¿Qué tienen en común la invasión rusa a Ucrania, las elecciones en Latinoamérica y los grupos anti derechos? Además de ser temas que sucedieron o tomaron relevancia en 2022, también estuvieron marcados por estrategias de la desinformación que permitieron que mentiras alrededor de estos sucesos se posicionaran en la opinión pública.
Para hablar sobre la desinformación, cómo opera y por qué importa, el 31 de enero de 2023 GK organizó un webinar gratuito con cuatro expertas verificadoras de información latinoamericanas: Olivia Sohr, socióloga y periodista argentina de Chequeado; Ana María Saavedra, directora de Colombiacheck y colaboradora del medio Diálogo político; Cristina Tardáguila, directora senior del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) y fundadora de Agencia lupa en Brasil; y Samedi Aguirre, editora del Sabueso, una unidad de fact checking del medio mexicano Animal político.
Las periodistas analizaron las tendencias de la desinformación, sus impactos, qué pueden hacer los reporteros para combatirla y por qué es tan importante que desde los medios de comunicación se desmientan estos mensajes que buscan confundir a la ciudadanía.
El foro estuvo dedicado no solo al análisis de la desinformación, sino también a compartir herramientas y tips para identificar estos mensajes imprecisos que suelen viralizarse. También incluyó experiencias profesionales que les han ayudado a las panelistas a verificar el contenido que vemos a diario en redes sociales, con el propósito de que otros comunicadores puedan aplicarlos en sus coberturas.
Como punto de partida, las cuatro expertas hablaron de las tendencias de desinformación que hubo en 2022 y los retos que estos contenidos engañosos implican para este 2023.
Una pauta para identificar información no confiable en redes sociales que fue mencionada en el foro fue cuando se saca de contexto la información. Es decir, recalcar la importancia de entender los mensajes en su totalidad y no solo frases sueltas.
¿Y por qué caemos en estas “trampas” comunicacionales? Las panelista explicaron que uno de los motivos es que estos espacios que comparten contenidos imprecisos también usan información real, para que el lector tenga dificultad al identificar qué es cierto y qué es falso, o que al ver información que conoce como cierta, tienda a creer que todo lo difundido por un medio, página o comunicador, es cierto también.
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