Con un discurso en el que reafirmó que “nos alejamos del Ecuador del pasado” y prometió obras públicas, diversificar la matriz energética, no dar tregua a la delincuencia y más, Daniel Noboa fue posesionado como el presidente de Ecuador por los siguientes cuatro años, junto a María José Pinto, vicepresidenta, el 24 de mayo de 2025 en el Salón Nela Martínez de la Asamblea Nacional.

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Ambos ganaron en las urnas el 13 de abril con el 55,63% de los votos al binomio correísta Luisa González y Diego Borja. Los asambleístas de la Revolución Ciudadana no asistieron a la ceremonia.

Noboa estará en Carondelet hasta 2029. La primera vez que llegó al poder fue en noviembre de 2023 tras el decreto de muerte cruzada del entonces presidente Guillermo Lasso. Enfrentó una grave crisis de seguridad—que hasta ahora tiene 25 homicidios al día—,  crisis energética, crisis política, cambios en su gabinete y más.

A la posesión asistieron Gustavo Petro, presidente de Colombia, Dina Boluarte, presidenta de Perú, Robert F. Kennedy Jr, secretario de Salud del gobierno de Donald Trump y más delegados internacionales de Chile, Rusia, Arabia Saudí, Alemania, Francia, Costa Rica, Marruecos, Panamá, Corea, Ucrania, Canadá, Italia, entre otras.

El discurso de Noboa, completo 

Este es el texto íntegro del discurso de Daniel Noboa en su posesión presidencial 2025.

Señora Maria José Pinto, vicepresidenta constitucional de la República del Ecuador, 

Señor Niels Olsen, presidente de la Asamblea Nacional, 

Excelentísima señora Dina Boluarte, presidenta de la República del Perú,

Excelentísimo señor Gustavo Petro, presidente de la República de Colombia,

Señoras y señores vicepresidentes, 

Ministros de Relaciones Exteriores y delegaciones de las diferentes naciones aquí presentes, 

Señoras y señores representantes de las funciones del Estado y organismos de control, 

Señores y señoras ministros, secretarios de Estado y autoridades del gobierno nacional, 

Señoras vicepresidentas de la Asamblea Nacional, 

Señor almirante Jaime Vela, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y comandantes generales de la Fuerza Terrestre, Naval y Aérea, y comandante general de la Policía Nacional, 

Honorable cuerpo diplomático acreditado ante la República del Ecuador, 

Señores y señoras vocales del Consejo de Administración Legislativa, 

Señoras y señores representantes de los Gobiernos Autónomos Descentralizados,  

Señoras y señores representantes de los Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Ecuador, 

Señora Romina Miraya de Olsen, 

Señora Lavinia Valbonesi de Noboa, nuestra querida primera dama, 

Querida familia, invitados, todos,

Hay momentos en la historia de un país que marcan  un antes y un después. Momentos donde no basta con mirar atrás, sino que es necesario mirar para delante, con la frente en alto y el corazón firme. Hoy es uno de esos días. Un día para hablar con la verdad, con la memoria viva y con la convicción de que lo que hemos hecho, y lo que está por venir, nos pertenece a todos, los aquí presentes y todos los que están afuera orgullosos de su Presidente que lo apoyaron desde el día uno.

Las dificultades las hemos enfrentado juntos.

Las oportunidades, las hemos creamos y las aprovechamos juntos. 

Y así mismo, los golpes los hemos esquivado juntos. Pero no solo los esquivamos, sino que los derrotamos juntos. 

Lo hicimos de manera contundente y determinada, con el único objetivo de salvar a esta patria. Esta  patria que fue saqueada, corrompida y secuestrada. Incluso en varios momentos hemos estado a punto de perderla. 

Esta patria que en un momento tuvo gobiernos que perseguían a las personas y que hoy en día tienen a un presidente y a una vicepresidenta que fueron perseguidos y hoy son autoridades.

