La escasez de agua en Ecuador no solo tiene una causa. Son varias y cambian dependiendo de las ciudades del país. Con la crisis energética, por ejemplo, barrios en Quito y Guayaquil se quedan sin agua cuando hay apagones.
¿La razón? Las empresas de agua potable usan sistemas de bombeo para impulsar el agua a lugares que quedan en zonas altas.
Pero, esta es solo una de las razones.
Te contamos cinco de ellas.
Sistemas de bombeo
Algunas de las estaciones de agua potable en Ecuador usan sistemas de bombeo para llevar el agua potabilizada desde la estación hasta las casas, edificios y sitios que quedan en zonas altas de las ciudades. Estas estaciones funcionan con electricidad para bombear el agua con fuerza desde la estación hasta las casas que están en sitios altos.
En las estaciones, el agua que llega de ríos, vertientes, páramos u otros sitios pasa a las “bombas” que son máquinas grandes que empujan el agua hacia arriba y hacia las casas. En ese proceso, las válvulas controlan cuánta agua se manda y a dónde va. Por medio de tuberías del sistema de agua potable el agua llega a los diferentes barrios.
Sofía Carpio, jefa de la Unidad de Operaciones del Centro de Distribución de la Empresa de Agua Potable de Quito, dice que cuando no hay energía “la estación de bombeo deja de operar y hay que esperar que regrese la energía para restablecer el servicio”.
Por eso, en las zonas altas, el cronograma de los racionamientos de agua dependen de los cronogramas de corte de las empresas distribuidoras de energía.
Sequía y bajo caudal de los ríos
El 21 de septiembre de 2024, el Comité de Operaciones de Emergencia Nacional (COE) declaró una alerta hídrica. Este comunicado se emite cuando los niveles de agua en los ríos necesarios para la generación de energía superan o caen por debajo de un límite establecido. En el caso de Ecuador fue por la sequía prolongada.
Según el gobierno, la sequía en Ecuador en el 2024 se debe al “peor estiaje de los últimos 61 años”. El estiaje es cuando, por falta de lluvias —Ecuador sumó 65 días sin lluvias—, el nivel del caudal de los ríos es más bajo que el normal. Cuando esto pasa, los suministros de agua para la generación eléctrica y de agua potable son afectados.
En Ecuador, el 92% de la energía proviene de centrales hidroeléctricas. Por eso la falta de lluvias, estiaje y la sequía prolongada afecta directamente a la generación de electricidad.
Destrucción de los páramos
Los páramos en la Sierra ecuatoriana son un gran suministro de agua. Al menos en Quito, la ciudad bebe de sus páramos. El agua quiteña es considerada una de las mejores porque es segura para beber, cocinar, lavar los platos, bañarse, lavarse las manos y los dientes. Según la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (EPMAPS), la calidad del agua de Quito es de 99,96%, el promedio más alto de todo el país.
Pero por años, los páramos han sufrido destrucción directa e indirecta por culpa de las actividades del hombre: el pastoreo y la agricultura. A lo largo del siglo XX, en el Antisana y en el Cotopaxi, por ejemplo, hubo haciendas dedicadas a la crianza de ganado y los dueños hacían acequias artificiales —huecos en la tierra— para escurrir el agua natural y así poder tener a sus ovejas y vacas. Eso deterioró el páramo.
Andrea Encalada, bióloga con un doctorado en ecología de agua dulce de la Universidad San Francisco de Quito, explica que un páramo es considerado bueno cuando tiene humedales —sitios donde se acumula el agua— que liberan lentamente el agua que almacenan y mantiene las reservas. Cuando los páramos están destruidos, cuando llueve, el agua “no se queda en el sistema”. Es decir, no se queda almacenado en los humedales y se escurre entre la vegetación.
Con el cambio climático y el calentamiento global los glaciares que también alimentan a los páramos se están derritiendo más rápido y, si los páramos están destruidos, el agua no se queda almacenada ahí, sino que se pierde.
Sofía Carpio, jefa de la Unidad de Operaciones del Centro de Distribución de Epmaps, explica que la Epmaps tiene iniciativas para cuidar los páramos. Por ejemplo, 250 mil hectáreas de páramos son protegidas por la Epmaps para salvaguardar el agua y su ciclo. El objetivo, dice Carpio, es “que los páramos estén totalmente intocables, que no entre ni ganadería, ni nada y garantizar el agua de la ciudad”.
