Día en positivo para el Solana, que se pagó a las 17:35 horas a 136,78 dólares, lo que supuso un incremento del 3,46% frente a la cotización de la jornada anterior, cuando acabó con 132,20 dólares.

En relación a los últimos siete días, el Solana registra una ganancia del 22,44% y en términos interanuales acumula aún una subida del 387,02%.

En el último año, el Solana ha llegado a cambiarse en un máximo de 178,31 dólares, mientras que su nivel más bajo ha sido 78,94 dólares. Por otro lado, el valor de esta criptomoneda basada en Blockchain se posiciona más cerca de su valor que del mínimo.

Analizando este dato con el de jornadas previas, dio la vuelta al dato del día previo donde experimentó una caída del 9,6%, mostrando en las últimas fechas una falta de estabilidad en el resultado.

¿Cuál es la volatilidad de esta criptomoneda?

La volatilidad es un factor que puede afectar considerablemente a la rentabilidad, valor y activos financieros y gestión de carteras en general. Básicamente, la volatilidad financiera muestra una variación o cambio de tendencia de un activo dentro de un periodo temporal determinado.

Dicho de otro modo, si una criptomoneda apenas tiene variaciones importantes, esto significará que su volatiildad será baja. ¿Por qué? Porque su tendencia no ha cambiado. Por el contrario, un precio con sucesivas variaciones altas en el tiempo repercutirá en un incremento de la volatilidad. Como conclusión, podemos decir que una alta volatilidad supone un mayor riesgo de inversión, mientras que una baja implica menor riesgo.

En la última semana la volatilidad del Solana fue notoriamente inferior a la acumulada en el último año, de manera que está teniendo un comportamiento más estable de lo previsible en fechas recientes.

Podemos afirmar, por lo tanto, que la volatilidad mide la posibilidad de que una inversión pierda valor. Un valor estable significará seguridad para el inversor, mientras que las alteraciones supondrían más riesgo para los inversores más activos.

Por supuesto, hay diferentes formas de medir la volatilidad de un activo (principalmente, en función del periodo y momento en el tiempo en el que se entienda el concepto) y es un valor generalmente constante, pero como en todo, está expuesto a riesgos que pueden provocar cambios de tendencia.