Pero, a cada ecuatoriano que escucha estas palabras le digo: nunca más serán olvidados. Aquí hay un pueblo libre sobre un suelo libre. Reclamamos nuestra libertad y el derecho de vivir en un país donde finalmente impere la dignidad y el progreso.

Este debe ser el verdadero carácter de un pueblo, no el que nunca se equivoca, sino el que no se cansa de luchar por lo correcto.

Y esa es la esencia del Nuevo Ecuador. Nunca fue una campaña; es una forma de gobernar. Firme contra el  crimen, justo con su gente, visible con sus obras e indescifrable para la vieja política.

Esta guerra por el alma del país es nuestra. Y en este espacio quiero reconocer su compromiso con la  honestidad, el trabajo duro y su generosidad.

Esta victoria es del pueblo, porque son parte de este proyecto. Ustedes son mi fuerza y mi motor. 

En los meses previos a la elección eran sus gestos de cariño, sus palabras de aliento, los que me sostuvieron. Quienes antes fueron olvidados hicieron definitiva esta victoria.

Mi deber no es contentar al pasado; es luchar, como lo hemos venido haciendo, entregados a la tarea de salvar a la patria ecuatoriana.

Por eso, yo sé que mi deber no es alejarme de un conflicto porque nunca se había resuelto antes. No es mirar hacia otro lado para ahorrarme el desgaste que significa luchar contra criminales que se han creído dueños del país durante años.

Ese no soy yo, ese no es mi ADN, ese no es el Nuevo Ecuador. Y sobre todo, eso no es lo que ustedes esperan de mí. Esa no es la consigna que me dieron en Cuenca, Loja, Esmeraldas, Riobamba, Machala y mis hermanos migrantes, que desde sus balcones y cada esquina en un solo grito nos clamaban: !Luchen!. No paren de luchar.

Las personas que empujan hacia el futuro, que hoy se ubican a mi izquierda, mi gabinete, están ahí  porque no les ha temblado la mano en acompañarme en esta misión de recuperar al país.

Aquí están personas que soportan amenazas, juicios y ataques por enfrentarse a las mafias. Y si alguna vez dudaron, estuve con ellos, dándoles la fortaleza que se necesita.

Eso es lo que me enseñó mi padre, Álvaro Noboa Pontón, y su padre a él. Un verdadero comandante en jefe, jamás abandona a su tropa y exige según las circunstancias. Hago mías sus palabras hoy, y les transmito el mensaje que tantas veces me dijo con una sonrisa: “creo más en ti de lo que tú crees en ti mismo”.

Hoy quiero recordarles que creo en ustedes, en su trabajo. Creo en su capacidad de hacer las cosas bien.

Por eso las exigencias que tienen que afrontar son fuertes. Por eso la vara está tan alta. Por eso la  entrega es absoluta. En ustedes está la consolidación del Nuevo Ecuador.

Siempre fui claro: en esta primera etapa teníamos que rescatar al país.

Rescatarlo de las mafias, de la catástrofe económica, de la guerra y de los que se lucran de la guerra.

Y lo hicimos. Al Ecuador lo rescatamos del abismo económico y la catástrofe financiera que nos dejaron.

“Los anhelos santos de libertad, ahogados en el polvo sangriento.» El clamor de Luis Vargas Torres, describe al país que nos dejaron. Por eso, el año pasado le declaramos la guerra a todas las mafias  que pretendían reclamar a este país como suyo.

Esta no es una lucha contra la delincuencia común. Es una confrontación directa con estructuras criminales organizadas, con redes que operan dentro y fuera del país, con el financiamiento, armamento y objetivos claros: desestabilizar al Estado y someter a la sociedad al miedo.

A pesar de las amenazas, no dimos un solo paso atrás. No se lo permitimos, porque este país no les  pertenece.

Este país es de los ecuatorianos que se levantan todas las mañanas de manera honrada por sus  familias. Y es por ellos por quienes reclamamos el país.

Mi admiración y respeto a las fuerzas del orden.

