El 25 de julio se conmemoró el Día Internacional de la Mujer Afrodescendiente. Unos días antes le pedí una entrevista a una representante de la Coordinadora Nacional de Mujeres Negras (Conamune) —una organización fundada hace 22 años en Ecuador que agrupa a filiales en 16 provincias que trabajan por los derechos de las mujeres afroecuatorianas. Fijar un día y hora tardó más de lo esperado pero durante una hora, al final de una tarde de agosto, conversé con Inés Morales Lastra y Amada Cortés.

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Inés Morales es parte de la Confederación Comarca Afroecuatoriana del Norte de Esmeraldas- Amada es la primera palenquera del Movimiento de Mujeres Negras del Norte de Esmeraldas y fue la primera coordinadora de etnoeducación a nivel nacional.

Esta es una conversación con ambas, por Zoom, sobre la importancia de tener un día específico para ellas, sobre sus luchas, logros, y sobre lo que todavía falta por alcanzar.

A propósito de la fecha, quisiera empezar preguntándoles: ¿por qué debería existir un día específico para la mujer afrodescendiente?

Inés: Nosotras estamos tratando de fortalecer el camino de nuestras ancestras que fueron parte de las luchas de revindicación, de un proceso de esclavización que las llevó a ser víctimas de la violación de sus derechos.

En nombre de ellas consideramos que existen triples razones para que el 25 de julio haya sido declarado como Día Internacional de la Mujer afrolatina, afrocaribeña, y de la diáspora. Es una manera de reconocer a todas las mujeres de todo el mundo que hemos venido haciendo aportes significativos para el nacimiento de nuestros Estados y aportando al nacimiento de una nueva sociedad donde haya menos exclusión, más equidad, y una justicia que nos garantice que todos vivamos en igualdad de condiciones.

Por eso nosotras, como mujeres de ascendencia africana, justificamos la existencia de esta fecha, así como nuestras hermanas indígenas tienen un día especial para ellas. ¿Por qué? Porque somos mujeres que pertenecemos a unos pueblos culturalmente diferenciados, con expresiones, costumbres, tradiciones que nos hacen diferentes a ese contexto de la otra mujer, la otra hermana.

Para nosotras es de mucha valía y de mucha importancia conmemorar este día internacional.

Amada: La razón principal para mí es que todas las mujeres nacemos libres e iguales, en dignidad y derecho, y tenemos la misma capacidad de contribuir al desarrollo y bienestar de la sociedad.

Necesitamos ese día de celebración para la mujer negra porque a veces nos quedamos en la historia de la mujer de Latinoamérica pero no reafirmamos también la historia de las mujeres negras que lucharon dentro de esta sociedad, de este país discriminatorio.

Allí podemos anotar que en ese día hacemos visibles los nombres de las mujeres que demostraron esa gran lucha. Mujeres como María Illescas, que fue una lideresa que trabajó por su pueblo afroecuatoriano y principalmente por la ciudad de Esmeraldas. En esa época, Esmeraldas era la ciudad de los zambos, donde ellos aportaron significamente al desarrollo del pueblo. Y en ese caminar de la Historia podemos llegar hasta el Valle de Chota, y hablar de Martina Carrillo, una mujer negra que luchó por su pueblo en la esclavitud, que caminó paso a paso en la selva hasta llegar a Quito donde el Presidente, para denunciar los maltratos de sus hijos, de sus hermanos en la hacienda la Concepción. Al regreso, la maltrataron tanto, con tantos latigazos que le abrieron el pecho, la espalda, y eso le causó la muerte.

Si seguimos caminando en la Historia, llegamos hasta Guayaquil, a otra mujer negra: María Chiquinquirá. Ella fue una esclava que trabajó y luchó para liberar a sus hijas, demandó al amo y alcanzó la libertad de su familia.

Esos nombres no están en la Historia, pero ese día reafirmamos esos nombres, y damos a conocer a las mujeres que han luchado.

Ahora estamos nosotras siendo visibles, nosotras que somos las nuevas cimarronas, que estamos liderando estos grandes procesos para construir una sociedad equitativa donde todos tengamos las mismas oportunidades.

¿Qué significa cimarronas?

