Soy la mujer puma, en cada montaña saltando doy miedo, así ando, esta mujer no fallará al atrapar a su presa, cuando entre el sol con tristeza, recuérdame cómo yo cantaba, entonaba una valiente mujer amazónica mientras maquillaba su rostro con wituk —un fruto con el que se prepara el maquillaje que utilizan los indígenas amazónicos en ocasiones especiales— y se preparaba para una larga e importante travesía. 

Clara tendría que atravesar altas montañas y caminar varios días hasta llegar a Quito, pero no lo haría sola, sino con 2000 mujeres y hombres de la Amazonía ecuatoriana a quienes ella lideraba.

Este texto fue originalmente publicado en el libro 100 mujeres de nuestra historia, Ecuador

Una vez en la capital, Clara y los suyos se juntaron con miles de hermanos y hermanas más, que llegaban desde muchos rincones del país para protestar ante el gobierno de esa época. El recorrido fue duro y cansado para todos, pero valió la pena porque sabían que su lucha por la defensa de la vida y de los derechos de las nacionalidades indígenas no podía aplazarse. 

Esto sucedió en 1990. Ese año ocurrió el Primer Gran Levantamiento Indígena, una protesta que reunió a comunidades de siete provincias del Ecuador para luchar por los derechos a las tierras, a la cultura y a la libertad. A partir de ese año, el movimiento indígena ha sido considerado como un importante actor político en el país.

Después de ese episodio histórico, Clara nunca más abandonó la defensa por la Pachamama, por la cultura y por la lengua quichua. Por eso, es recordada en el Puyo, su ciudad natal, y en todo el Ecuador como la Apamama Puma, una de las lideresas más valerosas de nuestra historia.

Este texto fue originalmente publicado en el libro 100 mujeres de nuestra historia, Ecuador