A las gloriosas Fuerzas Armadas y a la valentía de la Policía Nacional. Han sido el escudo del Ecuador. “El honor más grande es entregar la vida”, son las palabras que tienen grabadas en las paredes de sus bases, cuarteles y en su alma.

Su sacrificio nutre el suelo de donde se levanta y construye el Ecuador. Sepan que cuentan con un  presidente que los respalda en su misión de proteger la vida de los ecuatorianos, y que luchará incansablemente junto a ustedes y por ustedes en el campo de batalla.

Las mafias no solo las combatimos en territorio, sino que también las combatimos casa adentro. Luchando contra la corrupción que estaba enquistada en todos los niveles de gobierno. Pues aquí se estrellaron.

Lo hicimos, y mientras combatíamos y limpiabamos, jamás deshonramos la promesa que teníamos con ustedes, el pueblo ecuatoriano: volver su dignidad una prioridad.

A los que tantas veces le negaron un trabajo por no tener un nivel de inglés suficiente, a ustedes los escuché, cuando nadie más lo hizo. Lo saben más que nadie. He aquí mi promesa: jamás volverán a ser olvidados.

Con ese título técnico, con esa pasantía, con ese bono, con esa condonación de deuda, demostraron que los ecuatorianos saben actuar y saben aprovechar las oportunidades, son agradecidos cuando tienen a un gobierno consciente a un gobierno solidario que los apoya y los protege. Este presidente, este equipo, esta nueva generación, cree y apuesta por sus mandantes porque solo se debe a ellos.

Avanzaremos paso a paso, firmes, implementando todas y cada una de las reformas necesarias para construir un Estado que no sea una carga para la sociedad, sino la base sólida para el crecimiento, el  empleo y la inversión. Porque hoy, estamos ante las puertas de cuatro años de progreso.

Serán 4 años donde los sueños, antes olvidados, se convertirán en realidades.

Nos enfocaremos en la inversión pública para generar empleo. Dedicaremos nuestro esfuerzo al trabajo joven, impulsando plazas laborales desde la obra pública, sin olvidarnos también del sector privado, tiene que tener nuestro apoyo, tiene que tener nuestro soporte.

Cada proyecto, cada construcción y cada mejora en infraestructura será una oportunidad para que más ecuatorianos, especialmente los jóvenes, accedan a un empleo digno. Los ecuatorianos, especialmente nuestros jóvenes solo quieren vivir mejor, quieren un gobierno que les permita soñar, que les permita, vivir mejor a cada uno de ellos y que sus hijos puedan vivir una mejor vida de la que ellos vivieron, de lo que ellos sufrieron estos últimos años. 

Se trata de abrir puertas, de activar la economía local y de darle a nuestra gente una razón para quedarse, crecer y creer en su país.

La permanencia escolar de nuestros niños será una prioridad: las aulas los esperan. Las condiciones laborales de docentes, trabajadores sociales y psicólogos educativos se fortalecerán. En las zonas más golpeadas por la violencia, surgirán Espacios Integrales Familiares como refugios de esperanza. 

Las mujeres ecuatorianas contarán con proyectos reales para su autonomía. Y el Bono de los 1000 primeros días llegará a más mujeres embarazadas y niños menores de dos años, como una muestra concreta de cuidado desde el inicio de la vida.

Será también la era de las obras: además de muchas obras de infraestructura vial, el Quinto Puente conectará el sector portuario guayaquileño con toda la industria del país, reactivando la economía y el comercio exterior.

El corredor E25 entre Buena Fe y Jujan tendrá, parte de la vía entre Quito y Guayaquil, está siendo rehabilitada y su ampliación se completará a 4 carriles en este período.

Estas obras se complementan con la repotenciación de los puertos como ejes de desarrollo. En estos  cuatro años construiremos 200 mil soluciones habitacionales también porque nuestro pueblo lo necesita, porque nuestro pueblo necesita una vivienda digna. No se puede prosperar sin un techo que nos proteja.

