Los casos de las nuevas variantes de covid-19 siguen aumentando en el país. Esta semana el Instituto de Microbiología de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) analizó 31 muestras de las provincias de Loja, Pichincha y Sucumbíos. El Instituto anunció la noche de ayer, 16 de abril, que en las muestras tomadas en Quito, en la provincia de Pichincha, el 80% tenía la variable B.1.1.7, conocida también como la británica. En las de Loja el 50% de las muestras casos eran de esta mutación y en Sucumbíos el 40%. 

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Además, con el estudio se confirmó que en Loja hay un segundo caso de la variante P.1, originada en Brasil. El primer caso de esta mutación fue confirmado el 12 de abril. El Ministro de Salud, Camilo Salinas, dijo que se trataba de un paciente que estaba en terapia intensiva en un hospital lojano. Según una publicación del Instituto de Microbiología, el segundo caso no tiene relación con el primero, pese a que se identificaron en la misma ciudad. 

Belén Prado, asistente de Bioinformática del Instituto de Microbiología de la USFQ, dice que ya hay las condiciones para considerar que hay contagio comunitario de esta variante de covid-19. Sin embargo, el Ministerio de Salud todavía no lo ha confirmado públicamente. Prado dice que el contagio comunitario se da cuando se contagia una persona que no estuvo en contacto directo con un paciente confirmado ni tampoco ha tenido un viaje. “Quiere decir que alguien en su comunidad lo contagió. Ya no hay la importación del virus porque una persona viajó”, dice Prado. La variante inglesa ha sido de contagio comunitario en Pichincha, Guayas y otras provincias del país desde principios de 2021.   

En enero de 2021 se confirmó el primer caso de un paciente con la variante B.1.1.7, la británica, en Ecuador. Es una mutación del SARS-CoV-2, el virus que produce el covid-19. Prado dice que esta variante tiene ciertas mutaciones que permiten que sea más transmisible, lo que provoca que haya una mayor tasa de contagio. Dice que también se han reportado casos en los que la variante B.1.1.7 aumenta en un 55% la tasa de mortalidad en los pacientes que la tienen. 

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En cambio, la variante P.1 —o B.1.1.28—  se identificó por primera vez en el estado de Amazonas, al noroeste de Brasil en enero de 2021. Pocas semanas después, en la misma zona se identificó una variante de la P.1 conocida como P.2. Prado dice que aunque todavía no se ha demostrado sus efectos en la mortalidad de los pacientes, es una variable que aumenta la transmisibilidad. Además, hay casos en los que una persona que se contagia de covid-19 con esta variante se reinfecte poco después de pasar la primera infección. Según Prado, eso sucede porque el paciente no tuvo la respuesta inmune (que impide el recontagio, al menos por un tiempo) que el cuerpo sí se genera con otras variables.

El Instituto de Microbiología de la USFQ también dijo que en las muestras analizadas de Portoviejo, en la provincia costera de Manabí, no había un “reporte de variantes de preocupación”. Es decir, no se han identificado casos de aquellas que podrían provocar un incremento en la transmisibilidad del virus, una enfermedad más grave, mayor mortalidad o una reducción de la respuesta inmune. Las variantes B.1.1.7 y la P.1 son consideradas de preocupación por el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.