TQG —léalo como Te quedé grande— es un fenómeno en el que Karol G y Shakira cantan. Tiene una letra que muchos han leído entre líneas, y ese sentido de reivindicación de la posición de una mujer que decide no llorar por un hombre.

Peor por un hombre que la ha traicionado.

TQG es un fenómeno porque su viralidad es un hecho, incluso desde antes de que el tema y video se publicaran. 

Su éxito se veía venir. Con todo el anuncio de su estreno, quedaba claro que este 24 de febrero, la canción sería escuchada por todos. A las 15 horas de su lanzamiento en YouTube, el video de TQG tiene 21 millones de vistas y es número uno en tendencias de música en esa plataforma.

TQG es un tema compuesto por Karol G, Shakira, el productor recurrente de Karol G, Ovy on the Drums, y Keityn —quien coescribió con Shakira la letra de la Bizarrap Sessions #53 y las de Monotonía y Te Felicito. Habrá gente para la que esta canción es un ejercicio más de despecho por parte de Shakira,  pero sería ingenuo ignorar que gran parte de las obras musicales que se han compuesto en toda la historia han tenido un corazón roto como punto de partida.

Aunque sí, es posible que para algunas personas haya cierto nivel de agotamiento ante la Shakira que canta sobre su relación que ha terminado. Y es posible que ella esté muy al tanto de eso, y es por eso que el tema del momento —su separación de Gerard Piqué— está menos presente en esta canción. Porque aquí, si bien hay empoderamiento de la mujer luego de la ruptura, se le da más realce a la idea de que el tipo que se fue y la dejó, hace el intento por regresar. Y ella lo pone en su lugar para que deje de hacerlo, con sarcasmo incluido.

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Un discurso que no aparece en las otras canciones de Shakira que han orbitado por el mundo en los últimos meses.

Lo que sucede en la canción

En TQG suceden cosas que respetan lo que se espera de un tema de reggaetón.

Empieza con un casi misterioso sonido de un pad —un teclado creando texturas o atmósferas—, con el que Karol G se pone a cantar una de las mejores melodías de la canción. Y luego llega el beat del dembow —ese tupá tupá tupá tupá— con un bajo sintetizado y programado, y ese pad de fondo, que ayuda a entender la armonía de la canción. Eso pasa casi en todo el tema.

Uno en el que se repiten los mismos acordes una y otra vez. Hasta el final de los tiempos.

En algún momento hay silencios, ciertos golpes del beat que no se hacen y algunos remates. También hay alteraciones en la dinámica de cómo y cuándo suena esa batería. Que es la forma que la canción tiene para dividir partes y anunciar cambios en la estructura. Hasta llegar a lo que se supone es el estribillo, o esa identidad que toda canción que busca ser popular necesita, conocida como el coro: “Bebé qué fue / no pues que muy tragadito / qué hace buscandome el lao’ / si sabes que yo errores no repito”.

Para terminar, la canción regresa a ese misterio del inicio —una redondez que es común en la mayoría de temas de reggaetón: terminar casi en el mismo lugar en que se iniciaron. Y estamos en el espacio en el que aparecen los anuncios —como el productor de la canción, Ovy on the Drums, anunciando su nombre— y en el que Shakira da la clave de por dónde va el título de la canción: “TQM, pero TQG”, dice ella, hablando. Lo que provoca la risa de Karol G, que dejaron en la versión final.

Las colombianas Shakira y Karol G en un fotograma del video musical de TQG.

Las artistas colombianas comparten un momento del video musical para la canción TQG. Fotografía de Universal Music.

Salvo la primera parte de Karol G —cuando canta “La que te dijo que un vacío se llena con otra persona te miente”— y cuando Shakira dice “Tú te fuiste y yo me puse triple M / Más buena, más dura, más leve”, el resto de las melodías son muy serviciales al beat y al género musical. Tanto que a medio camino de cada frase, ya se podría cantar lo que sigue. Es decir, nos suena a algo común.

¿Es eso un problema? No necesariamente.

En el nivel que Karol G y Shakira se mueven es importante el concepto del earworm —la traducción literal sería “gusano del oído”—, que hace referencia a aquella canción o música pegajosa y que se queda en nuestros cerebros y la seguimos tarareando hasta el infinito. Es lo que buscan. 

Y no es que el éxito está en la monotonía, sino en saber cuáles son esas herramientas sonoras precisas para encontrar una forma de que eso que es pegajoso vuelva a pegar, una vez más. Ovy on the Drums sabe lo que hace y se permite armar una canción con una estructura sencilla, que funciona por tener dos cantantes que, sin violentar el beat, pueden salirse de la fórmula por momentos. Haciendo de TQG algo orgánico.

Eduardo Varas 100x100
Eduardo Varas
Periodista y escritor. Autor de dos libros de cuentos y de dos novelas. Uno de los 25 secretos mejor guardados de América Latina según la FIL de Guadalajara. En 2021 ganó el premio de novela corta Miguel Donoso Pareja, que entrega la FIL de Guayaquil.
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