pronaca

“Volver a trabajar ha sido la mejor de las terapias”, dice Bolívar Castro, quien desde hace 16 años forma parte del equipo del área de bodega de Pronaca, una empresa ecuatoriana que produce y distribuye productos alimenticios desde 1957 a escala nacional. Bolívar regresó a su “segundo hogar” —así llama a su espacio laboral—a finales de julio de 2021, luego de haber sobrevivido a un cuadro crítico causado por el avance del covid-19. Aún recuerda la videollamada en la que, con ayuda del personal médico, intentó despedirse de su familia desde el Hospital Carlos Andrade Marín, en Quito. El pronóstico no era alentador, pero lo superó y ahora quiere vivir plenamente. Para él, el amor de su familia y el apoyo de la empresa en la que labora han sido los dos grandes pilares de su recuperación. 

“Tengo otra perspectiva de lo valiosa que es la vida y pienso también en cómo Pronaca fue incondicional conmigo cuando más lo necesité. Mis compañeros han sido ese motor para retomar el impulso”, cuenta, a través de la pantalla. Pronaca, según relata Bolívar, lo ayudó emocional y económicamente durante su lucha contra el covid-19 y ese es uno de los cimientos de la empresa: el cuidado de sus colaboradores en situaciones de emergencia. 

Actualmente 7.974 personas trabajan en los 93 centros de operación de la firma ecuatoriana, y Bolívar es uno de los 1.887 colaboradores que se contagiaron con el coronavirus en la empresa. Es decir, el 24,5% de la población laboral de Pronaca encaró el virus hasta el 11 de octubre de 2021. Mauricio Padilla, Vicepresidente de Desarrollo Organizacional de Pronaca, dice que del total de personas contagiadas, 1885 están recuperadas, lo que equivale al 99,8%. Solo dos permanecen en aislamiento preventivo.

El covid-19 tomó al mundo por sorpresa y aún no logra recuperarse de la crisis económica que se intensificó por los efectos del virus. El campo empresarial fue uno de los más afectados, sobre todo, en Ecuador. En julio de 2021, el ministro de Producción, Comercio Exterior, Inversiones y Pesca, Julio José Prado, anunció, desde el Palacio de Carondelet, que en el país más de 22.000 empresas formales desaparecieron como efecto directo de la pandemia. Y las pérdidas son enormes: en 2020 se documentó un perjuicio de más de 14.500 millones de dólares. 

Pero ese no fue el caso de Pronaca. Aunque la empresa no tenía previsto enfrentar una emergencia sanitaria de tal magnitud, dice Mauricio Padilla, se conformó un Comité de Contingencia con los principales líderes de la empresa, encabezado por John Bakker, Presidente Ejecutivo de la firma. 

Debían idear, cuenta Mauricio, un plan emergente cuya prioridad fuesen sus colaboradores. Por eso, la política de Pronaca fue clara: se decidió no prescindir de ningún trabajador, sino más bien asegurar sus sueldos. “No afectamos su situación económica porque sabíamos que estábamos en crisis. Muchos perdimos a familiares, amigos, padres, madres e hijos. Esta es una empresa familiar y así es cómo operamos. Entonces, diseñamos un plan de apoyo dirigido a ellos para asegurar su estabilidad laboral”, relata. 

Pronaca diseñó un programa de asistencias en cinco frentes: económico, emocional y psicológico, familiar, laboral y salud. El primero, explica Padilla, se basó en el desarrollo de informes socioeconómicos para que, en caso de ausentarse por enfermedad o maternidad, los colaboradores cobren el 100% de su sueldo, mientras se desarrolla el trámite del subsidio del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). “Lo que hicimos es asegurar sus ingresos, porque conocemos cómo es el proceso burocrático en el sistema público”, dice Padilla. Entonces, la idea era que, al recibir el subsidio, devolvieran los valores a Pronaca en plazos cómodos.

flecha celesteOTROS PATROCINADOS

Lourdes Güera, quien lleva 11 años laborando en el área de empaque de Pronaca —el espacio donde se compacta, empaqueta, protege y preserva un producto antes de ser transportado—, fue una de las beneficiarias del apoyo económico de la empresa, a través de un adelanto. Desde su casa, en la parroquia de Pifo, en el nororiente de Quito, atiende una videollamada para contar su historia. Fue en mayo de 2020 cuando se enteró de que esperaba a su segunda bebé. Estaba emocionada, pero aún no sabía la crisis que llegaría por la ola de contagios de covid-19 en el país. Lourdes, dice, estaba feliz por su niña y continuó trabajando.

 “Cuando cumplí el segundo mes de gestación, la empresa me envió a casa porque tenía más riesgos de contagio. Pronaca nos cuidó muchísimo y no dejaron de pagarme durante todos esos meses. El departamento médico también estuvo pendiente de mí. También nos dieron alimentos para que no tengamos necesidades”, recuerda. Ahora, Lourdes paga de a poco el dinero que la empresa le prestó como adelanto durante aquellos días. “Pero no tengo presión, más bien estoy tranquila porque tienen paciencia y entienden la situación actual del país”, comenta. Como Lourdes, otros 229 colaboradores recibieron el apoyo económico —como préstamo o adelanto— de la firma para asegurar sus ingresos durante la emergencia sanitaria. 

Regresar a su trabajo, asegura, fue “volver a mi segundo hogar”. Lourdes es amiguera y de a poco va mostrando las imágenes, a través de la pantalla, que con los años se han convertido en la memoria de la amistad y el compañerismo. Algunas fotografías son de reuniones entre colegas del trabajo, abrazos entre amigas y las risas que se dibujan en un ambiente laboral óptimo. 