La Torre Oncológica del Hospital Eugenio Espejo en Quito será una realidad, así como la Repotenciación del Hospital Básico de La Libertad, entre otros. Y la deuda histórica con el Ecuador al fin será saldada: emprenderemos el proyecto del Museo Nacional aquí en Quito.

También, vamos a diversificar la matriz energética del Ecuador, construyendo un sistema que garantice energía limpia, suficiente y sostenible para todos los ecuatorianos.

Se reforzará y ampliará el sistema de transmisión de energía y calidad de entrega a los ecuatorianos. Se firmarán contratos anuales con el sector privado para generar 300 megavatios de energías renovables como solar, eólica, y geotérmica.

Se presentará la Ley de Energía Nuclear, y el nuevo modelo del sector eléctrico eficiente, abriendo el camino hacia el futuro y garantizando el abastecimiento de la demanda eléctrica del país.

A nuestro país le urge modernizar sus refinerías y elevar su producción de gas natural con la incorporación de desarrollo de los bloques costa afuera, esto lo lograremos con inversión extranjera pública y privada.

Vamos a renovar y darle carácter de empresa a Petroecuador, CELEC, CNEL y Enami, ya es hora. Terminaremos con la corrupción y esos ingresos serán para el desarrollo a favor de los ecuatorianos. Llevándonos hacia el futuro, de la mano de la transición y transformación energética.

La transformación digital marcará un antes y un después. Servicios públicos más transparentes y eficientes, empezando por el sistema de salud; dejarán atrás la opacidad y la ineficiencia.

Y no habrá tregua contra la delincuencia. La reducción progresiva de homicidios será una meta innegociable. Atacaremos las economías criminales de este país y las acabaremos. 

Mantendremos nuestro enfrentamiento contra el narcotráfico, se decomisarán armas, municiones y explosivos ilegales, y se ejercerá un mayor control en los puertos del país.

A todos los ecuatorianos y a todos los ojos que hoy miran al Ecuador como un destino, el compromiso con la transparencia es la línea que corta todos los pilares del Nuevo Ecuador: economía, educación, seguridad, obra pública, alianzas. Nada avanza si no se hace con limpieza, con vigilancia, seriedad y con integridad.

Cada funcionario sabrá que está al servicio del país y no de intereses personales. La corrupción no tiene espacio, y quien la intente, esté o no esté aquí hoy,  enfrentará consecuencias. 

Extiendo un caluroso saludo a nuestros invitados aquí presentes. Gracias por estar aquí. Gracias a cada una de las delegaciones, son muchísimas más que la primera vez. Y eso qué significa: Lo único que significa es que el mundo está empezando a creer en el Ecuador, el mundo está empezando a creer en los ecuatorianos. En esos ecuatorianos que quieren una vida mejor y que quieren cooperar con todas las naciones del mundo. Gracias.

Su esfuerzo en el viaje emprendido y su presencia reafirman el nuevo rumbo que como nación nos hemos fijado. Con lazos estrechos entre naciones, a nivel estrechos entre naciones, a nivel de lo público y privado, caminaremos estos 4 años hacia la apertura comercial, atrayendo inversiones que permitan explotar el verdadero potencial del Ecuador, potencial que por intereses perversos ha permanecido dormido, inmóvil y estancado.

Ecuador se prepara cada día más para recibir a inversionistas nacionales y extranjeros con las puertas abiertas y condiciones claras. Nosotros no vamos a defraudar al Ecuador, a los únicos que vamos a defraudar son a las oligarquías de siempre que se enriquecían a costas del Estado. A la corrupción, y a todas estas mafias que lo único que afectaban era el crecimiento y el desarrollo de nuestros jóvenes y de nuestras familias ecuatorianas.

Estamos creando un ambiente seguro, estable y competitivo que fomenta el crecimiento, protege las inversiones y garantiza oportunidades reales. 

