Desde un primer momento, las autoridades nacionales y locales aseguraron que el brutal incendio de Guápulo fue provocado.
El incendio devastó buena parte de las laderas del cerro donde se asienta el tradicional barrio quiteño, el martes 24 de septiembre de 2024. Al día siguiente, con algunos puntos calientes reactivados, los bomberos, militares, policías y voluntarios, seguían combatiendo con denuedo el fuego.
El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, calificó a los responsables de “terroristas”. Dijo que se investigará hasta dar con ellos. El ministro de gobierno, Arturo Félix Wong, anunció que hay una recompensa para quienes diesen información —llamando a la línea telefónica 131– sobre los causantes del incendio de Guápulo, que arrasó con al menos 146 hectáreas de vegetación seca, arbolada y matorrales. Eso es, aproximadamente, 29 estadios Olímpicos Atahualpa. Para Cristopher Velasco, experto en gestión de riesgos, todos los indicios dan cuenta de que el brutal incendio sí fue provocado. Aquí te explicamos por qué.
Al revisar el contexto de emergencias por incendios, en temporadas similares, al menos el 99,9% de ellos han sido provocados, precisa el experto.
Velasco cuenta que en 2015, durante la gestión del entonces alcalde Mauricio Rodas, se vivió un escenario un tanto similar. Ahí se descubrió que los lugares donde intencionalmente las personas provocaron incendios, eran de difícil acceso.
Es decir que, para asegurarse de provocar una emergencia, actúan conociendo que, técnicamente, no será fácil controlarlos.
Exactamente hace nueve años, el Cuerpo de Bomberos hizo una recapitulación de los incendios que padeció la capital. Hubo 1.715, que arrasaron con 3.102 hectáreas de arbustos, pastizales y pajonales.
Según ese reporte, el incendio más grave se desató en la parroquia rural de Puembo, al este de la capital, y consumió al menos 730 hectáreas.
Durante esas emergencias se necesitaron 702 bomberos. Tres de ellos fallecieron. Además, tres personas fueron sentenciadas a seis meses de prisión por provocar los incendios.
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Otros elementos para pensar que los incendios fueron provocados
Otro punto que apoya la teoría de que el incendio de Guápulo fue provocado, según Velasco, es el comportamiento que han mostrado los incendios.
Cuando surge un conato de incendio en un lugar específico y, al mismo tiempo, hay cinco o siete incendios activos, se podría estar tratando estratégicamente de dispersar la capacidad de los equipos de emergencia para controlar los siniestros más graves.
Durante el incendio del 24 de septiembre de 2024, hubo al menos otros tres incendios en diferentes lugares de la ciudad, uno en el cerro Itchimbía, en el centro norte, y otro en el barrio La Forestal, al suroriente de Quito. El Servicio Integrado de Seguridad (ECU911) y el Cuerpo de Bomberos de Quito, tanqueros, autobombas, motocicletas y personal de bomberos, agentes metropolitanos y más se movilizaron hacia los puntos para controlarlos.
“El incendio no se produjo porque alguien tiró un fósforo, así no funciona”, añade Velasco. Agrega que se requirió de combustión. Por eso, explica Velasco, la Agencia de Regulación de Hidrocarburos debería controlar el acceso a combustibles que son comprados por galones.
“Si no tuviéramos la capacidad del cuerpo de Bomberos de Quito, lo que hubiéramos vivido ayer sería una tragedia sin precedentes en la ciudad”, concluye Velasco.
Casi 24 horas después de que se desatara el gran incendio en Guápulo, el Municipio de Quito informó que un joven de 19 años fue detenido al ser el principal sospechoso de provocar el desastre. Al momento de su arresto tenía un galón de combustible.
Por último, al analizar el contexto en el que se originan los incendios, Velasco hace alusión a las quemas, en ciertos casos, controladas como las de basura o agrícolas que usualmente no presentan mayores dificultades para el desplazamiento del contingente operativo porque suelen ser de fácil acceso.
Por ejemplo, cuando la llamarada sale de una quebrada es de por sí un lugar inasequible y difícil de controlar. “Hemos tenido otros incendios que han sido de magnitudes importantes, pero ninguno, que yo recuerde, tan próximo a la población como el que vivimos ayer. Por eso es muy pertinente hacer una investigación”, insiste Velasco.
Según el experto en gestión de riesgos con lo acontecido es urgente trabajar en la prevención.
Primero, siendo más rigurosos con los castigos a quienes generan incendios forestales.
Segundo, haciendo un llamado al gobierno nacional y a la Asamblea Nacional para proponer urgentemente un proyecto de Ley de incendios forestales.
Al momento, el país enfrenta más de setenta días sin lluvias y las condiciones climáticas podrían, aún hasta octubre de 2024 –según estimaciones del Inamhi– predisponer a que otras emergencias similares ocurran.
Velasco recomienda, entonces, organización ciudadana. Por sectores, por administraciones zonales, y en los puntos más críticos que señalen las autoridades.
Otro consejo que da es que si no se está en la zona del incendio, no ir hacia allá. Hay que desplazarse solo si es estrictamente necesario y consumir información de fuentes oficiales.
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