Tallarines eléctricos en San Juan.

Tallarines eléctricos

El paisaje urbano quiteño, invadido de miles de cables. Un ensayo fotográfico

Son miles. Cuelgan de poste en poste en Quito y, muchas veces son tantos, que no dejan ver. Estos tallarines eléctricos y telefónicos y de telecomunicaciones y de televisión y de quién sabe qué más son parte del cielo más bonito del mundo: el de la capital ecuatoriana. 

Uno mira hacia arriba y los ve colgando, enredados, algunos tensos y rectos, otros flojos, como si no supieran muy bien qué hacer allí.

Un poste quiteño, como un brazo fibroso de cientos de cables eléctricos
Los cables en Quito, un paisaje antinatural que tapa el paisaje natural

Son miles de kilómetros de estos tallarines eléctricos y de toda ralea: alrededor de 6.000 en baja y media tensión y otros 6.500 de alta tensión, según la Empresa Eléctrica de Quito

Son como las venas expuestas de la ciudad, entrelazadas, creando un paisaje tan común que a veces pasa desapercibido, aunque esté justo encima y aunque nos impidan ver los verdaderos paisajes. 

hay cables en Quito por todos lados

En medio de este enredo, hay otros enredos: muchos de esos cables ya no sirven para nada. Son restos de antiguas conexiones que no llevan electricidad ni internet, pero siguen colgados, acumulando polvo, invadiendo el espacio. 

Estos cables en desuso no son solo un problema visual; son un recordatorio de que, en algún momento, alguien se olvidó de ellos y de lo que representaban.

Una intersección en Quito, en la avenida América, infestada de cables eléctricos y de otros servicios

El problema es evidente y desde 2011, las varias administraciones que han pasado por el municipio de Quito desde entonces, carentes de cualquier vocación por la trascendencia histórica, han emprendido planes de soterramiento de cables. 

La Empresa Eléctrica Quito comenzó esos trabajos en el Centro Histórico, La Ronda y San Roque, soterrando unos 86 kilómetros de cables en 44 áreas hasta 2022. 

Los cables en Quito se mezclan con la naturaleza urbana
Los cables de Quito crean formas involuntarias en miles de postes

En 2022, una nueva ordenanza asignó la gestión de estos trabajos a la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas (EPMMOP), estableciendo una tarifa anual para las empresas que usan infraestructura soterrada. 

Una pareja en San Juan baja por donde hay varios cables

Con esta medida, se buscaba financiar futuras etapas del proyecto. El plan para 2023 incluyó soterrar 75 kilómetros más en zonas del hípercentro quiteño, como La Pradera y La Carolina, con la meta de soterrar 504 kilómetros en los siguientes cuatro años.

Un trabajador retira cables en Quito
Cables y más cables

No es un problema único quiteño (aunque, como decían las abuelas, el mal de muchos es el consuelo de los tontos): una investigación de The Wall Street Journal mostró cómo Estados Unidos está, también, envuelto en una maraña de cables.

Sobre el pavimento de la sombra de los cables
Quito lleno de tallarines eléctricos

Miles de kilómetros al sur del Río Grande, parecería que no hay en el horizonte quiteño un día en que la ciudad se levante, se desperece y, al abrir los ojos y ver por sus ventanas, no encuentre las fibrosas venas de sus servicios de toda naturaleza, que pintan un cielo lleno de cables, algunos necesarios, otros no, todos formando parte de una red que, en el fondo, no solo lleva electricidad, sino también las historias de una ciudad que creció mirando hacia arriba, aunque a veces sin ver lo que realmente tiene encima.

Un cablecito en ciernes
Nicole Moscoso Vergara Jose Maria Leon Cabrera 150x150
Nicole Moscoso Vergara y José María León Cabrera
Nicole es la directora audiovisual de GK, y José María, el CEO y director creativo de GK. Juntos desarrollan el proyecto de ensayos fotográficos de GK.

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