Hoy, es momento de hacer lo necesario y demostrarle al mundo lo que es ser ecuatoriano. La naturaleza trabajadora que nos define. El talante que nos caracteriza. Y la honradez y respeto con los que nos presentamos ante el mundo.

A diferencia del término anterior, las esperanzas que los ecuatorianos depositaron en mí, no están puestas en un solo hombre.

Sino que su confianza por este proyecto joven hizo que hoy en la Asamblea Nacional, seamos la primera fuerza, compuesta por personas que tienen como misión hacer una política diferente.

En palabras de Goethe “Das Wichtige ist nicht, neue Dinge zu tun, sondern sie so zu tun, als ob sie noch niemand getan hätte”, que significa “Lo importante no es hacer cosas nuevas sino hacerlas como si nunca nadie las hubiera hecho antes”.

Esa es su misión, legislar como nadie lo hubiera hecho antes: atreverse a liderar los cambios que este país necesita para servir y generar bienestar a los ecuatorianos y hacer oídos sordos a los que solo buscan desestabilizar, molestar y entorpecer las leyes en beneficio del Ecuador. Niels, un reto enorme se visualiza en el horizonte. Por tu profundo amor por este país, y tu ciega confianza en mí, sé que eres el hombre para enfrentarlo.

Quiero agradecer también a mi madre por haber vuelto a la política nacional. Por más injusta que pudo haber sido con ella y con nuestra familia, ella volvió.

Solo una persona que ha vivido la persecución desarrolla la sensibilidad necesaria para combatir las injusticias. Gracias a mi esposa e hijos, por haber resistido junto a mí en la calma y en la turbulencia. Lavinia gracias por mantener a nuestro hogar como un puerto seguro.

No puedo terminar estas líneas sin agradecer a mi compañera de fórmula. María José, tu empatía y entrega a los más vulnerables desde que fuiste ministra te trajo hasta aquí y que alivio tener a una patriota al lado. En tu labor de atender a la infancia y por lo tanto el futuro, sé que no nos vas a defraudar.

Queridos ecuatorianos:

Les comparto una de las meditaciones de Marco Aurelio que ha definido el rumbo de mi vida:  “No te disgustes, ni desfallezcas, ni te impacientes, si no te resulta siempre factible actuar de acuerdo  con rectos principios. Por el contrario, cuando has sido rechazado, re emprende la tarea con renovado ímpetu y date por satisfecho si la mayor parte de tus acciones son bastante más humanas y ama aquello a lo que de nuevo encaminas tus pasos”.

No siempre saldrá todo como queremos. Habrá días en que el cansancio pese, en que nos equivoquemos, en que sintamos que retrocedemos. Pero rendirse no es una opción. Cuando caigamos, volvamos a levantarnos. Cuando perdamos el rumbo, volvamos a empezar.

Encarnamos una nueva forma de liderazgo, de hacer las cosas diferentes, de golpear mil veces con tal de lograr nuestros objetivos. No creemos en la comodidad, no venimos a heredar moldes viejos ni a maquillar errores. Venimos a romper ciclos, a hablar claro, a decir lo que nadie se atrevió.

Ya no se trata solo de llegar, se trata de transformar. De entender que el cambio real no es instantáneo, pero sí posible, si hay carácter, si hay convicción, si hay coraje para incomodar lo establecido.

Y lo tenemos. Porque si algo sabemos hacer es insistir, incomodar y empujar hasta ser triunfantes.

El futuro es nuestro, tengamos el coraje para creer en nuestro país y empujarlo hacia adelante.  Reclamemos con valentía lo que nos pertenece. Es momento de dejar atrás el miedo, la indiferencia y el conformismo. Este es el tiempo de actuar, de construir, y de unirnos con propósito. 

La historia del Ecuador no se va a escribir por sí sola. 

La escribimos nosotros.

Muchas gracias.

Emilia Pazymino
Emilia Paz y Miño
Periodista y fotógrafa. Cubre temas de medio ambiente. También le interesan temas de género y derechos humanos.
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