Incendios forestales
Los incendios forestales que son más comunes en verano porque se propagan sin control por los fuertes vientos y la vegetación seca también afectan el suministro de agua de dos formas. La primera porque para apagar los masivos incendios forestales provocados se usan miles de litros de agua que podrían destinarse al abastecimiento de la población.
Según la Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos, entre el 23 de agosto y el 18 de septiembre de 2024 hubo 1.337 incendios forestales en 21 de las 24 provincias del Ecuador y afectaron 23.453,48 hectáreas de vegetación.
Solo los sistemas Bambi Bucket que tiene el Cuerpo de Bomberos de Quito, la Policía y el Ejército que se activan para sofocar los incendios, tienen una capacidad de llevar entre 450 y 2.500 litros de agua. En los incendios de Guápulo y del Cerro Auqui de Quito, en septiembre de 2024, desde el centro norte de Quito escuchamos al helicóptero con el Bambi Bucket pasar al menos 5 veces al día.
El sistema tiene un balde plegable, parecido a un globo, que recoge agua de una fuente —como ríos, lagos y reservorios— y, con una válvula controlada por el piloto, descarga una columna concentrada de agua a las llamas.
La otra forma en la que los incendios forestales afectan el suministro de agua es que las llamas, al quemar cientos de hectáreas de vegetación, interrumpen también el paso de agua por los riachuelos que abastecen a ríos como el Pita, de donde se saca el agua para potabilizarla para el consumo de la ciudadanía en el centro sur de Quito.
Marco Villacís, ingeniero civil con especialización en hidrología y profesor en la Escuela Politécnica Nacional, dice que cuando se quema la vegetación “la poca agua que está circulando en la zona tampoco puede llegar” hasta los reservorios de agua.
Villacís explica que por las quemas agrícolas y los incendios estamos en una sabanización —paso de bosque a pastizal— parcial en parte de la cuenca amazónica. Lo que provocaría menos agua para ser utilizada por las personas. Cuando la vegetación se destruye no puede cumplir su función de balance de agua. Es decir, la humedad que genera agua en el continente no se evapora, no va hacia el cielo, no cae en forma de lluvia y no puede completar su ciclo.
Falta de mantenimiento a las infraestructuras
La falta de mantenimiento en las estaciones e infraestructura de las empresas de agua potable de las ciudades, y la falta de mantenimiento de las hidroeléctricas han causado fallas en el suministro de electricidad, como el gran apagón de junio de 2024 o los problemas con los sedimentos en Mazar o Coca Codo Sinclair que hicieron que las hidroeléctricas dejen de funcionar. Esta falta de cuidado de la infraestructura también causa estragos en el agua potable.
El 27 de septiembre de 2024, la Empresa Pública Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento de Quito (Epmaps) anunció que desde la 1 de la tarde de ese día hasta la noche del 28 de septiembre no habría servicio de agua potable en al menos 100 barrios de Quito.
¿La razón? Un daño en el canal del río Pita, del que se toma el agua para la planta de tratamiento de agua potable de Puengasí, que abastece a varios barrios del centro sur de la ciudad. Sofía Carpio, de la Epmaps, dice que para reparar el daño “intervinieron como 72 metros de canal”.
Cómo cuidar el agua que tenemos
Enfrentar la escasez de agua no solo depende de las autoridades y de las empresas de agua potable, sino también de la ciudadanía. Según las Naciones Unidas, una persona debe usar entre 50 y 100 litros de agua al día. Pero solo en Quito, por ejemplo, explica Villacís, consumimos en promedio 200 litros.
Una forma de cuidar el agua es reduciendo el consumo con pequeñas actividades. Y, en los lugares donde llueve, poder usar el agua de la lluvia. Estos son algunos consejos de Sofía Carpio y Marcos Villacís para cuidar el agua:
- Cuando llueva, recoger el agua en tinas, baldes o embalses y usarla para:
- Lavar el auto
- Abastecer la cisterna del baño
- Remojar la ropa
- Limpiar ventanas
- Regar el jardín
- Al lavar los platos
- No dejes la llave abierta
- Usa una bandeja con agua para enjabonar y enjuagar
- Al lavarse los dientes
- Cierra la llave mientras te cepillas o,
- Pon agua en un vaso y úsala para enjuagarte la boca y lavar el cepillo
- Toma duchas de entre 3 a 5 minutos
- Evita usar la manguera al lavar el auto, se puede usar un balde con agua y jabón
- Riega las plantas con un balde en la noche o en la madrugada, para que el agua no se evapore con el sol
- Revisa fugas de agua en tuberías y sanitarios en las casas, así evitas desperdiciar el agua y pagar más
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