Amada: En la época de la esclavitud, las cimarronas eran las mujeres luchadoras, las mujeres fuertes que armaban estrategias para sacar a sus hermanos de la esclavitud. Había cimarronas pasivas y cimarronas activas. Las activas lideraban en los palenques y en sus cabezas, con sus trenzas, hacían los caminos y los mapas para que sus hermanos pudieran salir. Ellas, dentro de sus puchos guardaban en su cabeza semillas para sembrar dentro de su palenque y poder tener la alimentación para sus hermanos.

Antes ese era un término despectivo porque lo relacionaban con los animales que salen corriendo. Pero nosotras le damos al término un aspecto reivindicativo, de altivez, de fuerza.

Ahora somos nosotras las nuevas cimarronas, que ya no somos esclavas, no tenemos atadas nuestras manos, y estamos luchando codo a codo con otras mujeres para construir esa patria diferente donde las mujeres indígenas, mestizas, somos iguales, ya que nacimos iguales.

¿Cuál es la situación de la mujer afro en Ecuador?

Inés: Nosotras somos mujeres afroecuatorianas. No somos mujeres afro, somos mujeres afroecuatorianas porque es lo que nos da el derecho a la territorialidad.

La afrodescendencia la asumimos al reconocer que somos parte, que llevamos dentro una raíz africana. Y es para nosotros indiscutible. No lo negamos porque es como negar parte de nuestra historia pero reconocemos que el país que nos vio nacer, crecer, se llama Ecuador. Y no perdemos el hecho de la ecuatorianidad: somos mujeres afroecuatorianas.

Amada: La situación de la mujer afroecuatoriana ha avanzado, hemos aprendido a reclamar nuestros derechos en cualquier parte donde nos encontramos. Nos hemos organizado, somos las verdaderas autoras de nuestro desarrollo.

La situación ha avanzado porque estamos organizadas a nivel nacional; tenemos una organización solo de mujeres afroecuatorianas que se llama Conamune, que aglutina a todas las mujeres del país, y en cada provincia hay organizaciones de segundo grado que también forman las de primer grado. En el caso de Esmeraldas, en el cantón San Lorenzo tenemos Momune (Movimiento de Mujeres Negras de Esmeraldas) que aglutina a 18 organizaciones rurales y comunitarias.

El avance lo hemos obtenido nosotras por nuestra fuerza y trabajo, nuestra luchas en las calles, ayudando a nuestras hermanas, diciéndoles el valor que tenemos las mujeres negras dentro de este país.

Más concretamente, ¿cuál es la situación a nivel político?

Inés: Como mujeres afrodescendientes hemos avanzado poco en la política partidista. En los mismos procesos de gobernabilidad hemos tenido pocas oportunidades para seguir aportando a un país. Hemos visto resultados muy positivos de nuestras hermanas en su calidad de concejalas, vice alcaldesas, presidentas de juntas parroquiales, otras en calidad de legisladoras. Pero eso es muy mínimo para lo que nosotras necesitamos ser. Queremos estar en esos espacios donde se toman decisiones políticas para decidir por nosotros y para nosotras.

¿Y en la educación?

Inés: En la parte de educación consideramos que nuestro aporte ha sido bastante fuerte y significativo. Tenemos, por ejemplo, el proceso de etnoeducación que ha sido un reto asumido mayoritariamente por las mujeres desde la docencia. Allí hemos iniciado un proceso de las bases organizativas quienes hemos llevado la posta para que este proceso de etnoeducación afroecuatoriano hoy tenga un referente nacional.

¿Cuáles han sido los avances más concretos?

Inés: Cuando digo avances en la educación me refiero a la parte de la incorporación de los aportes y de nuestra presencia. Se han incorporado algunos ejercicios que se están haciendo dentro del aula, donde ya se trabaja el docente enseña los aportes del pueblo afroecuatoriano, sus costumbres, sus tradiciones sus manifestaciones, sus expresiones culturales.

Y se reconoce también quiénes fueron aquellos hombres y mujeres que aportaron mucho al nacimiento de este Estado ecuatoriano. Y eso entonces ya está pasando en algunas aulas a través de unidades educativas, la mayoría están donde hay mayor población afroecuatoriana. Pero el proyecto es que no solamente se permita trabajar en estos territorios o que lo hagamos los docentes afroecuatorianos sino hacerlo todos como país.