Todos los lunes, las mejores historias. Suscríbete a este newsletter y recibe el contenido más reciente de GK

Gif;base64,R0lGODlhAQABAAAAACH5BAEKAAEALAAAAAABAAEAAAICTAEAOw==

Todos los lunes, las mejores historias. Suscríbete a este newsletter y recibe el contenido más reciente de GK

Gif;base64,R0lGODlhAQABAAAAACH5BAEKAAEALAAAAAABAAEAAAICTAEAOw==

Todos los lunes, las mejores historias. Suscríbete a este newsletter y recibe el contenido más reciente de GK

Gif;base64,R0lGODlhAQABAAAAACH5BAEKAAEALAAAAAABAAEAAAICTAEAOw==

El segundo eje de apoyo, relata Mauricio Padilla, fue la contención emocional y psicológica para 41 colaboradores que la solicitaron durante la emergencia sanitaria. El covid-19 no solo quebró economías, sino que resquebrajó la salud mental de millones de personas a escala mundial y ratificó la importancia de atenderla, cuidarla y preservarla, sobre todo, en las empresas, explica la psicóloga organizacional Amelia Polo. 

Desde el Guasmo Sur, un barrio al sur de Guayaquil, Carlos Pomboza, de 31 años, cuenta que su padre Luis Antonio falleció en abril de 2020. Dos meses antes, en febrero, murió su abuelo Luis Anibal. Para él —al igual que cientos de familias que vivieron el luto en plena pandemia—fue una época dolorosa donde no había certezas. El 3 de abril, mientras estaba trabajando en la planta de Durán de Pronaca, recibió la llamada donde le anunciaron la muerte de su papá. En aquellos días, conseguir un ataúd se volvió imposible. Los cementerios estaban saturados y cientos de familias esperaban en las inmediaciones de los campos santos para poder enterrar a sus familiares. “Créame, salíamos a las calles junto a mi hermano Manuel buscando una cajita, pero en ese momento llegaban a costar hasta 700 dólares. Tampoco tenía dinero para el traslado. Eran días muy duros”, recuerda. 

Afortunadamente, cuenta Carlos, quien es montacarguista de Pronaca desde 2017, la empresa lo apoyó. “Me ayudaron con el traslado y con un dinero para poder cubrir los gastos para velar y enterrar a mi papi. Siempre me llamaron y me preguntaron cómo estaba, qué sentía. Me apoyaron emocionalmente y siento que eso es algo que me hizo sentir en familia, que realmente les importaba”, dice. Ahora, su padre Luis Aníbal descansa en el Cementerio del Suburbio Ángel María Canals, que queda a minutos del Guasmo Sur. “Yo extraño cada día a mi papi, a todo lo que me enseñó. Pero aquí estoy continuando, luchando por mi vida y por la de mi familia porque yo soy sostén de hogar”, relata, orgulloso de su padre. 

El plan de apoyo de Pronaca contempla otros tres ejes: el familiar, en el que la empresa dio seguimiento del estado de salud de los familiares de 253 colaboradores durante la emergencia sanitaria. El cuarto —el laboral— apoyó a 227 empleados con la validación de los certificados médicos para justificar su ausencia laboral. El quinto se enfocó en una ayuda a acceso a salud de 1.076 colaboradores, en el que se realizó agendamientos y seguimientos de citas médicas con seguro privado, el IESS y médicos particulares. Además la empresa apoyó en la gestión de ingresos y derivaciones a casas de salud por casos graves, es decir, los que permanecen en las Unidades de Cuidados Intensivos. También se activó un seguro exclusivamente para las personas vulneradas por el covid-19. 

En octubre de 2021, Pronaca registró cero personas contagiadas con el coronavirus. Para Mauricio Padilla también se debe al plan de vacunación que asumió la empresa y que, hasta el momento, alcanzó la inmunización del 98,6% de los trabajadores. 

Nueve centros de operación, explica Padilla, se adaptaron para ser habilitados como puntos de vacunación. Además de la vacunación de los colaboradores, también se inmunizó a 5.074 familiares directos y a 7.874 familiares en segundo y tercer grado tanto de afinidad como consanguinidad. 

Bolívar, Lourdes y Carlos también vacunaron a sus familiares con Pronaca y ahora han vuelto a sus actividades normales con las medidas de bioseguridad adecuadas. Para Mauricio Padilla, la pandemia fue uno de los retos más grandes para la compañía pero siempre, dice, se enfocan en la gente. Él también recuerda a Manuelito, como llamaban a un compañero mensajero de la empresa que falleció por el covid-19. “Es la única persona que murió en el contexto de la pandemia. Era un ser humano muy querido por nosotros y lo extrañamos, lo recordamos siempre”, dice. 

Para la psicóloga Amelia Polo, las prácticas de Pronaca son un espejo de la política de desarrollo humano de una empresa. “Lamentablemente, en Ecuador no existe esa cultura corporativa de interesarte por tu colaborador. Entonces, creo que lo que ha hecho Pronaca demuestra lo que pocas compañías hacen: entender que estás trabajando con gente, y que en épocas de emergencia tienes que incentivarlos, apoyarlos e incluso ofrecerles servicios de contención y terapia”, explica. Para la especialista, la construcción de un equipo humano que se sienta respaldado es un reflejo de cómo Bolívar, Carlos y Lourdes ven a Pronaca: un segundo hogar. 


pronaca

Gk Studio 150x150
GK Studio
La división de GK que produce contenidos de alta calidad para marcas, productos y organizaciones sociales.

VER MÁS CONTENIDO SIMILAR