan como el excesivo tránsito vehicular porque en la ciudad aumentan los viajes de autos privados.

Brunis dijo que no están en contra del uso de las plataformas digitales sino que “las plataformas móviles deberían trabajar con nuestras unidades [y no con carros que no son taxis]”. El dirigente gremial dijo que si se regularizan las aplicaciones, están dispuestos a capacitarse, a mejorar el servicio y a tener mejor cuidados los vehículos. 

La regularización de Uber y Cabify en Quito

En Ecuador, de acuerdo a las reformas de la Ley de Transporte Terrestre Tránsito y Seguridad Vial, que entraron en vigencia en agosto de 2021, los Gobiernos Autónomos Descentralizados Metropolitanos y Municipales deben regular y autorizar el funcionamiento de las plataformas digitales, que aseguren las condiciones mínimas ambientales, de calidad y seguridad.  

Actualmente, en la capital estas plataformas están prohibidas. Pero ayer, Ricardo Pozo, secretario de Movilidad del Municipio de Quito, dijo en un comunicado, que están conformando “mesas técnicas” para hablar sobre la legalidad de las plataformas digitales y así lograr una buena competencia. “Yo propongo que realicemos una encuesta sobre la calidad del transporte privado”, dijo Pozo al canal Teleamazonas hoy, 21 de marzo, sobre el pedido de los taxistas de que se regularicen las plataformas digitales. 

El comunicado de Pozo dice que el Municipio de Quito pretende que las aplicaciones tecnológicas beneficien a los taxistas “en términos de calidad, agilidad, seguridad y eficiencia”. Pero mientras buscan un mecanismo para esta regularización, entre enero y lo que va de marzo, la Secretaría ha realizado 137 operativos al transporte informal y ha detenido a 134 conductores para precautelar el tránsito y la seguridad. 

En una rueda de prensa, hoy 21 de marzo, Pozo dijo que “no hay sanciones específicas” para los conductores informales. Aseguró que el próximo 24 de marzo, habrá una reunión entre el alcalde Guarderas y los gremios de taxistas. 

Elisa Puga, experta en movilidad, dice que la regularización del transporte informal es importante y debe implicar a la plataforma, a los conductores o dueños de los carros. Explica que las empresas de las aplicaciones como Uber y Cabify están legalmente constituidas, lo que no es legal en Quito es el servicio de transporte. Sin embargo, en la capital no hay una ordenanza que regule a los conductores de las aplicaciones digitales, asegura Galo Cárdenas, experto en transporte. 

Puga cree que es importante analizar por qué los usuarios prefieren usar el servicio de transporte de las aplicaciones. Recuerda que una de las ventajas es que en caso de que se olviden algo en el vehículo o haya robos, saben a dónde reclamar. Sin embargo, agrega que el mundo está digitalizado y los taxistas también deberían “beneficiarse de la tecnología”. 

Los taxis regularizados en Quito

En la capital, para operar dentro de la ley, los taxistas deben pertenecer a una cooperativa legalmente constituida. Deben participar en el concurso que convoca la Agencia Metropolitana de Transporte.

Los taxis que pertenecen a cooperativas deben permanecer en una parada asignada por la autoridad, usar el taxímetro para el cobro del pasaje, y cumplir con los parámetros técnicos de la Agencia Nacional de Tránsito como, por ejemplo, la revisión vehicular, que el vehículo sea Sedan o Station Wagon con capacidad para 5 personas.  

Carlos Brunis explicó a GK que hay cooperativas de taxis que han pasado por procesos de regularización que han tardado 5 años hasta obtener el permiso de operación. Para argumentar su pedido de que las aplicaciones se regularicen, Brunis dice que todos los taxistas deben tener licencia profesional tipo C, mientras quienes usan las aplicaciones móviles tienen un carro particular y circulan con licencia tipo B (convencional), y no tienen que cumplir los requisitos anteriores de tener paradas asignadas o usar taxímetro. 

En Quito hay cuatro categorías de taxis:

• Amarillos sin franja son los convencionales; trabajan en la zona urbana. 
• Amarillos con franjas negras son los ejecutivos; se puede tomar uno de esos a través de las radio-operadoras.  
• Amarillos con franjas rojas trabajan en la zona periferica urbana, barrios alejados de la zona poblada. 
• Amarillos con franja verde trabajan en la zona interparroquial rural.