Pero estamos por buen camino, estamos avanzando. Queremos que los otros también conozcan nuestra Historia porque ni a ellos ni a nosotros como afroecuatorianos nos enseñaron quién era el pueblo afroecuatoriano. Eso fue provocando unas brechas de estereotipos, y eso fue ahondando sobre todo esas estructuras racistas, de las que hoy a veces somos víctimas. Por eso nosotros decimos que nos toca ir desmontando toda esa carga.

Amada: En 2018 ya se creó la mesa de etnoeducación dentro del sistema educativo. Yo fui la primera coordinadora nacional de la etnoeducación donde alcanzamos un logro: el Ministerio nos firmó los lineamientos para la elección de la directiva de la etnoeducación nacional, provincial y cantonal. Logramos también crear la gestión educativa dentro del Ministerio de Educación, en la Secretaría Bilingüe, donde nosotras tenemos allí dos compañeras trabajando sobre la etnoeducación.

mujeres afro

Al final de la entrevista, Inés, Amada y Cinthia pidieron cantar como despedida y agradecimiento.

¿Y en otros aspectos cómo es su situación?

Inés: En la parte cultural, consideramos que nuestra situación como mujeres afroecuatorianas sigue caminando porque vemos cómo ese proceso de revitalización cultural nos ha dado la posibilidad de mostrar algunos elementos que hacen parte de nuestra identidad. Hoy el uso del turbante es una propuesta política, parte de la razón de nuestra lucha, de nuestra resistencia.

En la parte de la salud, decimos también que desde nuestra lucha organizativa seguimos dándole aporte a la salud a través de la medicina ancestral. En algún momento en nuestras comunidades ese conocimiento se mantenía guardado, no estaba visto para la sociedad ecuatoriana. Sin embargo, hoy gracias a estas luchas organizadas, nosotras, en diferentes escenarios, damos a conocer que nuestra comunidad guarda conocimientos ancestrales.

Pero también podemos decir que nuestra situación como mujeres ecuatorianas se ve en decadencia cuando no se nos da la misma oportunidad tanto en los procesos políticos, sociales educativos, de salud, como percibimos que otras mujeres, hermanas, sí tienen esa oportunidad.

¿Cómo consideran que la violencia de género afecta a las mujeres afroecuatorianas?

Inés: Por el hecho de ser mujeres, en determinados momentos de nuestras vidas, somos víctimas de esa violencia de género. Hay un patrón que afecta a la mujer en su conjunto. Y nosotras no estamos fuera de que nos afecte. Somos parte de ese tipo de actitudes. No sé a dónde piensa llegar la sociedad con estos actos de violencia que nos afecta mucho a nosotras. Y qué importa si eres negra, mestiza, indígena. Las garantías están ahí, hay leyes que garantizan el derecho a la mujer a vivir una vida libre de violencia. Pero eso no es suficiente.

¿Cuál es el obstáculo más grande que enfrentan aún las mujeres afro ecuatorianas?

Amada: Bueno, ya Inés habló de algunos temas, como la violencia, la educación, la salud, todo el trabajo que hemos venido aportando a este país y que a veces es invisibilizado. Nuestras mujeres han aportado muchísimo pero cuando se trata de visibilizar esos nombres, no ocurre.

Uno de los obstáculos a los que nosotros siempre nos enfrentamos es el racismo y la discriminación. Somos discriminadas por ser mujeres, por ser pobres, por ser negras. Pero la misma discriminación viene de la misma mujer mestiza, la que se considera en este país la élite. Para ellas no hay trabajo reivindicativo que debe salir a la luz, solo el de ellas. Y esos obstáculos los hemos venido superando desde hace muchos años, desde nuestras ancestras hasta nosotras. Por eso le decía hace un rato que nosotras somos verdaderas autoras de nuestro desarrollo.

Pero nosotras, dentro de la educación, hemos logrado insertar un gran número de hombres y mujeres negras que están impartiendo la enseñanza tanto en la primaria como en secundaria y también en las universidades.

