En la última sesión la nueva moneda cotizó a las 12:00 horas a 42.600,06 dólares, lo cual supuso una ganancia del 3,71% si se compara con el dato de la jornada anterior, cuando marcó 41.078 dólares.

Con respecto a la última semana, el Bitcoin registra una mejora del 4,03%, por lo que en el último año mantiene aún un incremento del 30,61%.

En la foto anual, la moneda virtual ha llegado a pagarse en un máximo de 47.669,43 dólares, mientras que su nivel más bajo ha sido 35.059,82 dólares. Por otro lado, el valor de esta criptomoneda basada en Blockchain se posiciona más cerca de su máximo que de su mínimo.

En relación a fechas previas, con este dato interrumpió la racha negativa que llevaba en las dos jornadas anteriores.

¿Cuál es la volatilidad de esta criptomoneda?

La volatilidad es un elemento que puede influir en consideración sobre la rentabilidad, valor y activos financieros y gestión de carteras en general. Básicamente, la volatilidad financiera expresa una variación o cambio de tendencia de un activo dentro de un periodo determinado de tiempo.

Dicho de otro modo, si una criptomoneda apenas tiene variaciones importantes, esto repercutirá en una baja volatilidad en el mismo. ¿Por que razón? Porque su tendencia apenas ha variado en ese tiempo. No obstante, un precio mucho más variable en el tiempo repercutirá en un incremento de la volatilidad. Como conclusión, podemos decir que una alta volatilidad supone un mayor riesgo para los inversores potenciales, mientras que una baja implica menor riesgo.

En la última semana la volatilidad de la moneda basada en Blockchain presentó un balance claramente inferior a la volatilidad que reflejaron las cifras del último año, de manera que su cotización está presentando menos alteraciones de lo previsible en fechas recientes.

Podemos afirmar, por lo tanto, que la volatilidad mide la posibilidad de que una inversión pierda valor. Un valor estable brindará seguridad para el inversor, mientras que las alteraciones supondrían más riesgo para los inversores más activos.

En finanzas hay diferentes maneras de medir la volatilidad de un activo (principalmente, en función del periodo y momento en el tiempo en el que se entienda el concepto) y es un valor generalmente constante, pero como en todo, no es libre de riesgos que pueden desembocar en cambios de tendencia.