En el obstáculo de la educación nos damos cuenta que años atrás las mujeres no íbamos a la escuela, principalmente las negras. Pero ahora, después de tantas luchas, sí lo estamos haciendo. Y usted ve que en la universidad muchas jóvenes están llevando adelante ese liderazgo de la mujer negra venciendo ese obstáculo de discriminación. Y la base principal para vencer esos obstáculos de la discriminación, va a ser cuando el Ministerio de Educación apruebe directamente la enseñanza de la etnoeducación.

Cuando los alumnos aprendan a hablar desde su territorio, aprendan a contar su historia. Estamos empeñadas en escribir nuestra propia historia, con nuestra propia letra. Porque si preguntamos quiénes escribieron la historia de los pueblos, han sido los blancos mestizos. No hemos tenido esa oportunidad de hacerlo pero estamos empeñados a reescribir esa historia.

Entonces el cambio va a ser desde la educación. Tenemos que desaprender lo que nos enseñaron mal. Y vencer ese obstáculo de que todo el Ecuador conozca nuestra historia.

¿Cómo se manifiesta esa discriminación que menciona?

Amada: Algunos creen que el pueblo negro es solamente bailes. Pero tenemos conocimiento, filosofía, pedagogía. El pueblo negro tiene saberes ancestrales, pero la discriminación de este sociedad racista no nos ha permitido mostrar.

Ahora el Ecuador está motivado viendo que estas dos ecuatorianas (Neisi Dajomes y Tamara Salazar) han ganado las medallas y llevaban puesto un turbante. Entonces ahora está en boca de todas el turbante, y empezamos a darle valor al turbante que utilizamos. Como una identidad.

Con ese triunfo, se le está dando visibilidad a lo que hacemos. Nosotras hemos empezado a decir sawabona que significa yo la valoro, yo la respeto y usted es importante para mí. Empezamos a decir y responder shikoba que significa nosotros existimos para usted. Una parte principal del saludo que hacemos las afroecuatorianas, que lo hemos tomado desde el sur de África de la tribu zulú. Y también decimos wunto que significa yo existo porque usted existe, o nosotros existimos porque ustedes existen, y es una regla de igualdad dentro de estas tribus. Y nosotras ahora lo estamos reafirmando acá en el Ecuador.

A pesar de estos avances de recuperar lengua y tradiciones, igual nos seguimos enfrentando también a estereotipos en la televisión, en los medios. Por ejemplo las hermanas de Azuay lucharon duro hace poco cuando mataron a una mujer negra con 113 puñaladas y eso está en los medios pero no le han dado la importancia a esa lucha de esas mujeres que lucharon para que este criminal cumpla su sentencia.

Usted mencionó recién el triunfo de las medallistas olímpicas, para terminar quería preguntarles ¿qué representó para la mujer afroecuatoriana el logro de Neisi Dajomes y Tamara Salazar?

Amada: Yo veo muy hermoso y con mucha satisfacción el triunfo de las dos hermanas afroecuatorianas porque así como todo el mundo está contento y el Ecuador, ¿cómo no vamos a estar contentas las mujeres negras? Ver que nuestra etnia, nuestras mujeres también luchan para decirles a las otras “nosotras sí podemos darle la gloria a nuestro país”.

§

Antes de cerrar la llamada por Zoom, Inés, Amada y Cinthia Jiménez —comunicadora de una de las organizaciones locales que estuvo de oyente durante toda la entrevista— me dijeron que querían despedirse cantando, como parte de su legado histórico de transmitir la palabra, «siempre para decir la verdad».

Entonces, entonaron:

Esta es mi tierra linda, el Ecuador, tiene de todo
Negras, mestizas, indias, sí señor, y minas de oro
Y sus mujeres son tan hermosas
Que se parecen a lirios y rosas
Y las negras son bonitas, sí señor, y caderonas
Vamos a sacar, a la mujer adelante
Le canto a mi tierra con amor, porque la llevo en el corazón
Sabrosa me siento de estar aquí porque es la tierra donde nací

Isabela Ponce Directora Editorial 150x150
Isabela Ponce
(Ecuador, 1988) Cofundadora y directora editorial de GK. En 2021 ganó el premio Ortega y Gasset. Dos veces ha sido parte del equipo finalista al premio Gabo. En 2019 ganó una mención de la SIP en la categoría opinión por una columna sobre violencia de género. Es consultora para medios de América Latina.
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